Exposición razonada de motivos
domingo 27 de julio de 2014, 09:07h
Todo parece indicar que la juez Mercedes Alaya va a soltar pronto
la cuerda que tiene atados al Juzgado de Instrucción número 6 de
Sevilla a dos ex presidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, y a cinco ex consejeros del Gobierno andaluz, José Antonio Viera, Carmen Martínez Aguayo, Antonio Ávila, Manuel Recio y Francisco Vallejo,
preimputados todos ellos por la magistrada en el asunto de los EREs
fraudulentos. Y es posible que lo haga este mismo fin de semana mientras
en la capital hispalense se celebra el Congreso Extraordinario del PSOE
que, presidido por Susana Díaz, ratificará la elección de Pedro Sánchez como
secretario general. Tengo un amigo que afirma que no existen las
casualidades, que toda acción tiene su por qué, sus causas y sus
efectos. Y, claro, viendo como se ha desarrollado la instrución de los
EREs falsos y analizando cuando se han producido los autos importantes
de la juez astigitana, no me extraña que los socialistas anden con la
mosca detrás de la oreja sospechando que cada imputación haya coincidido
con algún congreso del partido, alguna toma de posesión o algunas
elecciones. Yo también estaría mosqueado si fuese del PSOE, que
evidentemente, no lo soy. En descargo de la magistrada hay que reconocer
que los socialistas se han excedido en los últimos años con los
congresos y los relevos en la cúpula en busca de ese "eslabón perdido"
que les abriera las puertas a una renovación con esperanzas de un futuro
mejor. Raro ha sido el mes en el que no han celebrado algo y así,
claro, a nadie le extraña que los autos de la juez se solaparan con los
saraos socialistas.
Pero, en fin, a lo que iba, que Alaya ha
pedido a la Fiscalía Anticorrupción que le comunique urgéntemente que
tribunal tiene que juzgar a los aforados preimputados en los EREs falsos
ya que algunos de los "preimputados", Chaves, Griñán y Viera, pasarán al Tribunal Supremo por su condición de diputados o senadores, y el resto, Aguayo, Ávila, Recio y Vallejo,
tendrán que ser juzgados por el Tribunal Superior de Justicia de
Andalucía por ocupar un puesto como parlamentarios autonómicos. Este
sería el último paso antes de que la juez instructora se inhiba
a un tribunal superior mediante una resolución judicial conocida con el
nombre de "exposición razonada de motivos", en la cual Alaya lleva
trabajando
ya varios meses y que todo apunta a que se notificará de forma
inmediata, nada más tener la respuesta de Anticorrupción. La verdad es
que a la sin par magistrada no le hace falta ya seguir con algunas de
las causas abiertas con los aforados porque, al menos, aunque no los
haya podido juzgar ella, les ha obligado a dimitir de sus puestos
políticos poniéndolos en la diana de la opinión pública y publicada. Ya
veremos si los altos tribunales a los que corresponde ahora su turno,
son capaces de seguir la investigación o, lo que es más posible, deciden
darle carpetazo al asunto.
Y es que después de casi cuatro años
de instrucción, de muchas noches en blanco, de cientos de miles de
folios, de casi doscientos imputados y de diversas macrooperaciones de
la Policía y la Guardia Civil, el Caso de ls EREs fraudulentos y sus
diversas secuelas, Invercaria, Mercasevilla, cursos de formación,
facturas falsas de la UGT, en las que se han dilapidado miles de
millones de euros del erario público, que se dice pronto,ha arrastrado
consigo algo que los andaluces deberíamos de habernos dado cuenta hace
ya bastante tiempo, que la prmanencia en el poder de un partido de forma
ininterrumpida durante más de cinco años provoca un caldo de corrupción
en el que suelen pescar impunemete los más listos o los mas golfos de
la clase, que son bastantes.
Tendrá que pasar algo de tiempo para poder emitir un jucio justo, pero no cabe la menor duda que la ingente labor de la juez Mercedes Alaya en
estos últimos cuatro años destripando pormenorizadamente todos estos
casos de corrupción política se merecen, cuando menos, una medalla de
Andalucía. Sí, ya sé que Susana Díaz no se la va a dar, faltaría más,
pero desde aquí propongo una suscripción popular y una recogida de
firmas para hacerle la justicia que se merece.