lunes 19 de mayo de 2014, 14:45h
Acaban de caer en mis
manos dos informes recientes -uno proveniente de la Unión Europea y el otro de fuentes
patrias- que abundan en la misma dirección y en el mismo sentido. Vamos,
que coinciden por una vez y sin que
sirva de precedente. Parece, según estos estudios, que los españoles somos
mayoritariamente felices. No sé
dónde habrán preguntado los
encuestadores de los trabajos, o donde tengo yo los ojos porque, aunque trato de
ir más allá de la apariencia, mirando
incluso con ánimo optimista, no noto
esa alegría vital
generalizada en las calles de nuestros pueblos y ciudades si no es
cuando el club de fútbol de sus entretelas se acaba de proclamar campeón de Liga o de
la europea Champion.
Pero, en fin, para que todos
juguemos con las mismas cartas, voy a
darle los datos estadísticos
esenciales extraídos, que están referidos al pasado mes de marzo. Unos
provienen de Eurostat -la agencia estadística de la Unión Europea-, y otros del Barómetro
de marzo del español CIS -Centro de
Investigaciones Sociológicas-. Según este último, el
estado de ánimo de los españoles es espléndido, pues un 13,2% de nuestros compatriotas se considera una persona
'completamente feliz', al tiempo que más
de la mitad (53,1%) pone una nota de 8, 9 o 10 a su felicidad. Por el contrario, y según esta misma
estadística, los que se ponen un suspenso representan sólo un 4,1%.
Por la otra
parte, según los datos de Eurostat, la
media de bienestar general se
sitúa en la UE en 7,1 puntos (también en una
escala de 1 a 10), mientras que en España asciende a 7,5. Los países nórdicos -Suecia, Finlandia y
Dinamarca- son los más felices (y, por cierto, también los
más ricos junto a Luxemburgo), mientras que, en sentido contrario, Bulgaria y
Hungría son los más infelices. Si bien lo más sorprendente es que España sea,
incluso, un país con mayor felicidad que Alemania (7,2 puntos). O que Francia o
Italia.
Psicología
Parece claro que, generalmente, son más felices los
ciudadanos de los países que cuentan con mayor poder adquisitivo, aunque
nuestro país es la excepción que
confirma la regla porque a través de ese baremo, nosotros
deberíamos ser más desgraciados que los alemanes o los franceses y, sin embargo, no lo somos. Pero, digo aún
más: las mayores y las mejores sonrisas y
los más grandes gestos de generosidad, pueden encontrarse entre las personas que menos tienen, entre aquellos que, si te dan algo, no es de lo que les
sobra, sino de lo que ellos mismos
renuncian a tener. Estoy pensando
en ciudadanos africanos
o latinoamericanos en donde, casi todo el día, y con muchas menos
razones que nosotros si tenemos en
cuenta su situación objetiva de recursos
(alimentación, salud, educación,...) dan muestra de
saber ver la vida con mayor optimismo, en razón a la amplitud
y la frecuencia de sus sonrisas.
La estadística,
pues, no siempre se aproxima a la verdad
sobre nuestro estado de ánimo, que
suele tener aristas
y detalles mucho más sutiles, mucho más relacionados con
otra de las ciencias modernas, la Psicología. Aunque, si
escuchamos al padre de esta disciplina, Sigmund Freud, probablemente lleguemos a cuestionarnos hasta qué punto nos consideramos felices, porque el
científico austriaco sostenía
una de las mayores falacias sobre el tema, al afirmar
que hay dos maneras de ser feliz: una, hacerse el idiota; y otra, serlo.
Más bien habría que concluir que,
posiblemente, nos alejaríamos
de esa anhelada felicidad
leyendo las obras de Freud o, peor aún, tomándolas en serio.
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
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