Felipe en Leire: ni una palabra en euskera, ni una alusión a la historia
viernes 06 de junio de 2014, 10:29h
El pasado jueves 4 de junio, Felipe de Borbón y
su esposa Letizia fueron, como todos los años al Monasterio de Leire a entregar
el Premio Príncipe de Viana. Y, claro, la expectación creada por su inminente
reinado, concitó la atención de toda la prensa de la Villa y Corte. Que si
estaba tranquilo, que si hacían una pareja muy bonita, que si su discurso
apuntaba las líneas maestras de su acceso al trono y cosas así de una prensa
entregada que al día siguiente en todos sus titulares destacó que Felipe de
Borbón había hablado de la "Unidad y la Diversidad" y de la "Querida España".
Como en España la prensa política es muy
superficial, apenas salió el objeto del Premio, el Padre Capuchino Tarsicio de
Azcona, ni que, a diferencia del año anterior, no había dicho una sola palabra
en euskera ni una mención de quien había sido el Príncipe de Viana, hijo de
Doña Blanca de Navarra y quien hubiera sido, por derecho propio, rey de los
Vascos. Además debía ser un tipo sensible y listo. Pero tampoco nada sobre un
Fernando el Católico que falsificó una Bula Papal para quedarse con el Viejo
Reino.
¿Es este el hombre sensible con la pluralidad,
con la historia, con un premio que tiene tan ilustre nombre?
Eso sí, España por aquí, España por allá. "De
manera que las circunstancias llevan a que mis primeras palabras después del
anuncio de su Majestad, tengan lugar en esta querida tierra navarra, uno de los
solares originarios de nuestra patria española", subrayó el heredero ante una
clase política navarra entregada y babeante.
Más allá de las obligaciones del protocolo y de
las mínimas exigencias de prudencia en las palabras, el discurso de Felipe de
Borbón, de estreno in pectore
como nuevo rey, obvió cualquier referencia a los principales problemas
políticos, territoriales, económicos, sociales y constitucionales de la
sociedad actual. Además se le puede reprochar las referencias caducas a la
vieja y superada historia oficial
que presentaban a Navarra como supuesto solar de la idea uniformadora de la patria española precisamente cuando
los navarros y navarras acaban de recordar los 500 años de la conquista militar
de su viejo Reyno en un contexto en el que las sucesivas investigaciones y
descubrimientos de historiadores e historiadoras navarras han demostrado la
impostura que ha alimentado durante siglos la versión oficial de aquellos
hechos. La verdad histórica merece un poco más de respeto que la simple
repetición de falsedades ya superadas, y más de quien aspira a un cargo de
centralidad e intermediación institucional Si Felipe VI quiere afrontar su
tiempo como Jefe de Estado con eficacia de servicio público, como asegura, debe
analizar con mayor perspectiva presente los problemas que asuelan en esta
segunda década del siglo XXI a la sociedad, y su intervención en la histórica
Abadía de Leyre -fiel a Navarra durante los años de la conquista castellana-,
estuvo lejos de ello. Y fue, en este sentido, otro error significativo la
ausencia de una referencia siquiera de cortesía al euskera, lengua de Navarra
como el castellano, que sí había tenido en sus visitas anteriores. La
reivindicación de la unidad de España puede formar parte de sus obligaciones
como depositario de una Corona que hereda, territorios incluidos, de su
antecesor, pero sus obligaciones como representante de un Estado democrático
van mucho más allá y exigen propuestas y vías de solución a los problemas y
demandas reales de sus conciudadanos. No confirmar que todo seguirá igual como adelantó su madre Sofía.
Pero esto es pedir peras al olmo.
Para finalizar, unas letras sobre el
homenajeado que no le hicieron el menor caso ni le dieron la menor relevancia
en ningún medio audiovisual y escrito de un Madrid político ignorante, ciego y
sordo, a una realidad que por ignorarla, prepara su venganza.
Nacido en Azcona el 25 de diciembre de 1923, el
historiador capuchino, cuyo nombre real es Jesús Morrás Santamaría, se doctoró
en Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma y es licenciado
en Historia Civil por la Universidad de Zaragoza. Ha realizado profundos
estudios sobre los Reyes Católicos, biografiado a Isabel la Católica y
"aportado luz al periodo final de la Edad media, un tiempo que marcó el camino
al relevante papel que España tuvo en los siglos posteriores", según describió interesadamente
el Príncipe. El galardonado, por su parte, destacó que en su trabajo ha
prevalecido "el aprecio profundo y la adhesión ferviente a nuestra tierra y
nuestra gente" y confesó "sentirse feliz" en la docencia y la investigación.
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (4)
28546 | Qué jeta - 08/06/2014 @ 09:43:03 (GMT+1)
Si alguien no puede tacharla de «medieval» es un miembro del partido de Dios y la Ley Vieja. No se pueden invocar los derechos históricos forales y luego negar a los Borbones, que tienen la genealogía repleta de derechos históricos.
28532 | Pecado en suelo sagrado - 07/06/2014 @ 09:14:54 (GMT+1)
Te cito Iñaki; "Eso sí, España por aquí, España por allá". Comprendo tu sulfurar ¿A quién se le ocurre decir la palabra maldita? ¿quién osa profanar el tabú en esa tierra que tú consideras Euskadi? Prepárate para el mundial y vete poniendo vestiduras que rasgar; te van a hacer falta.
28530 | Cuquiña - 06/06/2014 @ 23:14:58 (GMT+1)
¡Qué cosas tiene el Príncipe¡, en vez de contarnos su discursito nos tenía que haber leído la vida y milagros de alguien tan pernicioso como Sabino Arana. Vd. un chupón de la política que le ampara buscándole tres pies al gato, puedo estar equivocada, pero creo que el Monasterio de Leire está en Navarra, y no tiene por qué darles a vds. el gustazo de que él considere que Navarra es parte del País Vasco.
28525 | Laura - 06/06/2014 @ 20:34:19 (GMT+1)
Pero vamos a ver estimado Iñaki, convengo quees un fallo garrafal por parte de los asesores, no costaba nada un detalle, pero tampoco se me rasgue las vestiduras, si usted ni habla euskera, y no le iba entender nada.Gabon
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