Josep Maria Terricabras, de L'Esquerra
per Dret a Decidir, abrió el debate dejando claro su objetivo en el
Parlamento Europeo: Apoyar el proceso "para construir un país
nuevo en Cataluña, con democracia de calidad". "Pero somos
eurocríticos, por supuesto", añadió de inmediato.
Francisco Sosa Wagner, eurodiputado de
UPyD que repite como cabeza de lista, no puede evitar citar la
Revolución Francesa a los 20 segundos de empezar y con su habitual
brillantez intelectual concluye denunciando el auge de los
nacionalismos.
Willy Meyer, la Izquierda Plural,
veterano entrañable en estas lides, pone el énfasis en la necesidad
de romper el bipartidismo para dar un giro social a las políticas
que tienen que sacar a Europa de la crisis. Un mensaje conocido y
directo que se sabe de memoria.
Ramón Tremosa, que también aspira a
repetir como eurodiputado con Coalición por Europa, deriva el
fracaso europeo a los "fracasos nacionales", aunque no se atreve
en su primera intervención a entrar en la "cuestión catalana".
Tardará poco en referirse a ello, justificando la terrible situación
económica de la Generalitat con el deterioro "de la Marca España".
Ramón Jáuregui, encantado de volver a
un Parlamento Europeo que ya conoce, empieza bien: "Hemos perdido
el alma europea, hay un fracaso económico, especialmente en el sur,
un fracaso social con los recortes y hay un fracaso político por la
grieta con los países del norte, cada vez más amplia. Hace falta
una nueva mayoría para que cambie la política europea".
Sin embargo, la frase redonda y rotunda
que llevaba preparada para rematar su mensaje electoral quizá no fue
demasiado afortunada: "Que quienes están sufriendo la crisis ganen
las elecciones". Peligroso deseo.
Y
Esteban González Pons, deseoso de
demostrar por qué es uno de los "elegidos", pudo tomárselo con
calma ante unos contrincantes que acabaron por convertir un debate
electoral en una especie de mesa redonda en la que, eso sí, con un
gran carácter didáctico, se habló un poco de todo, de Europa, de
España, y si les dejan de filosofía política y hay que poner una
mesa camilla. Con este "planazo", el número 2 de
Arias Cañete
opta por dedicar su intervención a insistir en que la recuperación
está en marcha, "España va mejor" proclama, "y no podemos
volver atrás".
Pons no entra al trapo ni siquiera
cuando Ramón Jáuregui le devuelve con su mejor cara de enfado lo de
la "herencia socialista" comparándola con la que, según el
PSOE, dejará el Gobierno de
Mariano Rajoy. Ni cuando el candidato
socialista volvió a la carga en cuanto tuvo otra oportunidad con las
cifras del paro para intentar centrar el debate en los dos
principales partidos.
En ese momento, Ramón Tremosa dijo
mirando a la cámara lo de "voy a explicar a los españoles por qué
en Cataluña..." Sin mucho éxito porque Sosa Wagner en cuanto
llegó su turno cambió el tercio: "Yo quiero hablar de la
cultura", y a esas alturas ya era imposible saber de qué estaban
hablando y, lo que es peor, si todos hablaban de lo mismo.
Seis candidatos demasiado amables entre
ellos y sin piedad con la audiencia.
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