Justicia para las intocables
viernes 13 de junio de 2014, 14:50h
Cuenta
Anna Ferrer, la presidenta de la
fundación Vicente Ferrer, que la violencia en la India tiene un nombre :
Mujer y un apellido predominante: Dalit . Ellas son las víctimas del terrorismo sexual que tiene al país atemorizado y horrorizada
a la comunidad internacional. De hecho
los últimos casos de esta cruel
violencia -el de esas dos
adolescentes de 14 y 15 años de edad colgadas de un árbol después de haber sido cruelmente violadas , el de otra joven que fue
obligada a beber ácido y posteriormente estrangulada , así como el de una mujer
discapacitada psíquica violada y
quemada- han encendido todas las
alarmas, de algo que lleva ocurriendo
desde hace muchísimo tiempo, pero que
apenas había tenido visibilidad y menos trascendencia internacional.
Reconozco que la primera vez que me enteré de este tipo de prácticas en un país como la India-, al que
viajado varias veces y creía conocer, cosa que ahora compruebo que no es cierta - fue hace un par de años cuando una turista Suiza
fue violada en grupo, en presencia de su marido. Aquel suceso que nos conmovió a todos- y cuyos autores
cumplen cadena perpetua - se produjo cuando la pareja viajaba en bicicleta cerca de la
ciudad de Orcha, muy conocida conocida
por sus templos y fue atacada por ocho hombres, mientras pretendían
instalar una tienda de campaña cerca del pueblo. Según el marido los
golpearon con porras de madera, después a ella la violaron y además les robaron todas sus pertenecéis
. Poco antes había saltado los titulares de la prensa internacional, el caso de la joven violada en un autobús en marcha por un grupo de hombres, que le provocaron tales daños que murió
al poco tiempo
y después han sido otros muchos
casos . Este mismo año, además de los antes citados, le
ocurrió lo mismo a una turista Danesa , de 51 años violada en grupo en Nueva Delhi
a la que retuvieron cuando preguntaba la dirección de su hotel y a una cooperante alemana que fue violada en un tren cuando se dirigía al sur del país, en una misión humanitaria.
El drama es que casi siempre los casos que
se denuncian son los ataques producidos a extranjeras, mientras
esa es una práctica aberrante casi común y tolerada en ese país y sobre todo se produce contra las mujeres dàlit que se enfrentan a una doble discriminación por género y por casta. En el sistema de castas de la India los intocables, el 17 por ciento de la
población están condenados a la pobreza y
la discriminación desde su nacimiento. Uno de cada seis habitantes del de la India
es Dalít, y la mayoría de estos intocables, viven en la pobreza extrema, con menos de un dólar
al día y sufre no sólo la desigualdad económica sino una medieval
discriminación social. Más de la mitad de la población
infantil de esta casta presenta signos de nutrición.
El 21% tiene deficiencia de peso severa y el 12% muere antes de cumplir los
cinco años.
Pero
además de la pobreza y la miseria, la peor parte de todas se la llevan las
niñas y las mujeres que son discriminadas por casta , por clase y por
género. Hay una media de 1000 violaciones de mujeres de esta casta
al año y muchas niñas son explotadas
sexualmente , cuando no carne de prostitución
,esclavitud , abusos y aberraciones de todo tipo.
El tema es tan grave, tan denigrante y tan
bochornoso para la condición y los derechos Humanos
que no nos podemos limitar a denunciarlo cada vez que salta un caso de este
tipo. Son muchas las ONG que estos días
están haciendo un campaña de recogidas de
firmas para despertar las conciencias,
pero además los gobiernos deben de
hacer algo y levantar su voz . La
India también
está
obligada por el Derecho Internacional
a tomar medidas eficaces para prevenir y sancionar este tipo de
violencia y ,desde luego, esta demostrado que ni se persigue a los
depredadores sexuales, ni mucho menos se
hace justicia con esta forma de terrorismo.La mayoría
de estos crímenes no son ni siquiera investigados y sus autores quedan totalmente impunes. Es
hora de que la comunidad internacional, tan adormecida e indiferente
ante estos asuntos, diga ¡ Basta ya! . Todas nosotras, todas,-nos haya tocado nacer donde nos
haya tocado- somos mujeres Darit, debemos de hacérselo
saber a los poderosos y pedimos JUSTICIA.