El debate Arias-Valenciano, en realidad es el debate Rajoy-Rubalcaba
> Psoe y PP, preocupados por la
indiferencia del electorado
domingo 11 de mayo de 2014, 09:56h
Menos mal que, al menos,
imperó la sensatez a la hora de aceptar, a dos bandas, el debate televisado
entre Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano. A punto estuvo de no realizarse,
básicamente por las reticencias del candidato 'popular', que sabe que nada
tiene que ganar, por lo que le dicen las encuestas, en una confrontación con la
socialista. Los debates televisivos no son solamente aconsejables desde un
punto de vista de sanidad democrática: deberían ser obligatorios. Como la
limitación de ciertos mandatos o el desbloqueo de las listas electorales. Pero
ya se sabe que hemos elegido hacer una política convencional, la de siempre,
que no entraña riesgos para los componentes de eso que se llama 'clase
política'. Y, así, ya se ve cómo anda la campaña: en medio de la indiferencia
ciudadana -lo que preocupa no poco a los dos partidos mayoritarios--, pese al
heroico esfuerzo de la mayor parte de los medios de comunicación, que actúan,
actuamos, como altavoces de unos mítines no favorecidos precisamente por
afluencias masivas: si no fuera por los autobuses y hasta por los bocadillos...
Así que, convenientemente
tasado y reglado, el debate se celebrará, y será todo lo aburrido que usted y
yo esperamos, si los candidatos o el buen Dios no lo remedian cediendo a la
'tentación' de la espontaneidad, de volar alto, de no echarse herencias
recibidas a la cabeza, de no hacer chistes sobre la cartelería 'azul' de un
candidato o sobre la vestimenta de la adversaria. Lo que ocurre es que la 'gran
política' se la dejan a los cabezas de serie, Mariano Rajoy y Alfredo Pérez
Rubalcaba, que son los que sobrevuelan -aunque no siempre-el lodazal del insulto
y los tópicos habituales. El 'debatazo', en realidad, se centra en el
satisfecho Rajoy, encantado de haberse conocido económicamente -no tanto
políticamente-y el crítico Rubalcaba, que menuda oportunidad tenía en esta
campaña de anunciarnos si se presenta o no a las primarias en su partido, en
lugar de esperar al resultado de las urnas el próximo día 25. Que va a ser,
machacan las encuestas, malo para el PSOE y, por consiguiente, peor aún en
concreto para ese veterano Rubalcaba que está aguantando el tinglado como
puede, y que está siendo tentado por algunos 'poderes fácticos' para que
continúe su carrera política. No estoy seguro de que lo haga, pero ya veremos.
Y ya que estamos con
Rubalcaba: ni siquiera ha sido capaz de atajar ese loco proyecto del máximo
dirigente socialista en Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que, en plena
campaña, y en la jornada siguiente al 'gran' debate televisivo, ha tenido la
ocurrencia de presentar una moción de censura contra el presidente extremeño,
José Antonio Monago, que está en el apogeo de su popularidad y, encima, apoyado
por las otras dos fuerzas del Parlamento autonómico. Se le regalará así,
perdiendo estrepitosamente la moción, otra baza al PP, a ese Rajoy que ya no
cabe en sí de satisfacción anticipando la victoria -aunque sea en descenso con
respecto a ediciones anteriores-el día 25.
No sé, lo confieso, cuál será
la decisión de Rubalcaba si, en la noche electoral, sufre un varapalo serio, el
segundo tras el 20-n 2011. Sigo pensando que el cántabro es la mejor opción en
su partido, pero los ciudadanos, y el propio PSOE, parecen algo cansados del
juego habitual. Tal vez sería mejor que terminase de abrasarse, en un
sacrificio loable por acabar de democratizar su partido -el proceso está
bastante avanzado, esa es la verdad- y por llevar a término los pactos
imprescindibles con el PP, esos que ahora se niegan tajantemente porque la
campaña obliga a sacudirse de lo lindo.
Y, para que no me acuse nadie
de favorecer el bipartidismo, hablando solamente de 'populares' y socialistas:
no me convence nada lo que estoy oyendo a esas llamadas formaciones 'menores' y
mucho menos a las 'mucho menores' nutridas por tertulianos a los que ya se
conocía de lejos. Siento mucho, de verdad, decirlo: ahí no está la alternativa que
a mí me gustaría frente a lo de siempre, a las esencias bipartidistas, a lo que
escucharemos, si , ya digo, el buen Dios y ellos mismos no lo remedian, en el
'debatazo'. Maaadre mía...