¡Socorro, un adolescente!
lunes 16 de junio de 2014, 08:58h
¿Por qué unos matrimonios pueden
durar toda la vida y otros no?, ¿cómo es posible
que unos padres sean capaces
de reconducir a un hijo
predelincuente y que pueda acabar de misionero en África, y otros no sepan como
encarar el asunto?, ¿puede
terminar siendo marginal un
chico nacido en una familia
normal, una de esas familias que ahora llamamos estructuradas?
Preguntas como esta surgen cada
día al ver ciertas situaciones que nos recuerdan aquello de que los hijos
no vienen con un manual del usuario debajo del brazo. Y, sin embargo, muchas menos
armas que nosotros tenían nuestros padres, nuestros abuelos o bisabuelos
y el miedo no les atenazó cuando
tuvieron que mostrarse firmes y hasta duros
en las situaciones en que nosotros nos salíamos de las escasas normas marcadas que, en general, regían nuestras vidas y las de nuestros amigos, vecinos y compañeros.
Estas son, quizás, dos de las claves del fracaso de la educación social que,
de forma casi generalizada, sentimos
padres y abuelos al ver el comportamiento de
algunos de nuestros jóvenes, de nuestros hijos o nietos. La primera es que ya no existe ese consenso
generalizado en la admisión, el
uso y la aplicación de esas cuantas normas necesarias
para educar a un niño
y, más aún, a un adolescente. La segunda,
que nosotros, con tanta permisividad, diálogo
y negociación hemos hecho muchas
veces de nuestros hijos, más unos
caprichosos -cuando no unos dictadores- que personas
respetuosas, tolerantes y, en definitiva, educadas.
Fernando Alberca, autor de 'Adolescentes, manual
de instrucciones', aboga por el afecto y la motivación para
salir de esta pescadilla que se muerde
la cola, pero yo no estoy tan
seguro de que estemos ya a tiempo de hacerlo, ni con armas como esas, cuando
hemos conseguido hacer de la adolescencia una etapa
que, en el mejor de los casos, dura
demasiado.
Hay quien la
cifra en un arco que va desde los nueve
o diez años hasta los 35 o más. Y es que
la cuestión va más allá de ser un asunto meramente biológico, y ha pasado a ser emocional. El hecho es que en esta franja de edad cada vez son más los individuos de
ambos sexos que siguen manifestando
inseguridad, necesidad de reconocimiento y
que no aceptan sus propios
defectos.
Pero aún es peor que
sean los padres quienes salgan en
defensa de sus propios hijos, incluso pillados in
fraganti, contribuyendo así a hacer
de ellos unos verdaderos
energúmenos sociales. En la
urbanización de un amigo, una urbanización de clase media alta, han
sido ya varias las veces que los vigilantes
han recriminado a algún
grupito de adolescentes y jóvenes ciertas prácticas nada constructivas (sexo explícito en zonas comunes del recinto, botellón en el jardín, etc.), hasta el punto de tener
que solicitar la presencia de la policía en varias ocasiones. Pues bien, los padres de los
chicos, en lugar de recriminar su
actitud, han salido en defensa de ellos.
Así, por mucho que se intente, nunca ciertos jóvenes dejarán la adolescencia y es que,
posiblemente, sus padres tampoco
hayan salido de ella.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (1)
28665 | Cathy - 16/06/2014 @ 10:36:38 (GMT+1)
Totalmente de acuerdo. En mi urbanización pasa lo mismo. Los pobres guardas renuncian a veces a poner orden con los chavales porque los padres en vez de apoyarles y educar a sus hijos, echan la bronca al guarda por hacer su trabajo...... Es el mundo al revés....
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