Pero
él se refirió sólo al refrendo en las urnas de las reformas
pasadas, presentes y sobre todo futuras del Gobierno popular, la
trampa que
Rajoy ha tendido a propios y extraños antes de hacer un
cambio de Gobierno con el que seguramente nos dará alguna sorpresa
más de aquí al final de la Legislatura.
El secretario general de
los socialistas es muy consciente (lo contrario es imposible en él)
de que se trata de un doble plebiscito y de que lo decía en un acto
en el que compartía protagonismo con
Tomás Gómez, una espina que
lleva clavada en Ferraz ya demasiado tiempo para su gusto. Entre la
audiencia, desde luego, algún que otro militante le sacó punta
rápidamente a la frase.
Como Gómez, todo el
partido sabe que el día 25 hay mucho en juego y las encuestas no
pintan demasiado bien. Decir su vida política quizá sea demasiado
aventurado en su caso, pero esta partida se acaba y
Rubalcaba, salvo
una victoria de Elena Valenciano que pasaría a los anales de la
historia, debería desvelar por fin el misterio consagrado de las
primarias del PSOE. Si se presenta, se retira o se hace
mediopensionista. Un arcano que podría competir con los juegos de
rol de dragones y mazmorras.
Quién sabe, igual en el debate a seis de este lunes los candidatos consiguen despertar al personal, cambia el panorama, la campaña se anima y
no se va al carajo como escribe
Fernando Jáuregui, mi nuevo "jefe" y sin embargo amigo. Una vez más, por desgracia, tendrá razón. Esto ya no lo arregla ni
González Pons.
- Especial: '
España, un país en elecciones'