50 millones de razones para avergonzarnos
domingo 22 de junio de 2014, 13:10h
Si los hombres y mujeres tuviéramos vergüenza y
dignidad, hoy no saldríamos a la calle. Cerraríamos las ventanas y las puertas
y miraríamos hacia dentro de nosotros mismos. Y mirado el interior saldríamos a
la calle exigiendo medidas a nuestros gobernantes. Y cambiaríamos el mundo.
Hoy, en decenas de países, cincuenta millones de personas -más que todos los
habitantes de España- se han visto obligados a dejar sus casas, su historia, su
pasado y a buscar un lugar donde no les maten, no les violen o no les exploten
sin misericordia. Cincuenta millones de personas como usted y como yo, ¡la
mitad de ellos niños!, que viven en condiciones infrahumanas, hacinadas en
campos de refugiados o en las calles de ciudades o pueblos donde ya no pueden
darles nada porque, además, son países en vías de desarrollo, con enormes
carencias. Huyen de la guerra, de la violencia, del asesinato por razón de sus
creencias políticas o religiosas. Casi ninguno retornará a su hogar y sus hijos
serán para siempre ciudadanos extranjeros, extraños, en otro país. Ciudadanos
sin patria, sin derechos y sin futuro.
Hoy hay más "desplazados" -una palabra, políticamente
correcta, que esconde, tal vez intencionadamente, el dolor y la tragedia de
cada una de las víctimas- que al final de la II Guerra Mundial, la última gran
catástrofe de la humanidad. El centro de África, Siria, Líbano, Afganistán,
Pakistán, Jordania, Turquía o Irak son algunos de los puntos más terribles de
esta huida masiva de ciudadanos, perseguidos por su fe cristiana, por la
guerra, porque no quieren que violen salvajemente a sus mujeres o a sus hijas, o,
simplemente, para no morir de hambre y de desesperación. La ayuda que reciben
las organizaciones que se ocupan de estos refugiados sin hogar, especialmente
ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados, apenas cubre el 30
por ciento de lo necesario. Muchos de ellos viven en la miseria. No es un
problema humanitario, es un problema político. Y los Gobiernos occidentales y
Naciones Unidas deberían tener como primera prioridad a estos millones de
ciudadanos sin derechos y sin patria.
Hace casi setenta años, algunos hombres buenos
pusieron encima de la Mesa la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que
era sólo eso, una declaración de intenciones, pero gracias a la cual, los
hombres tenemos interiorizado hoy que hay fronteras que no se deben traspasar.
Esta es una de ellas. Dice Marwan, un gran poeta joven de este tiempo, que África
es "el esqueleto raquítico de su muerte/, las piernas de alambre de la
miseria/, países hechos de cucharas vacías/ donde la democracia se mira como un
intruso/ y, la esperanza no es más que una calle cortada>", que Asia "se
tapa con un sari naranja y oculta su tristeza bajo un burka" mientras Europa es una "mujer que abre con la
cadena echada al inmigrante". Europa también, pero no solo Europa. Estos 50
millones de refugiados no deberían dejar dormir en paz a nadie ni un sólo día
más. Y Naciones Unidas tiene que actuar ya.
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Últimos comentarios de los lectores (1)
28761 | Rosa Paredes - 23/06/2014 @ 15:52:22 (GMT+1)
Don Francisco, presiento leyendo su artículo, que se ha desviado Vd del camino y se ha ido por otros lares. ¿De qué tenemos los desheredados de la tierra y que estamos siendo desprotegidos de nuestros derechos para vivir con dignidad, de qué avergonzarnos?
¡Los que se tienen que avergonzar bien avergonzados, son los sirvergüenzas que han ocasionado tanta desgracia a nivel mundial y presiento viendo lo que veo, que aún nos queda mucho que aguantar. Las víctimas de los innumerables atropellos de los que son objeto, no tienen porque avergonzarse de nada. Si, son los verdugos de las mismas y que empujan la cuerda, los que tendrían que meterse bajo tierra y pedir perdón por los pecados cometidos hacia seres inocentes y que están a merced de ellos.
No sucede así. Ellos siguen dañando y hundiéndonos en toda la extensión de la palabra. No contentos con lo quemados que estamos, siguen echando carbón al fuego con el fín de seguir chamuscándonos...
¿Y qué más quiere Vd. que le diga?
Supongo que se podría seguir dándole a la tecla, pero ¿sabe qué? Hoy me siento terriblemente deprimida y con ganas de dormir para olvidar todo lo que me rodea.... terminas llorando tus propias lágrimas y las de otros...
Días pasados en los que tuve una infección, me dirigí a la botica con la esperanza de pedir el medicamento y penssando que al ser un antibiótico, no iba a tener problemas para que me lo diesen a través de la Seguridad Social. ¡ Pues no, el amigo Marianito y sus secuaces, lo habían metido en la larga de medicamentos que han sido tocados por la tijera y, por tanto, tuve con pagarlo con los pocos euros que quedaban en el monedero. Y tengo que estar contenta porque habrá mucha gente que si no dispone del "parné" para pagar el antibiótico, se queda con la infección dentro y esperando a que se produzca la septicemia.
Poco más. Simplemente que viendo lo que veo, me entran ganas de vomitar.
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