El colectivo de autónomos encuentra dificultades
para tramitar certificados de gestión ambiental: únicamente el 8,7% dispone
en su negocio de alguna certificación en este sentido. La implementación
tanto de la ISO
14001 como del Reglamento EMAS 661/2001, debido a su coste económico, no están
al alcance de todos los autónomos y son las empresas de cierto tamaño o grandes
empresas quienes optan a ellos de forma diferenciada. Otro factor que dificulta
su obtención es que estos certificados están orientados a actividades
económicas que cuenten con mayor estructura, según los resultados del
estudio "Análisis de factores que frenan la eco-innovación de las empresas de
trabajadores autónomos en España y propuesta de mejoras", realizado dentro del
programa "ATA Emprende Verde", en colaboración con Fundación Biodiversidad.
A pesar de que únicamente el 8,7% de los autónomos
encuestados dispone en su negocio de alguna certificación de gestión ambiental,
los datos del estudio reflejan cómo el 90,9% de los autónomos afirma que en
el desarrollo de su actividad tienen en cuenta prácticas respetuosas con el
medio ambiente.
Como se desprende del estudio realizado por ATA, la eco-innovación puede definirse como
una innovación que aplicada a un producto o servicio crea un valor añadido. En las empresas
permite reducir costes, mejora la capacidad de aprovechar las nuevas
oportunidades de crecimiento y refuerza su reputación entre los clientes. Las
eco-industrias tienen un volumen de negocio estimado de unos 227.000 millones
de euros, que equivalen al 2,2% del PIB de la UE, y da trabajo directo a 3,4 millones de
personas en Europa.
En cuanto a las comunidades autónomas, Aragón y
Cataluña son las que destacan por el fomento e implantación de la
eco-innovación: Aragón es un
ejemplo en diversas iniciativas ligadas al entorno de la sostenibilidad y de la
competitividad empresarial, destacando la Estrategia Aragonesa
contra el cambio climático o la Estrategia Aragonesa de competitividad y
Crecimiento. Por su parte, Cataluña es pionera en la creación de un distintivo de garantía de calidad medioambiental,
consiste en un sistema de etiquetado ecológico propio.
En cuanto a los sectores de actividad, y a pesar de
que todos están innovando en mayor o menor medida, la eco-innovación es una
realidad en la agricultura, la ganadería, actividades forestales y turismo.
En concreto, en cuanto al turismo,
cada vez es mayor la oferta de alojamientos verdes que ofrecen al turista una
gestión ambiental o bien criterios diferenciadores como pueden ser edificios
bioclimáticos, construidos con materiales naturales, etc. La agricultura tiene
la posibilidad de establecer prácticas que minimicen el consumo de agua o que
reduzcan o eliminen la aportación de al terreno de productos fitosanitarios u
otras sustancias contaminantes. La ganadería intensiva ha incorporado en su
manejo la utilización de las TICs, con el fin de mejorar procesos de producción.
El sector forestal, por su parte, tiene la oportunidad de implantar una gestión
sostenible en la explotación de sus recursos y constituye una alternativa real
a los sistemas de calefacción basados en combustibles fósiles.
Es importante mencionar
al sector de la construcción,
con el comienzo de la crisis y a través del desarrollo de la misma se ha podido
comprobar la fragilidad del sector y la falta de innovación de la cual
disponía. En la actualidad, la construcción se quiere relacionar con criterios
de productividad, eficiencia y mejora de las
cualificaciones de los profesionales que participan en la misma.
La concepción
ha cambiado y la edificación sostenible es ejemplo de ello, la
eficiencia llevada a la práctica a través de una arquitectura verde.
Edificios inteligentes, construidos con prácticas no perjudiciales para el
medio ambiente y que se basan en energías eficientes. Este sector ha
comenzado a crecer lentamente pero de forma firme, por lo cual la
generación de empleo está siendo un hecho, también todos los sectores
auxiliares que lo conforman y que
potencien las prácticas sostenibles.
A pesar de que el 64,3%
de los autónomos ven que la eco-innovación les puede aportar un valor añadido,
uno de cada tres autónomos, el 33,7%, considera que la aplicación de dichas
herramientas no beneficia ni la competitividad de su negocio ni ayuda a la
generación de empleos verdes (31,3%), algo que el informe y los expertos
consultados no consideran como tal, y apuntan que la eco-innovación es
beneficiosa tanto para la competitividad como para la generación de empleo,
aunque eso sí, estos beneficios se dan en un medio-largo plazo.
El sistema de calificación ambiental de la
eco-etiqueta al igual que las prácticas que consideran el impacto del
diseño de los productos (eco-diseño) resultan desconocidos para el 88,1% de
los autónomos encuestados, sólo el 11,1% han oído hablar de ellos y de este
pequeño porcentaje que ha oído hablar de ellos, únicamente el 24,7% lo aplica a
sus productos. La dificultad en su aplicación
radica en el elevado coste económico de su tramitación y en la
dificultad que para el microempresario supone la realización de ciertos
trámites.
El informe pone de manifiesto cómo el fomento de
una cultura eco-innovadora en el colectivo de trabajadores autónomos aún se
encuentra en una fase muy inicial, aunque sí se puede hablar de una
concienciación medioambiental. Las mayores limitaciones que encuentran los
autónomos para llevar a la práctica la eco-innovación e implantar mecanismos
eco-innovadores en su actividad son la falta de información en dos sentidos: en
cuanto al proceso de implantación de las herramientas eco-innovadoras y por
otro lado, en cuanto a los beneficios que reporta al negocio. En estos
términos, los autónomos añaden como barreras a su aplicación la imprescindible formación;
la elevada inversión económica; el desconocimiento de la normativa existente y
la actitud de compra de los clientes. Este último apunte resulta importante
debido a que los clientes consideran que los productos que llevan una "etiqueta
verde" tienen un precio más elevado en relación a otro que no la tenga.
Entre las acciones de mejora e implementación, la
administración debe desarrollar acciones que favorezcan una cultura
eco-innovadora de la cual carecen, a través de: ayudas sectoriales,
realización de campañas de información, potenciación de políticas de I+D+i, al igual que políticas en
materia de responsabilidad social empresarial.
Se considera imprescindible apoyar mediante
estímulos fiscales, ayudas directas a la eco-innovación, fomento del empleo
verde a fin de incentivar a las micropymes
para que incorporen procesos eco-innovadores.
proyecto ATA EmPLEAverde
A
través del Programa Empleaverde de la Fundación Biodiversidad que se desarrolla
en el marco del Programa Operativo Adaptabilidad y Empleo del Fondo Social
Europeo 2007-2013, y que se materializa a través del acuerdo de colaboración
entre la Fundación Biodiversidad y la Federación Nacional de Asociaciones de
Trabajadores Autónomos (ATA) para el desarrollo del proyecto "ATA Emprende
Verde", se presenta el estudio "Análisis de factores que frenan la eco-innovación
de las empresas de trabajadores autónomos en España y propuesta de mejoras".
El
objetivo principal del estudio es conocer y realizar propuestas que permitan
eliminar los obstáculos que frenan el avance y la introducción de procesos y
estrategias eco-innovadoras en el diseño, producción y comercialización de
productos y servicios de las micropymes y trabajadores autónomos a nivel
nacional, permitiendo el aumento de la competitividad, la generación de nuevos
empleos relacionados y la disminución del impacto ambiental en los
procedimientos industriales y empresariales.
Accede
al estudio completo a través de este enlace:
http://ata.es/sites/default/files/estudio_biodiversidad_2013.pdf