viernes 09 de mayo de 2014, 10:41h
Un concienzudo trabajo de investigación histórica fue presentado
el pasado jueves en los locales de la Fundación Sabino Arana en Bilbao. Lleva por título "Salvad a los Niños"
y se trata de dar a conocer aquel episodio tan triste cuando, tras el bombardeo
de Gernika, alrededor de cuatro mil niños, ¡nada menos!, fueron evacuados a
Inglaterra con quince sacerdotes, personal auxiliar y un grupo de andereños.
En la mesa, el autor, el pasionista Gregorio
Arrien, así como D. Ander Manterola, Jose Ramón Blazquez y Jose Antonio Rodríguez Ranz que hizo
las presentaciones.
Blazquez, que conoció al P. Arrien hará treinta años cuando pusieron en marcha el proyecto
educativo Onura y aquel estudio sobre las ikastolas y la escuela Pública Vasca
y las Escuelas de Barriada alabó el trabajo de hormiga de Arrien y la importancia de un estudio tan
meticuloso y bien hecho sobre aquella tragedia. En las páginas de este libro
constan los nombres de mi suegra y su hermano que fueron evacuados aquel
terrible mes de junio. Entre el público
estaba la hermana de mi aita que fue evacuada a Bélgica con su hermana. En mi
familia he tenido cinco "niños de la guerra".
Don Ander Manterola estuvo sembrado dando cuenta del
porque habían ido los 15
sacerdotes vascos, entre ellos su tío. Dio cuenta de la mala acogida que
tuvieron por parte de la Jerarquía inglesa, no por criterios políticos, sino por criterios religiosos ya que
para ellos Franco era el defensor de la catolicidad. Leyó un párrafo terrible de
un libro del Canónigo Onaindia cuando
tras visitar a algunos de ellos escribió sobre las penosas condiciones en las que vivían. Terminó diciendo que
aquellos curas habían sido fieles a su
pueblo y a su iglesia. Fue muy emotivo.
Cerró D. Gregorio, el
autor del libro. Lástima que no haya más investigadores
como Arrien, gente sencilla y erudita que hacen trabajos de este tipo y se pasan
la vida en ello sin la menor recompensa aunque como dijo "el mejor homenaje es
que el libro se lea". Contó como se produjo aquel viaje, las condiciones en las que viajaron, el
tiempo que allí pasaron y como
fueron tratados. Preguntó a algunos de aquellos "niños" presentes en la sala el recuerdo que
tenían y la respuesta
fue que el recuerdo era inmejorable. Al lado mío el cónsul británico aplaudía satisfecho aunque
el gobierno inglés de la época no había querido
recibirles y fue la sociedad civil católica y una diputada como la Sra. Leah Manning
quienes habían llevado a cabo aquel trabajo humanitario. Recordó Arrien que ésta
señora tiene una plaza en Bilbao y que el 20 de mayo se recuerda un aniversario más y que está algo descuidada.
Fue una presentación interesante, entrañable y digna de ser
reseñada.