Erasmus recortado y olvidado
viernes 13 de junio de 2014, 11:10h
Siempre me pareció que la idea del programa
Erasmus era francamente acertada. Un programa que obligaba a las universidades
europeas a armonizar sus planes y que proporcionaba a muchos estudiantes la
oportunidad de hacer parte de sus estudios fuera de su país natal. No sólo contribuye
a airear las mentes sino que fomenta una cultura política europea. Sin embargo,
tengo cada vez más la sensación de que el programa no ha logrado una buena
comunión con su denominación original.
Me explico. Haber elegido como nombre el de
Erasmus de Rotterdam me parece también un acierto. Ningún progenitor del
humanismo europeo más adecuado que "el holandés", un hombre por cierto muy
cercano a España y su corona. Fue parte del círculo de consejeros de Carlos I
de España y V de Alemania, sin ir más lejos. El problema consiste en que ni su
figura ni sus ideas son tomadas en cuenta hoy en las sociedades europeas.
Entre las generaciones adultas porque se ha
ido recortando el legado de Erasmus, desprendiendo de su pensamiento algunos
aspectos fundamentales, como lo es su fundamentación de la irenología. Con
Erasmus puede decirse que, mucho antes de las reflexiones del europeísta
Immanuel Kant, se establecieron las bases de la filosofía y los estudios sobre
paz y conflictos. Erasmus era un pacifista convencido, al que le gustaba
repetir aquella sentencia de Cicerón, "es preferible una paz injusta que la más
justa de las guerras". Dicho de otra forma, es necesario defender la paz por
encima de nuestros legítimos intereses. ¿Pueden imaginarse cuál sería la
posición del europeo Erasmus ante la crisis de Ucrania?
Estoy releyendo a Erasmus y no tengo muchas
dudas. El autor de los Adagios preferiría una solución negociada dentro y fuera
de Ucrania, sin poner por delante nuestros intereses (de cualquier tipo) para
empujar a ese país a integrarse en la Unión Europea. Más aun, presionaría al
gobierno de Kiev para que se orientara en la misma dirección. Y no miraría para
otro lado, cuando tanto el nuevo presidente Petro Poroshenko, como los propios
rebeldes prorrusos, han acordado abrir un corredor para permitir la salida de
la población civil de las regiones del este del país en dirección al oeste. ¿Es
necesario ser Clausewitz para imaginar que eso significa que se prepara el
choque militar a fondo?
Claro, ya se sabe que las generaciones adultas
de europeos están amarradas por intereses muy sólidos que les impiden tomar
ningún riesgo a favor de la paz. Por eso me he vuelto hacia las generaciones
más jóvenes y ahí he encontrado más permeabilidad a una solución de la crisis
que tenga como objetivo fundamental lograr una Ucrania unida, democrática y en
paz. Sin embargo, tengo que admitir que me he llevado más de un chasco. Se me
ocurrió (¡las tonterías que se me ocurren!) preguntar a algunos estudiantes que
han participado del programa Erasmus qué sabían del tal Erasmus. Y vaya
desilusión. Nada o muy poco sabían del ilustre filosofo y sus ideas humanistas.
¡Inocente de mí! No se me ocurrió que en Facebook o Twitter no caben esos
enredos.