Cómo sería el festjo, cómo serían los sucedáneos de toros bravos, que una de las mayores ovaciones de la tarde, si no la mayor, se la llevó el sanedrín sabio del tendido 7, cuando uno de sus más clásicos oficiantes,
Faustino Herranz 'Rosco', alzó su vozarrón de barítono para lanzar un mensaje claro y rotundo: "Qué asco de ganaderías trae la empresa". Aconteció en la cuarta piltrafa descastada, cuando su matador
Paulita intentaba, sin ningún resultado, el imposible de hacerle embestir.
Y es que, la ocurrencia de contratar una de
Couto de Fornhilos era como la crónica de un fracaso anunciado, que se fue adueñando del espíritu de los aficionados antes estos tres coletudos modestos y de buen corte, situados en la balaustrada de la Fiesta a la espera del único zambombazo que les puede valer: el de un triunfo en la cátedra. O sea,como los esfuerzos de Pualita: imposibles con semejantes bueyes.Porque tal catadura era común a los anunciados en la cartelería y a los remiendos de
Gerardo Ortega.
De modo que poco hay que relatar y escasas notas en el cuaderno: sólo unas mecidas y sentidas verónicas de
Morenito de Aranda a-su cara al abandonar el coso, en la foto, era un poema- los de su lote y en menor medida de
Paulita a su primero. Y el arrimón desesperado por sacar agua del pozo negro del último, además rebrincado, que se pegó
Sebastián Ritter con las afiladas astas del animal rozándole la taleguilla. ¡Ah, claro!, añadir que la terna se merece otra oportunidad ante toros más o menos similares al 'bos taurus', que seguro que los hay en las dehesas: es cuestión de estar informados y de no comprar lo más barato.
Así que junto a la valoración del esfuerzo de los coletudos y a los comentarios sobre la hazaña del Atleti -bastantes espectadores fueron ataviados con su gloriosa zamarra-, el público se distrajo con sucesos ajenos a la lidia en sí. Como un espontáneo con pinta de estar cercano a la tercera edad, que se lanzó en el cuarto y se refugió rápido al ver venir al buey, seguramente porque él quería otra oportunidad de verdad, aunque ilegal, ante toros/toros. Y como el seguimiento visual de algunas peleas en los graderíos. Y, claro, con el restallar de palmas a la afilada y acertadísima reflexión de Rosco en voz alta. Y olé.
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