Los mercados no están acompañando a la realidad económica. Con
esto no decimos nada nuevo respecto a los que venimos reiterando en anteriores
comentarios. Como tampoco decimos nada nuevo si apuntamos que la abundancia de
liquidez propiciada por parte de los bancos centrales tiene mucho que ver con
este
exceso de confianza y optimismo en el que la única tendencia de los
mercados financieros la determinan las compras. Por eso no es de extrañar que
cualquier buena excusa sea suficiente para replantearse tomar beneficios o
minimizar las pérdidas de las compras de última hora. Sea Gowex o sea el Banco
Espirito Santo,
basta un pequeño alfiler para que el globo estalle. El
efecto contagio es inevitable. También es verdad que en estos casos suele haber
una cierta sobrerreación, pero cuando los mercados están tan sobrecomprados lo
normal es que se empiece a
cuestionar la fortaleza de una recuperación
económica que supuestamente está detrás de la fuerte subida de los mercados.
La situación económica global ha mejorado, aunque de forma desigual. Pero hay
muchos riegos que la pueden hacer tambalear y entre ellos, la burbuja que se ha
formado en mercados como el de renta variable o el de deuda. La temporada de
publicación de resultados empresariales no ha hecho más que empezar y, visto lo
visto, es muy posible que los inversores quieran disfrutar de unas
vacaciones
tranquilas deshaciendo posiciones. Luego a la vuelta, ya se verá. El
mercado siempre está abierto.