Cómo acabar con la Universidad
miércoles 23 de julio de 2014, 13:12h
Hay emprendedores que convierten en oro todo lo que
tocan y otros que acumulan fracaso tras fracaso. Cuando las personas se juegan su
dinero y no engañan a terceros, el fracaso es casi siempre un acicate para
volver a intentarlo. En Estados Unidos, el empresario que no ha fracasado dos o
tres veces antes de triunfar no tiene buena reputación. Sólo pasa allí. En
España, los empresarios -los únicos que de verdad crean empleo- son casi siempre
los malos de la película y en lugar de apoyarles les ponemos trabas. En general
derribamos a los ídolos con la misma facilidad con que los encumbramos.
En política es parecido. Todavía estamos buscando
alguna razón para que Zapatero fuera el "dueño" del PSOE, del Gobierno y del país y todos los que
hoy reconocen cómo nos dejó, le rindieran pleitesía y guardaran silencio ante
sus tremendos errores, trufados de algún acierto. Un desastre sin paliativos
que nos ha costado destruir medio Estado del Bienestar y dejar malherido el
otro medio. Hay cosas con las que no deberían dejar jugar al que no está
preparado.
En el campo de la Universidad juegan demasiados que
no saben. Es un problema de gestión, de servicio a la sociedad, de formación de
élites, de preparación de profesionales y de investigación. Hay que gastarse
mucho dinero en la Universidad y en la investigación para poder tener un país
de primera fila. Pero hay que gastárselo bien, ser transparentes y rendir
cuentas. En la mayor parte de las Universidades no se hace alguna de esas cosas
y en casi ninguna las tres juntas. Ahora el Ministerio de Educación va a dejar
libertad a las Universidades para que elijan si las carreras tienen cuatro años
o sólo tres, frente a los cinco que tenían antes del Plan Bolonia, o los seis
de Medicina, MIR aparte. Si los estudiantes salían insuficientemente preparados
con cinco cursos, imaginen lo que puede ser un ingeniero, un arquitecto o un
abogado con tres, de octubre a mayo, sin contar las vacaciones.
Lo de los grados de tres años tiene trampa. Serán
cuatro años y un máster de uno o tres y un máster de dos. Y éstos a precio de
lujo. Dicen los rectores que no debemos metemos en eso sin acabar de implantar
Bolonia. Y responde el Ministerio que es para fortalecer la ¡autonomía! de la
Universidad. ¿Cómo se puede hablar de autonomía en una institución cuyo 99 por
ciento de los ingresos depende del dinero de los contribuyentes, vía
presupuestos?
Ese mismo Ministerio pretendía acotar los excesos en
la creación de Universidades que nos han llevado a tener 50 públicas y 32
privadas -20 nuevas desde 1997- casi dos por ciudad española, 80 Facultades
sólo de Derecho...Pero, al parecer han llegado a la conclusión de que van a
reducir los requisitos básicos exigibles para crearlas. ¿Cómo vamos a tener
crédito internacional si las que hay no funcionan y vamos a poner barra libre
con alcohol de garrafa? Estos romanos están locos.