lunes 28 de julio de 2014, 09:28h
Ea, se
acabó lo que se daba. Ya se han renovado y han colocado por aclamación a Pedro
Sánchez como el maniquí del escaparate del nuevo PSOE, como imagen de un
neosocialismo joven, alto y guapo, entre el "yuppie" y los JASP, que
deja atrás, condenada al olvido, la rémora antigua, anquilosada y obsoleta de
los popes de la transición encarnada en la figura de Alfredo Pérez Rubalcaba.
Queda por ver si esta tan cacareada renovación sirve para algo más que para un
simple intercambio de cromos, de caras y de gestos. Habrá que esperar para
comprobar si el nuevo equipo de Sánchez, amparado y vigilado por la
todopoderosa presidenta de la Junta, Susana Díaz, trae nuevas ideas que
sacudan de raíz a un socialismo anclado en las teorias del siglo XIX y que no
ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos que imponen otros retos, otros
programas y otras metas que poco tienen que ver con las que defendía su
fundador, Pablo Iglesias, el impresor, no el de la coleta que se
ha convertido tras las últimas elecciones europeas en el coco de la izquierda
española, en el tío del saco que les va a robar los votos de sus simpatizantes.
Pero a lo que iba. El Congreso Extraordinario del PSOE que acaba de clausurarse
en Madrid ha confirmado algo que ya se sospechaba, que no se ha hablado nada de
programas, que las prometidas primarias para la elección del candidato
socialista a la Presidencia del Gobierno se aplaza "sine die" hasta
que le venga en gana a una que yo me sé, y que Susana Díaz aumenta
ostensiblemente su poder en la nueva Ejecutiva de Pedro Sánchez con la
incorporación a la misma de nada menos que ocho miembros, tres más que lo que
tenía antes, entre ellos la presidenta, Micaela Navarro, el secretario
de Política Federal, Antonio Pradas, y las Secretarías de Sanidad, María
José Sánchez Rubio; Formación, Estefanía Martín Palop; Agricultura,
Pesca y Desarrollo Rural, Maria Luisa Faneca; y Cooperación para el
Desarrollo, Noemí Cruz, así como los vocales Francisco Pizarro y Juan
Carlos Durán. Un desembarco que deja bien a las claras cuál va a ser la
Federación que mueva los hilos del partido en los próximos meses, al menos
hasta las elecciones municipales y autonómicas de la primavera del 2015.
Recibo la llamada telefónica de un amigo para felicitarme. "Estarás
contento, me dice, a tu amiga y paisana Micaela Navarro la han nombrado
presidenta del PSOE. En Jaén estarán de enhorabuena". Le contesto que,
aunque parte de los socialistas jiennenses haya hecho la ola por el
nombramiento, no se equivoque. Primero porque, al contrario que en el PP, la
Presidencia del PSOE, que tradicionalmente ha recaído en los últimos años en un
andaluz (Chaves y Griñán, han sido los dos últimos en ocupar ese
puesto) es un cargo bastante decorativo y con escaso poder efectivo; segundo
porque Micaela efectivamente es paisana mía, ella de Andújar y yo de Arjona, a
escasos 14 kilómetros, donde pasó parte de su niñez, pero aunque compartamos el
haber sido ambos Pregoneros de Fiestasantos y hayamos también compartido mesa y
mantel en más de una ocasión, no considero que sea especialmente amiga mía,
sino simplemente conocida. Y tercero porque ese "ascenso" de Sánchez
puede que sea una "patada hacia arriba". que le haya dado Susana para
quitársela de en medio y mandarla a Madrid.
Les explico. En el último Congreso del PSOE celebrado en Sevilla a principios
de 2012, mientras Susana Díaz apoyaba a sin dudar a Carmen Chacón,
Micaela Navarro fue una de las dirigentes que más se movió entre
pasillos en favor de la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba. Además,
en aquella época era una de las consejeras mejor valoradas del Ejecutivo de Pepe
Griñán e incluso había bastantes rumores de que sería ella quien le
sucedería como presidenta de la Junta. Rubalcaba ganó por un escasísimo margen
y Griñán, acosado por los EREs fraudulentos y preimputado por la juez Mercedes
Alaya, se vio obligado a dimitir dejándole el cargo a Susana.
Posteriormente, en el Congreso del PSOE-A que designó a Susana Díaz como
secretaria general, Micaela Navarro fue elegida presidenta del partido
en Andalucía, algo que, según algunos, fue una imposición del entonces
secretario general del PSOE, Pérez Rubalcaba. Por lo tanto, conociendo
como conocemos las maniobras maquiavélicas de Susana, a nadie le puede extrañar
que este premio sea un caramelo envenenado para quitarse de en medio a una
posible rival en el caso de que en Andalucía hubiese primarias a la candidatura
a la Presidencia de la Junta de Andalucía. De momento, en este juego de damas,
la blanca y rubia (Susana) se ha comido a la negra y morena (Micaela). Ya veremos
quien gana la partida al final. O, ¿quién sabe? Dicen que la política hace
extraños compañeros de camino.