¿Dónde queremos estar dentro de 20 años?
domingo 20 de julio de 2014, 14:08h
Los temas de moda -no necesariamente los más
importantes- son Cataluña, el PSOE y Podemos. Nadie es capaz de ofrecer una
salida imaginativa después del lío en que se ha-nos ha metido Artur Más y nos
acercamos al momento en el que pueden ganar la batalla los que no quieren ni
palabras ni diálogo. El segundo es el PSOE donde el simple cambio de un hombre,
o de un nombre, parece haber solucionado todos los problemas del PSOE. Es
fantástico. El tercero, Podemos, es un fenómeno a estudiar. Si realmente acaban
siendo la tercera fuerza política en Cataluña, se sitúan por delante de
Izquierda Unida en toda España y amenazan de verdad al PSOE, el problema va a
ser para todos los ciudadanos. Un Parlamento absolutamente fragmentado en la
izquierda sólo puede tener dos salidas: o la mayoría absoluta del PP o un
conjunto ingobernable que de lugar a un Gobierno de concentración de la
izquierda que nos aleje de cualquier objetivo de modernidad.
Son problemas, como el de la corrupción o el modelo
de Estado, que hay que solucionar para que los partidos recuperen una cierta
confianza de los electores. Pero el Gobierno del PP ya está pensando en las
próximas elecciones municipales y autonómicas, (y en las generales, claro) y no
va a ser fácil hacer pactos sobre el núcleo del Estado o sobre asuntos
centrales. Rajoy lo fía todo a la recuperación económica y seguramente podrá
exhibir mejoras en las grandes cifras, pero seguirá con pésimos datos en el
empleo, el gran cáncer de la economía española.
Pero por encima de todo esto, hay algo de lo que no
hablan ni Rajoy ni Pedro Sánchez, ni ERC o CiU ni, por supuesto, Podemos o
Izquierda Unida. Si España, o Cataluña, cayeran total o parcialmente en manos
de ERC de IU o de Podemos, que puede ser, el modelo estaría más cerca de
Venezuela o de Cuba que de Europa y no creo que la mayoría de los españoles
apueste por eso. Pero si los que gobiernan no son capaces de definir un modelo
económico e industrial para España, es posible que acabemos siendo nada más que
un parque turístico de sol, playa y atracciones.
El turismo es una de nuestras industrias más
importantes, pero no podemos vivir sólo del turismo. Las exportaciones han ido
muy bien, pero como las importaciones ya han empezado a crecer -síntoma
indudable de que el consumo interior mejora- el déficit económico seguirá
aumentando. Necesitamos ser un país competitivo, tecnológicamente avanzado, con
empleo de calidad, que destine muchos recursos a I+D, que potencie la educación.
Necesitamos saber dónde va a estar España dentro de veinte años. O donde
queremos que esté. Ese es el gran problema. Es preocupante que los que nos
dirigen sólo piensen en dónde van a estar ellos mañana, en octubre o en las
próximas elecciones.
Los temas de moda pasan con la misma rapidez con que
aparecen. Los problemas de fondo permanecen si no se resuelven por acuerdo.