Lo que no quieren comprender
lunes 19 de mayo de 2014, 08:00h
La
campaña electoral ya está vista y revista -después del plano debate televisivo
Arias-Valenciano. "Está vendido todo el pescado", excepto algunos boquerones. La
candidata socialista no ha sido capaz de comprender como están las cosas en
Europa. Elena Valenciano ha reducido a sombras a sus compañeros de lista,
incluido el enjuto, reformista, federalista y constitucionalista Ramón Jáuregui,
si bien le ha dado alguna luz al compañero Madina como inspector de ensaimadas.
El referente de coalición que flota en Europa no ha sido asumido por los
socialistas españoles, a pesar de los consejos venerables de Felipe González
que no hace ascos a "una gran coalición", "si el país lo necesita", lo que hace
suponer que tampoco rechazaría un posible entendimiento a nivel europeo.
Lo
que no ha querido entender Elena Valenciano es que la Unión Europea, donde
aspira a ocupar su escaño aunque pierda, tiene planteadas dos hipótesis a nivel
de Comisión. La primera y probable es que una mayoría popular, conservadora y
liberal, lleve a la presidencia de la Comisión al señor Juncker, luxemburgués y
candidato de la señora Merkel y del señor Rajoy, que se supone que va a contar
en puesto muy influyente con el señor Arias Cañete. La segunda hipótesis es que
el papel centro derechista no predomine suficientemente y convenga contar con
los socialistas, como sucedió en el gobierno alemán. En tal caso podría soportarse
la candidatura del señor Schulz, que también sería un candidato alemán
relacionado con la coalición de Merkel. Se expresa el señor Schulz de tal
manera que también podría contar con Arias Cañete. A la señora Merkel tampoco
le vendría a contrapelo una Comisión europea hecha a imagen y semejanza de su
propia coalición. Tanto Juncker como Schulz han felicitado en la campaña al
gobierno español por sus medidas de ajuste para hacer frente a la crisis.
Ante
esta disyuntiva, la candidatura socialista no podía adoptar una postura más
realista y positiva para si misma que favorecer la coalición frente al posible
predominio centro derechista en Europa, con el razonable propósito de añadir
estabilidad a la política europea y, desde su propio punto de vista, moderar
las disfunciones sociales que considerase que produce la pura derechona. Este
razonamiento es posible que hubiese sido bien acogido por amplios sectores del
centro del electorado, dolidos por los sacrificios del ajuste económico y
deseosos de salir pronto de la crisis con las menores rebajas en su nivel de vida. Según se ha
visto, Elena Valenciano no quiere comprender un proyecto político compartido,
ni tiene sentido autocrítico para estimar la penosa imagen de su partido
alejado del resto de las socialdemocracias europeas. Ha adornado la propuesta
socialista con las galas de una demagogia fácil pero insuficiente para hacer
reales sus aspiraciones de alternativa de gobierno. Le ha hecho un favor al
actual gobierno español al brindarle una vía insospechada para su reafirmación
como única fórmula encajada en la "realpolitik" europea.
El
objetivo de cualquier coalición, tanto en España como en Europa, no puede ser
otro que dar más cohesión y fortaleza al común sistema democrático frente a los
separatismos, los extremismos, los personalismos o cualquiera otras tendencias
dispersadoras de la estabilidad. La estabilidad interesa por igual a populares
y socialistas y a los españoles como pueblo. Pero, según hemos oído, Elena
Valenciano no quiere entenderlo. Prefiere propiciar una tercera vía sin enlace
con el tren europeo. Hay una cierta pasión suicida en esta deriva que nos hace
preguntarnos ¿A dónde vas por ese camino?. Quizá nos conteste: a mi escaño
singular y salga el sol por donde pueda. Pero el socialismo, al que liberó
Felipe del pellejo marxista en Bad Godesberg, no necesitaba reiterar lo de que
ellos "no son lo mismo", cosa que ya lo sabemos todos. Si fuesen lo mismo no
serían necesarias coaliciones.
Ese
es el gol en propia puerta que ha metido Valenciano y que consiste en no ser
"lo mismo" que el PP -cosa que no necesita subrayado"- sino en demostrar que
los socialistas españoles no son "lo mismo" que los socialistas europeos.
Prefieren ser socializquierdistas que socialdemócratas. La diferencia entre
socialistas y populares en Europa no es tan grande como quiere presentarla aquí
Elena Valenciano. Ese coeficiente que utiliza Valenciano para no perder votos
en dimensión interior es aquel que la aleja de ganar credibilidad para la
proyección exterior de España que es lo que se ventila en estas elecciones. Su
temática consiste en hablar en España de lo que no se va a hablar en Europa.
Ex diputado y ex senador
Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
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