La representación no solo no defrauda, sino que resulta divertida, chispeante, renovada, original y de una brillantez sobresaliente tanto en la puesta en escena como en los terrenos musical y teatral.Esta "opereta bíblica del género sicalíptico" se estrenó, prácticamente con la totalidad de sus intérpretes en el Teatro Arriaga de Bilbao en 2012 y -que tengamos noticia- un año más tarde en el Teatro Campoamor de Oviedo, y en ambos casos con el mismo y generalizado placet por parte del público.
Los artífices necesarios para tan redondo espectáculo son Sandra Ferrández (Lota), Itxaro Mentxaka (La Reina), Inés Ballesteros (Raquel), Sol Maguna (Ra), Enrique Viana (Sul), Gemma Martínez (Sel), Maribel Salas (Ta), Manel Esteve (El Gran Faraón), Jorge Rodríguez-Norton (José), Axier Sánchez (Putifar), Josema Díaz (Gran Sacerdote), Alberto Núñez (Selhá) y Aritza Rodríguez (Seti).
La corte del faraón está a medio camino entre el género de la zarzuela y el de la revista, razón por la que el libreto está preñado de humor, con abundantes diálogos llenos de ironía, crítica social y costumbrista y sensualidad, mucha sensualidad y sexualidad, a la que Emilio Sagi, como director de escena, no solo no ha querido renunciar, sino todo lo contrario, la ha repartido y en abundancia a lo largo de toda la obra, lo cual supone un verdadero acierto, que el público sabe valorar a lo largo de toda la representación.
El director de escena no ha escatimado ningún medio para que el conjunto de la historia contada llegue al espectador en toda su grandeza. Para ello no faltan las proyecciones de vídeo sobre el telón, diversos movimientos acuáticos generados por velos azulados, fondos para dar cabida al coro, figuras a contraluz situadas en el proscenio, piezas casi vivas de todo un puzzle, y un movimiento permanente de los integrantes del coro, entre otros. Y esto en lo relativo a los medios escénicos, porque Sagi logra aquí un verdadero equilibrio tanto en lo teatral, como en lo vocal y lo coreográfico.
Si hay que subrayar algún momento, quizás sea el que protagoniza Enrique Viana como Sul, la babilónica. Elevado casi a las nubes por mor de un tacón infinito, con gestos e indumentaria femeninos, Viana se mete al público en el bolsillo desde el mismo momento en que aparece en escena, hasta el punto de hacer cantar el famoso estribillo ("!Ay Ba..!"), primero a todos los caballeros asistentes, y luego a todo el público, que llenaba a rebosar el teatro el día del estreno en Madrid, acompañado por la orquesta, y sin que nadie desafinase en el intento.
En fin, que quien se decida a asistir a las pocas funciones que le quedan a "La corte del faraón", les aseguro que pasará un rato la mar de divertido, en una tarde memorable, en la que se conjugan todas las Bellas Artes gracias al buen gusto y al conocimiento musical y teatral que despliega Emilio Sagi en cada una de las obras que pone en pie.