Costa Rica: apostillas a un cuento en rosa
lunes 05 de mayo de 2014, 13:05h
Hace unas semanas que llegué a Madrid
desde Costa Rica, dejando el pequeño país expectante, preocupado por el
surgimiento de fuertes turbulencias financieras y productivas (provocadas dicen
algunos) y pendiente de la transición de poderes. No me extrañó que en España
apenas se hablara del cambio en San José, así que seguí las noticias de allá
por vía electrónica y punto. Sin embargo, tal desconocimiento informativo
cambió bastante este domingo pasado, cuando el suplemento dominical del diario
El País publicó a toda plana un reportaje sobre el Presidente costarricense
electo, Luis Guillermo Solís, "el de los cuatro trajes".
Pese a que el autor del reportaje,
Martín Caparrós, lucha desesperadamente por evitar el deslumbramiento
-frecuente desde el hemisferio norte- del realismo mágico tropical, algo que es
de agradecer, desafortunadamente no consigue desprenderse del cuento en rosa
sobre la situación costarricense. Finalmente, el reportaje mantiene sin remedio
el aroma característico de estar editado desde otra galaxia.
Ya desde la primera página llega la
sorpresa, cuando muestran una imagen del Presidente Solís en una ceremonia
religiosa con su esposa... cuando en realidad se trata de una fotografía de
Rodolfo Piza, el candidato del Partido de Unidad Social Cristiano (PUSC), que
reúne a la derecha tradicional. Lamentable confusión ¿verdad? Aunque algún
terapista lacaniano podría decir que se trata de un efecto simbólico acertado.
Ya veremos por qué. Primero apuntemos algunos detalles que permitan aterrizar
mejor el cuento.
Con respecto de la idiosincrasia del
país, hay que agradecer que el reportaje no se deje caer blandamente en los
tópicos, aunque no pueda evitar algunos de ellos. Afortunadamente, Caparrós no
se cree del todo eso de que Costa Rica tiene la población más feliz del mundo.
Pero no hacía falta recurrir a un amigo escritor para que se lo matizara. Con
echar una miradita a alguno de los indicadores más atingentes ya era
suficiente. Costa Rica presenta año con año la tasa de suicidios más alta de
todo el continente americano. ¿Felices pero suicidas? Sospechoso, más bien. Lo
que realmente sucede es que para el costarricense no mostrarse "pura vida"
resulta de mala educación. Por eso quienes no soportan la obligación de ser
felices acaban suicidándose.
Otro matiz: según el reportaje, el
profesor Luis Guillermo Solís es un extraño de la política costarricense que
derrotó a los políticos profesionales. Aunque se dice que fue militante del
Partido de Liberación Nacional (PLN), expresión tica de la socialdemocracia, se
afirma que "Solís tuvo puestos menores, más bien técnicos". ¡Recontra! ¿Haber
sido secretario general del PLN, es un puesto menor, más bien técnico? No,
desde luego. El asunto es un poco más complicado.
La salida de Luis Guillermo del PLN
se produce precisamente cuando, siendo Secretario General del PLN, se enfrenta
con Oscar Arias y pierde la batalla interna en el partido. Y no fue una salida
sencilla ni agradable. Solís abandonó el PLN con una inmensa rabia. Recuerdo
una ocasión, cuando conversábamos ambos en un almuerzo ofrecido por un amigo
común, Pancho Rojas (anterior secretario general del FLACSO), en que Luis
Guillermo empezó a decir atrocidades sobre la corrupción política dentro del
PLN y se me ocurrió matizar la cosa, comentándole si no estaría siendo poco
objetivo en sus acusaciones. El hombre detuvo su perorata, guardó silencio unos
instantes y dijo con hidalguía: "es que los Arias no se merecen que yo haga
ningún esfuerzo por ser objetivo".
Es cuando Solís se traslada al
partido opositor, el Partido de Acción Ciudadana, un desprendimiento del PLN
con incrustaciones del PUSC, el momento en que comienza su personal travesía
del desierto, como un personaje de segunda fila. Pero sólo en ese sentido, Luis
Guillermo era un desconocido. Porque el PAC no lo era en absoluto. Solís se
subió a un partido que ya había hecho sus órdagos, por ejemplo empatando las
elecciones con Oscar Arias en los comicios del 2006. Es decir, el piloto no era muy conocido, pero
la escudería seguía siendo de las punteras.
Tal vez el aspecto más criticable del
reportaje sea el que ofrece un panorama muy parcial del espectro político. Es
cierto que el PAC buscaba romper con el bipartidismo tradicional, pero resulta
que luego sólo se menciona al PLN. ¿Quién ha compuesto la pareja alternante en
el poder? Ya lo mencionamos: el PUSC. Y la cuestión es que el ascenso del PAC
se hizo al mismo tiempo que se producía la caída en picado de partido
social-cristiano. Algunos observadores comentaron que el horizonte político
costarricense comenzaba a tornarse progresista: la competencia se daba cada vez
más entre el PAC y el PLN. Incluso algunos pensaron que podía darse un
reverdecimiento del espíritu socialdemócrata en esa competencia.
Pues bien, al conformarse la fórmula
presidencial de Solís, sus dos vicepresidentes son de origen socialcristiano. Y
al hacer público los nombramientos de su futuro gabinete, Solís, quien había
prometido escoger las mejores personas, por encima de inclinaciones
partidarias, forma un gobierno donde los tres cuartos de sus miembros son del
PAC y buena parte de los puestos claves (los financieros, por supuesto)
proceden anteriormente del PUSC.
No es extraño que Luis Guillermo
tenga momentos de vértigo. Ha levantado expectativas populares muy altas, con
algunos matices populistas, y sin embargo, está apoyándose en gentes que tienen
una orientación económica conservadora. La bancada parlamentaria del PAC es
minoritaria frente a la oposición y ni siquiera la controla. Es decir, el
margen de maniobra del nuevo presidente es muy estrecho, pese a que el sistema
político sea marcadamente presidencialista. Así las cosas, podría tener lugar
una paradoja histórica notable. Si el nuevo Presidente no logra hacer un buen
gobierno, es perfectamente posible que la gente busque dentro de cuatro años la
alternativa no hacia la izquierda sino hacia la derecha (como ya sucedió en
Chile y otros países latinoamericanos). Y entonces sucedería que un político
que se declara socialdemócrata -doy fe que lo es- habría conseguido desbancar
al deteriorado PLN... para reflotar la derecha histórica del país, probablemente
sin cambiar siquiera de ropaje orgánico, el PUSC. ¡No me digan que no sería el
colmo para un historiador!