Juan Carlos no quiere ser plato de segunda mesa

La noticia del día gira alrededor de dos cuestiones menores pero que en esta sociedad del espectáculo adquieren niveles de hechos relevantes. Una es que el actual rey no estará el 19 en el Congreso en la coronación de su hijo, como sí estuvo él en La Zarzuela en aquella fantasmagórica ceremonia en la que su padre Don Juan le entregaba no se qué legitimidad que Franco había anulado. Y no solo Franco, sino la República. Hablamos de la monarquía del Movimiento y de una instauración monárquica, no de una restauración.

Me parece un planteamiento presuntuoso que un padre no quiera estar en la coronación del hijo como sí estuvieron el año pasado el rey Alberto II de los belgas y la reina Juliana de los holandeses. ¿Pero quien se cree este cazador de elefantes?

Juan Carlos lo traicionó todo. A su padre, a Franco, a su familia, a la Constitución y ahora, mostrando una mala relación con su hijo, se queda en casa. Mal ejemplo de democracia y de buenas maneras. Y eso que dicen que les educan para ello.

Pero sí va la reina. Claro. Es mujer y madre. Pero el otro es padre sí, pero el mensaje machista de los Borbones sigue ahí.

Y nos dicen les van a seguir llamando reyes. Por lo menos al Papa Benedicto XVI le llaman Papa emérito. A estos no. Reyes. Cuando alguien vaya a La Zarzuela y pregunte por el rey, le contestarán que con cuál de ellos. Y una voz al fondo gritará. "El rey soy yo, que me puso ahí Franco, el Generalísimo". Ridículo.

E irá Felipe vestido con traje de Capitán General de los Ejércitos. Mensaje subliminal y directo. No es una ceremonia civil en un Parlamento. Es la entronización de un militar, porque el artículo 8 de la Constitución le encarga al Ejército la defensa de la unidad de España. Y para eso está el nuevo rey. Mensaje claro para catalanes y vascos insumisos. Retroceso al siglo XIX.

Antes se decía que a "rey muerto, rey puesto". Ahora se dirá, "a rey abdicado, hijo hipotecado".

Todo muy cutre, casposo y poco edificante.

¿Dónde están los intelectuales españoles, los medios de comunicación serios y el socialismo histórico para denunciar estas chapuzas?

En casa, mano sobre mano.

Y así les va.