Por
fortuna en España podemos disfrutar de la naturaleza independientemente de la
estación del año en la que nos encontremos. La riqueza y belleza medioambiental
de nuestro entorno está fuera de toda discusión y cualquier punto del
territorio ofrece emplazamientos únicos para gozar de espacios naturales en
estado puro.
Para
disfrutar de la primavera en naturaleza, lo mismo da elegir un destino de la
alta montaña en el Valle de Arán, o enclaves en el interior o en las islas. Las
propuestas podrían rozar el centenar, pero el hombre es un ser condenado a elegir así que nos vamos a centrar
en tres localizaciones de calidad, atractivos y belleza incomparable.
La
primera nos lleva a rozar el cielo en el
Parador de Artíes en el Valle de Aran de
Lérida, a 1.144 metros
de altitud, en la que fuera villa veraniega del aventurero y conquistador don
Gaspar de Portolá. Alojarse en este Parador, un hotel familiar, acogedor,
típico diseño pirenaico y en plena localidad de Artíes, colma los sentidos con
la belleza serena del paisaje de montaña
y sus espectaculares atardeceres. En este entorno natural de los Pirineos niños
y adultos pueden disfrutar de variados programas de ocio y deporte en
naturaleza.
Muchos
han descubierto ya el privilegio de este enclave, con acceso a las pistas de
esquí de Baqueira Beret en temporada, y múltiples programas de actividades de
nieve, trineos... que se turnan en la estación blanca con el senderismo, la excursiones
a caballo, el trekking, la bici de montaña, el rafting, la pesca, el parapente
disponibles durante el resto del año. Además, desde principios de año, el
Parador cuenta con un atractivo añadido que es la colaboración con
Javier de las Muelas -innovador
y gestor gastronómico- que permite ampliar la oferta del restaurante combinado una
sugerente carta de platos y un menú de cócteles incomparables. El restaurante y cocktail bar Dry Snow sólo abre durante la temporada de esquí, por lo que está cerrado en estos momentos.
Sin
Abandonar la península encontramos
la segunda localización de excepción en el
Parador de Almagro en Ciudad Real, un Convento de San Francisco, construido
en 1596. Está situado a cinco minutos a pie de la plaza mayor de la localidad y
ofrece además al viajero la oportunidad de descubrir a tiro de piedra las
maravillosas Tablas de Daimiel, que se encuentran ahora en uno de sus mejores
momentos, tras años de peligro.
Tablas
se llama a los desbordamientos naturales, casi permanentes en algunos ríos como
Cigüela y Guadiana en el caso de Daimiel. Son una enorme extensión de casi 100.000 hectáreas
que dan cabida a un ecosistema de humedal único, donde multitud de especies,
muchas amenazadas de extinción, encuentran un hábitat favorable. Allí entre
lagunas y vegetación es posible ver o
adivinar en las aguas lucios, barbos, carpas, cachuelos, ranas, salamandras, galápagos, hurones, zorros, nutrias, liebres, jabalíes, aguiluchos, buitrones... todo un
diccionario zoológico visitado además por cientos de miles de aves migratorias.
Y
dejando la península atrás para acercarnos como nunca a un volcán tenemos el
Parador de las Cañadas del Teide, la única
edificación dentro del Parque del mismo nombre. Su interior ofrece el ambiente
de una acogedora casa de alta montaña tanto en las estancias comunes como en
las habitaciones. Gracias a su situación inmejorable ofrece oportunidades
únicas para hacer caminatas por multitud de senderos, de corto o largo
recorrido y de mayor o menor dificultad. El Parador, situado en un antiguo
cráter a más de 2.000 metros
sobre el nivel del mar, invita al huésped a contemplar impresionantes
panorámicas sobre el cono del Teide, la caldera de Chaorra y la Montaña Blanca... un
paisaje de ensueño, si no fuera porque es real.
Y en este caso, el atractivo del
Parador no es solo
terrenal, está también en el cielo. El Parador del Teide es el lugar idóneo
para todos aquellos amantes de la astronomía que deseen pasar unos días observando
un cielo plagado de estrellas gracias a la ausencia de contaminación lumínica o
atmosférica. No es necesario meter el telescopio en el equipaje para
disfrutarlas porque el propio Parador cuenta con uno para sus huéspedes.
Además, todos los viernes se ofrecen charlas gratuitas y observación del cielo
de la mano de divulgadores astronómicos.
Como
se ve, la rica variedad del paisaje español permite paseos en solitario, con
amigos o en familia para trasladar al visitante, durante esta semana santa, a espacios
naturales donde disfrutar al mismo tiempo la naturaleza y el confort de forma
sostenible.