JOSÉ
LUIS SANCHIS / LUIS TEJERO
Las elecciones y los mercados
funcionan de un modo parecido. Lo vimos la semana pasada al referirnos a la
oferta de los partidos y la demanda de los ciudadanos, y lo mismo ocurre con la
segmentación de los potenciales votantes o compradores.
Al igual que sucede en
cualquier mercado, los diseñadores de una campaña deben partir del siguiente
principio: un partido y su candidato no pueden satisfacer a todos los electores
en su conjunto. Es necesario segmentarlos, de tal forma que se consiga
comunicar a cada grupo sobre el tema que más les interesa: el empleo, la
educación, el aborto...
Al fin y al cabo, lo
importante para los partidos es responder a las demandas del electorado y
persuadir a la mayor cantidad posible de que, cuando llegue la hora de
gobernar, serán capaces de satisfacer sus necesidades.
De cara a las elecciones del
día 25, nos encontramos en primer lugar con una segmentación de tipo
ideológico. A la derecha, el PP se enfrenta a una posible erosión de votos por
la creación de Vox, aunque los sondeos no son demasiado optimistas respecto a las
posibilidades de
Alejo Vidal-Quadras de mantener su puesto como eurodiputado.
En la acera de enfrente, el
PSOE recurre a la defensa de los derechos individuales frente al mensaje utópico
de izquierda que representa IU. Entre estos dos partidos y los otros dos
mencionados anteriormente se encuentran formaciones como UPyD y Ciudadanos, que
aspiran a pescar votos de electores centristas o descontentos con los partidos más
antiguos.
Otra posible segmentación se
corresponde con el voto del cabreo. Siguiendo la clasificación establecida en
los años 60 por V. O. Key Jr., los electores se dividen entre los
'standpatters', que siempre respaldan a un mismo partido o ideología; los
'switchers', descontentos por naturaleza y que cambian de opinión
sistemáticamente en cada elección; y los independientes, que en cada campaña se
plantean a quién apoyar según el candidato, los temas o motivos emocionales.
No hay duda de que los
'standpatters' o votantes de piñón fijo son mayoría (50-70% del total), pero la
actual desafección hacia los políticos puede hacer que muchos ciudadanos opten
por abstenerse o votar en blanco o nulo.
La segmentación también puede
producirse por motivos geográficos (unidad territorial 'vs.' soberanismo
catalán), de sexo o de edad. Una reciente encuesta de Metroscopia señalaba que,
si estas elecciones dependieran sólo de los jóvenes menores de 35 años, el PSOE
ganaría con cierta comodidad y las demás formaciones de izquierda también lograrían
buenos resultados. Veremos qué ocurre en las urnas dentro de dos domingos.
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José Luis Sanchis es asesor en campañas electorales y presidente
de honor de Torres y Carrera. Luis
Tejero es periodista y consultor político.
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Especial: '
España, un país en elecciones'