'Un trozo invisible de este mundo', esencia de teatro
jueves 05 de junio de 2014, 17:58h
'Un trozo invisible de este mundo', Coproducción de Producciones Cristina Rota
y el
Teatro Español de Madrid,
fue la gran triunfadora de los Premios Max de artes escénicas de este año
con cuatro galardones, el de mejor espectáculo de teatro, mejor actor y
mejor autoría revelación, además del premio a mejor diseño de iluminación. Aún
creo que habría merecido uno
más para premiar a Astrid Jones, la única
compañera sobre el escenario
en la obra del autor y actor Juan Diego Botto, que vuelve por segunda vez
(la primera fue en octubre de 2012) a
las Naves del Español.
Bajo la dirección de
Sergio Peris-Mencheta,
Juan Diego Botto da toda una lección de interpretación
desdoblándose en cuatro personajes que protagonizan otras tantas historias: un
agente de policía que cree que en este país no cabe nadie más; un inmigrante
que llama desde un locutorio a su mujer para contarle cómo va todo en la
distancia; un joven que relata su experiencia frente a la tortura en la
Argentina de los 70; y un hombre que filosofa sobre lo que supone estar lejos
de casa y perderlo todo por el exilio político. Aún hay una quinta historia, la que protagoniza la única acompañante en
escena del actor hispano argentino, Astrid Jones, que da vida a una mujer subsahariana que cuenta a su hijo cómo viajó a Europa y los
obstáculos que encontró al llegar al "primer mundo". Un personaje tan
fascinante como humano y
cercano, a quien Astrid dota
de un caudal de
vida que transmite una emoción
a raudales (sobre todo cuando
canta esa nana pensando en su hijo
y en su tierra, que le sale de las
entrañas...), hasta tal extremo que
no recuerdo nunca que
nadie haya logrado estremecerme
tanto desde un escenario. 'Un trozo invisible de este mundo' es, desde
luego, una obra memorable y la
actuación tanto de Botto como de
Jones, inolvidable.
La emigración y
el exilio son solo dos formas de
desarraigo, a cual más dolorosa de las
dos. Y bastante es ya el desgarro personal
y anímico que la situación produce a quienes, por una u otra causa, se ven obligados a
cortar radicalmente su historia personal. Bastante, sí, pero no es
la única ni, posiblemente, la peor de
las bofetadas que les espera en el país de acogida. Botto
reivindica con su obra que todo el mundo merece "el pan pero
también las rosas", porque el hombre no
solo tiene derecho a un trabajo digno y a un techo sino también a amar y a disfrutar
de la cultura. En sus propias palabras,
"Nosotros de alguna manera fabricamos esa rosa". Pues esta vez, Botto ha
acertado de lleno porque "Un
trozo invisible de este mundo" es una de esas obras (rosas) que
cualquier espectador amante del
teatro guardará para siempre en una esquinita de su memoria.
Espectáculos como este son un
peldaño más para hacer
de este mundo un lugar más digno,
tanto para quienes tienen que marcharse de su
tierra como para quienes tienen la
oportunidad de acogerlos y aprender de ellos, aunque solo sea para que la pequeña gran historia personal
de los afectados tenga un
final menos duro, más solidario y humano.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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