"La paz y la defensa de los débiles son
nuestra razón de ser". Así comenzó Pedro Sánchez este domingo su discurso de
clausura del congreso extraordinario del PSOE, un congreso que no solo ha
supuesto un nuevo secretario general y una nueva dirección para el partido,
sino acaso el comienzo de una renovación de la izquierda española, sometida hoy
a no pocos zarandeos. Un discurso muy orientado precisamente a la izquierda,
como el de este domingo, marca el rumbo
que Sánchez quiere dar al PSOE, según dicen gentes de su nuevo equipo: salir al
encuentro de los 'indignados', de "quienes nos abandonaron y eligieron otras opciones"
(por supuesto, no citó a 'Podemos') será una prioridad en la actuación del PSOE '2014.
"La paz y la defensa de los débiles son
nuestra razón de ser". Así comenzó
Pedro Sánchez este domingo su discurso de
clausura del congreso extraordinario del PSOE, un congreso que no solo ha
supuesto un nuevo secretario general y una nueva dirección para el partido,
sino acaso el comienzo de una renovación de la izquierda española, sometida hoy
a no pocos zarandeos. Un discurso muy orientado precisamente a la izquierda,
como el de este domingo, marca el rumbo
que Sánchez quiere dar al PSOE, según dicen gentes de su nuevo equipo: salir al
encuentro de los 'indignados', de "quienes nos abandonaron y eligieron otras opciones"
(por supuesto, no citó a 'Podemos') será una prioridad en la actuación del PSOE'2014.
Se iniciaba así, con la clausura de este
congreso, una semana, esta semana, que debe ser pródiga en acontecimientos
políticos, comenzando por el encuentro este lunes de Sánchez con
Mariano Rajoy
y terminando con la 'cumbre' entre Rajoy y el presidente de la Generalitat,
Artur Mas. Semana difícil, en la que ni el presidente del Gobierno, ni el ahora
líder de la oposición, ni tampoco el president de la Generalitat, que, entre
escándalos interiores y bofetones exteriores, acude algo debilitado a su cita del
miércoles en La Moncloa, se pueden permitir llegar con las manos vacías al
viernes. Ese viernes en el que el presidente del Gobierno mantendrá una de sus
raras ruedas de prensa 'sin límites' con los informadores, dando cuenta
prolija, se espera -se espera--, de lo tratado y lo no tratado con sus
importantes interlocutores.
Precisamente sobre su encuentro con Rajoy --cuyo
nombre fue abucheado por los congresistas- este lunes, Sánchez anunció que va a
decir 'no' a la propuesta de reforma electoral del presidente. "Si Rajoy quiere
regenerar la vida política, lo tiene sencillo: que coja una escoba y empiece a
limpiar su casa". "Hoy es un mal día
para la derecha española, para los tramposos que se envuelven en la bandera de
España y se llevan su dinero a paraísos fiscales, un mal día para los que
quieren un PSOE débil", enfatizó, ya casi al final, y fue el delirio en un
auditorio que se venía abajo con los aplausos.
El pistoletazo de salida de la semana,
quizá decisiva, que nos viene fue la clausura del congreso, con el esperado
discurso -interrumpido decenas de veces por los aplausos-- del nuevo líder
socialista. Sánchez desgranó un rosario de buenas intenciones reformistas,
aunque sin concretar demasiado aún cómo piensa afrontar los propósitos
enunciados. Aseguró Sánchez que va a reivindicar todos los pasos de sus
antecesores, González y Zapatero, pero "tenemos que ganar el futuro, modernizar
la izquierda y modernizar una España que está en la encrucijada, que corre el
riesgo de quedarse en el vagón de cola de la modernización". El nuevo
secretario general, que cosechó más del ochenta y seis por ciento de los votos
de los delegados, pidió iniciar "de una vez por todas" la transición económica.
Recuperar la capacidad económica de la clase media y trabajadora, acabar con
los paraísos fiscales, luchar contra el fraude fiscal, terminar con las
deficiencias en sanidad, con los aforamientos, limitar los mandatos a dos
legislaturas, son cuestiones que forman parte de su línea de actuación. Y, claro,
reformar la Constitución en un sentido federal. "Voy a exigir al presidente que
acuda al congreso para garantizar que no se vuelva a malvender ningún banco
público" y también "voy a derogar la reforma laboral", o "voy a derogar los
acuerdos con la Santa Sede", fueron algunos de sus muchos anuncios en un
programa 'reformista y progresista', como fue definido por muchos asistentes.
No quiso callar ningún tema: pero no aceptó
las críticas que ha recibido, por ejemplo, por no votar a
Jean-Claude Juncker
como presidente de la Comisión Europea: "no ha sido ningún error, ha sido
coherencia", insistió, enfatizando lo que tantas veces ha repetido: que "no va
a haber grandes coaliciones, ni en Madrid ni en Bruselas".
