También se acordó de Octavio Paz y José Emilio Pacheco
Premio Cervantes: discurso social de Poniatowska con recuerdos a García Márquez, "que le dio alas a América Latina"
miércoles 23 de abril de 2014, 13:02h
La escritora mexicana Elena Poniatowska agradeció el Premio Cervantes con un discurso de marcado carácter social en el que ha tenido muy presente a los perdedores de América Latina y ha recordado al gran escritor colombiano Gabriel García Márquez, fallecido el pasado jueves. "García Márquez, con 'Cien años de soledad', le dio alas a América Latina, y es ese gran vuelo el que hoy nos envuelve, nos levanta y hace que nos crezcan flores en la cabeza", afirmó Poniatowska al principio de su discurso.
La
escritora y periodista citó también en su discurso a otro excelente
escritor fallecido recientemente, el mexicano José Emilio Pacheco, ese
amigo que le hablaba de "la inmensa vida de México", y al premio nobel
Octavio Paz. Rodeada de sus tres hijos y de siete de sus nietos y
vestida con el traje "rojo chillón y amarillo" que le regalaron las
mujeres de Juchitán (Oaxaca, México) para que se lo pusiera en ocasiones
solemnes como la de hoy, la escritora recordó al principio de su
intervención a las otras tres escritoras que han ganado el Cervantes.
La española María Zambrano fue la primera en recibirlo y es muy
querida en México, porque vivió allí tras la Guerra Civil española. El
exilio fue para ella "una herida sin cura, pero ella fue una exiliada de
todo menos de su escritura". La segunda fue la cubana Dulce
María Loynaz, amiga de García Lorca y que hospedó en su finca de La
Habana a Gabriela Mistral y Juan Ramón Jiménez. Y la tercera, la
novelista española Ana María Matute, "hermosa y descreída" y con la que
Poniatowska sintió "afinidad con su obsesión por la infancia y su
imaginario riquísimo y feroz".
Estas escritoras, "zarandeadas por
sus circunstancias -dijo-, no tuvieron santo a quien encomendarse y,
sin embargo, hoy por hoy, son las mujeres de Cervantes, al igual que
Dulcinea del Toboso, Luscinda, Zoraida y Constanza. A diferencia de
ellas, muchos dioses me han protegido, porque en México hay un dios bajo
cada piedra, un dios para la lluvia, otro para la fertilidad, otro para
la muerte".
País temible y secreto
Nacida en París en 1932, sus referencias a México,
el país en el que vive desde los diez años y al que ha dedicado su
extensa obra, fueron constantes en el discurso, en el que quedó patente
la gran humanidad de esta mujer menuda y de cara expresiva y agradable,
que siempre se ha sentido muy cerca de los más desfavorecidos.
El
idioma fue "la llave" para entrar en ese "enorme país temible y secreto
llamado México", y en el mundo indio. "¿Cómo iba yo a transitar de la
palabra París a la palabra Parangaricutirimicuaro? Me gustó poder
pronunciar Xochitlquetzal, Nezahualcoyótl o Cuauhtémoc y me pregunté si
los conquistadores se habían dado cuenta de quiénes eran sus
conquistados".
Y la llave para "abrir a México" se la dieron "los
mexicanos que andan en la calle", personajes de los años cincuenta como
el cartero, el afilador de cuchillos o el vendedor de camotes,
"semejantes a los que don Quijote y su fiel escudero encuentran en su
camino".