El principio de un nuevo ciclo
miércoles 23 de julio de 2014, 07:26h
El próximo fin de semana, como no podía ser menos, Sevilla
volverá a convertirse en esa tierra prometida del socialismo, en el escenario
en el que, desde que Felipe González y Alfonso Guerra allá por
los años setenta del pasado siglo hasta la actual Susana Díaz, se han
representado las operetas más trascendentales del PSOE. Resuta curioso recordar
ahora como el duo sevillano fundador del nuevo PSOE (renovado se llamó entonces
frente al histórico de Llopis) se hizo con las riendas del partido en
Suresnes abandonando el marxismo y buscando un centro que les proporcionaría la
histórica llegada al Gobierno de la nación en 1982 con mayoría absoluta. Desde
aquel entonces el PSOE ha ido dando bandazos en busca de una identidad que,
según las circunstancias, basculaba hacia la izquierda o hacia el centro,
dependiendo de las necesidades electorales de cada momento. La llegada de José
Luis Rodríguez Zapatero y su nefasta gestión ha provocado la búsqueda
urgente de una neo renovación que les posibilte el poder enfrentarse en
igualdad de condiciones con el otro pàrtido dominante, el PP de Mariano
Rajòy. El ascenso en las últimas elecciones europeas de otras fuerzas
políticas minoritarias de izquierdas como el Podemos de Pablo Iglesias ha
enturbiado bastante un debate, el de las primarias, que parecía que no iba a
provocar demasiados daños internos. Como es lógico, estas primarias las ha
ganado aquel que, lejos de los extremismos, ha presentado un discurso dirigido
a ese electorado de centro izquierda que es quien, siempre, siempre, ha dado la
victoria en una elecciones generales. Eso lo sabe Susana Díaz y por eso
apostó por Pedro Sánchez y en contra de Eduardo Madina. Ya
veremos si el futuro confirma las expectativas creadas o si, por el contrario,
tenemos en Pedro Sánchez a un nuevo Zapatero que vuelva a hundir al
partido. Yo, que quieren que les diga, no lo tengo demasiado claro pero sería
una temeridad por mi parte sacar conclusiones precipitadas.
El sábado y el domingo, en Sevilla, los delegados de las distintas agrupaciones
socialistas ratificarán el nombramiento del nuevo secretario general por una
amplísima mayoría y bajo la atenta mirada de la presidenta de la Junta y
secretaria general del PSOE-A, que es quien de verdad está dirigiendo esta
operación de lavado de cara que es la nueva etapa que se abre en el socialismo
español. No hay que ser adivino para suponer que Sánchez incluirá en su
nueva Ejecutiva a señalados miembros cercanos a Susana e, incluso, hay
quien apuesta porque sea la propia presidenta de la Junta quien sustituya a su
antecesor, Pepe Griñán, en la Presidencia del PSOE. Un cargo meramente
decorativo que no le impediría el seguir "trabajando exclusivamente por
Andalucía", como ella misma suele afirmar. Lo que parece claro es que este
congreso extraordinario de Sevilla, que tendrá lugar tan sólo dos añós y medio
despùés del que eligió a Alfredo Pérez Rubalcaba como lider, plantea
diversas incógnitas que el PSOE debe de resolver cuanto antes para evitar mayor
confusión en su electorado. Y, un aviso, dejarse llevar por el miedo a la
pérdida de votos por la izquierda no conduce a nada.
De momento la más urgente es la postura que mantendrá el partido socialista
ante el desafío soberanista catalán cuyo supuesto referéndum está a la vuelta
del verano.Ese pretendido diálogo entre Rajoy y Mas que promueven
muchos de los líderes socialistas es una soberana tontería, una excusa para no
mojarse y para que el nuevo lider del PSC, Miguel Iceta, sobreviva en un
entorno nada fácil. Un diálogo ¿sobre qué? ¿sobre la pregunta que harán? ¿sobre
las fronteras? Porque el resto, la fecha y lo que quieren los independentistas,
ya lo ha decidido Mas por su cuenta y riesgo. Convendría que Sánchez, que tiene
previsto entrevistarse con Rajoy en los próximos días, dejara claro cuál va a
ser la posición de su partido ante el pulso que plantea CiU y ERC. Ello le
daría un plus de estadista del que actualmente carece. Sí, ya sé que el PSOE
repite por activa y pasiva lo del federalismo, pero esa es una historía a medio
o largo plazo porque conllevaría la reforma de la Constitución y ésta no se
pùede llevar a cabo sin un consenso entre las principales fuerzas políticas, un
consenso que, visto lo visto, no existe.
Lo dicho, este fin de semana, el PSOE emprende un nuevo camino neorrenovador
interpretado por Pedro Sánchez como primer violinista y dirigido bajo la
batuta de Susana Díaz. Esperemos que la Sinfonía del Nuevo Mundo suene
bien a todos los oídos porque cualquier nota discordante puede provocar que la
orquesta se deshaga como un azucarillo en agua caliente. Y eso no es bueno para
nadie, ni siquiera para el PP.