--Un partido nuevo, más joven--
Qué duda cabe: este congreso extraordinario
ha sido diferente a los congresos que los veteranos conocíamos. "Por aquí ha
pasado un tsunami", me comentaba un colega que también acumula trienios
cubriendo informativamente este tipo de actos. "No conozco a casi nadie de la
nueva ejecutiva; ni de nombre, ni de cara", confesaba otro de los muchos
periodistas que pululaban por el inmenso hotel donde se celebraba el tumultuoso
congreso. Y es cierto: el tsunami ha acabado con muchos rostros conocidos, 'los
de siempre' y ha hecho aflorar un partido nuevo, el partido que va a estar
dirigido por alguien que, como Pedro Sánchez, era casi un desconocido -salvando
su participación en algunas tertulias televisivas-hace apenas siete meses.
Es lo primero que se percibía cuando paseabas por los enormes pasillos
abarrotados de delegados e invitados: la edad media se ha rejuvenecido. Lo
segundo que choca es la ausencia en esos pasillos de tantos veteranos que han
protagonizado la historia de los últimos cuarenta años: ni Yáñez, ni Guerra, ni
otros que estaban en aquella famosa 'foto de la paella', aquel grupo de
militantes sevillanos que se harían, gracias a un 'pacto del Betis' con vascos
y madrileños, con el control del PSOE en el congreso de Suresnes, octubre de
1974, casi cuarenta años ya. Ni están
Nicolás Redondo, ni
Pablo Castellanos
-que pronto abandonó el partido--, ni
Enrique Múgica, ni José María Benegas -a
quien desde aquí deseo una pronta recuperación--, ni
Eduardo Martín Toval, ni
Carlos Solchaga, ni, por supuesto,
Narcís Serra...Todo eso pertenece ya al pasado
y ni está en 'este' PSOE de 2014, ni se le espera. Sí se vió, en la jornada de clausura, a
José Luis
Rodríguez Zapatero, con quien algunos, algo malévolamente, han querido comparar
a Pedro Sánchez, sin demasiada razón, esta es la verdad, y también estaba por allí a la que fuera su
vicepresidenta,
María Teresa Fernández de la Vega.
--Felipe, un
icono--
Y si estaba Felipe González
era ya casi como un icono. A Felipe los militantes le respetan,
independientemente de cuál fuese su última deriva política y cuál esté siendo
su actual deriva económica. Pero la verdad es que en el PSOE de
Susana Díaz, de
Pedro Sánchez, de César Lueno, etcétera, Felipe pinta muy poco; ha quedado para
los libros de Historia, con mayúscula, y para los de historia, con minúscula.
Ocupó veintidós años de la trayectoria del partido que fundó Pablo Iglesias,
ascendió a lo más alto...y ya está.
Los congresistas e invitados
son gentes con una composición sociológica de perfil profesional, clases medias
muy lejanas al perfil obrero que fundó el partido. Ignoro cuál es la edad media
de los congresistas, pero no debe andar muy por encima de los cuarenta años; más
o menos, como la ejecutiva. Todos quieren hacerse 'selfies' con 'Pedrou', que
es como le aclaman las 'jóvenas' y no tan 'jóvenas', que se lanzan a sus
brazos, le achuchan y complican su trayecto por los pasillos. Y claro que hay
descontentos: más
Madina, que ha quedado como un referente malhumorado antes que como el embrión de
una 'oposición interna', que el otro candidato,
Pérez Tapias, que no ha
perdido, lo he constatado, el buen humor en ningún momento. Tampoco lo ha
perdido el presidente asturiano, Javier Fernández, que se ha quedado algo en la
reserva, cuando debería haber ocupado puestos muy destacados en este partido
refundado, y que nadie me diga que es que tiene sesenta y tantos años, porque
esto no es una mera cuestión de edad, aunque muchos crean que ser joven es
condición necesaria y suficiente. Del otro gran 'descolgado', el extremeño
Guillermo Fernández Vara, nada se supo.
Ahora falta, claro, saber qué
ofrecerá el PSOE de rostros renovados. ¿Ideas también renovadas? Para saberlo
no basta con los discursos más o menos brillantes -y el de Sánchez lo fue-- en la clausura de un
congreso aplaudidor. Este lunes, cuando el flamante secretario general Pedro
Sánchez se entreviste con Mariano Rajoy, tendremos una primera muestra de si el
líder socialista -y, ahora, de la oposición-se muestra algo más pragmático que
cuando ordenó a los suyos no votar a Juncker en Bruselas -el mismísimo comisario Joaquín Almunia lo ha
criticado, a quien ha querido escucharle, en los pasillos del congreso--,
o cuando aseguró, tajante, que no pactará con la derecha. O que la regeneración
pasa necesariamente por la 'jubilación' de ese Rajoy con quien está, que lo
sepa desde ahora, condenado a entenderse. Al menos, en lo tocante a las reformas necesarias para solucionar el 'problema
catalán'. Menuda semana nos espera.
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