miércoles 09 de abril de 2014, 20:16h
En apenas unos días el príncipe Felipe y la reina tienen una sospechosa entrada en el asimétrico derecho de fuero de los políticos.
Que se afore a determinados miembros de la carrera judicial es lógico y tiene un ámbito de aplicación en el que resulta difícil la connivencia ciega de los conmilitones. En política, en cambio, el aforamiento es un sucedáneo burdo pero eficaz de la impunidad.
Es una medida necesaria que los jefes de estado tengan Impunidad bajo el título de Inimputable o, como se decía hasta hace nada, Irresponsable o No-responsable. Es una medida cochina y pestilente pero necesaria o cada jefe de estado acabaría armando guerras aquí y acullá.
Dicen las malas lenguas que el Aforo como derecho de protección aparece con el Estado Moderno y puede que hasta sea cierto: hasta entonces no era necesario. Aforados ha tenido la historia desde lo más remoto y si no, ahí están Noé, aforado frente al Diluvio como pena de muerte universal; Lot, aforado frente a la pena de calcinación de Sodoma y Gomorra, con el subtipo de Aforamiento Menor para su parienta que se volvió sal...
La cosa es que hasta la aparición de aquello de la Liberté y la Egalité -la Fraternité nos la pasamos por el forro de los pantalones nada más entraron en París los marselleses- no hacía falta proteger a los poderosos porque todo se establecía a tal fin: el feudalismo es una de las primeras pirámides de marketing multinivel y las prerrogativas de la Iglesia hacen que no pague impuestos desde que Judas el de Iscariot perdió el mechero.
Los aristócratas y la realeza, en connivencia con la Iglesia respectiva -la Anglicana nace precisamente del poder excéntrico que suponía Roma en los planes de Cromwell y el lúbrico Enrique VIII-, establecían las estructuras a su conformidad y beneficio haciendo que todos los demás vivieran por y para ellos a través de los tributos, las limosnas y óbolos y, por supuesto, las levas militares que, junto con la mala alimentación, fueron las principales causas de muerte hasta bien entrado el Estado Moderno. Así funcionaba el mundo y no es demandable en absoluto su anomalía. Me limito a describirlo.
Con el estado moderno llegan dos nuevos aspirantes a mandamases: los burgueses y la gente. Los primeros tenían recursos en abundancia y aprovecharon la pobreza de la aristocracia nobiliaria para ganar poder e influencia. O patrocinaron hijos para obispados y canonjías y los hubo que hasta probaron suerte con la política.
Al otro aspirante lo he llamado equívocamente la gente. En realidad, solo los que consiguen la representación política y el poder que conlleva. Con el tiempo, las castas se han redistribuido y el único cambio lo ha dado la denominación, pero el porcentaje de dominadores sobre dominados no ha variado a lo largo de la historia.
El advenimiento de la democracia generó su propia aristocracia y ahí están todos los políticos de carrera que conocemos de cualquier nación. Cambió la formulación de la ley y se modificó su alcance y manera de aplicación y, al fin, los diputados consiguieron que el rey les otorgara también a ellos la Protección del Fuero.
Somos legión los que creemos que debe ser mínimo el aforamiento de políticos por no decir inexistente. La ley y su aplicación deben ser iguales para todos y el ordenamiento jurídico ordinario tiene recursos suficientes para proteger a quien se deba en las circunstancias en que se defina, pero no como principio general.
Ahora, sorprendentemente, el siglo XIX se revuelve como gato panza arriba frente a la presión del XXI y en un rizo tan artificial como anacrónico, los políticos le devuelven al rey el favor que les hiciera cuando los aforó: hacen extensivo el fuero al príncipe y a la reina, como un bumerán absurdo lanzado desde el trono, los antaño beneficiados del fuero real ahora "otorgan fuero" a la realeza.
Y luego está esa pregunta malsana que me ronda: ¿por qué hay que aforar al príncipe o a la reina? No tienen ni un Estatuto que defina sus funciones y el alcance de estas en el aparato del estado y sin embargo ya les hemos puesto a salvo de posibles delitos?
@manuelpascua
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (7)
27543 | pascuamejia - 11/04/2014 @ 18:39:51 (GMT+1)
No me olvido a la princesa, lo que pasa es que su aforamiento es subordinado y nombrarla no aporta nada al análisis. De cualquier manera, se acaban de blindar contra urdangarinazos lo que no deja de oler francamente mal. Gracias por leer y comentar
27539 | Rafael Murcia - 11/04/2014 @ 12:43:54 (GMT+1)
Pascua, ¿cómo te olvidas que el aforamiento también alcanza a la Princesa de Asturias consorte?
27537 | pascuamejia - 11/04/2014 @ 10:15:07 (GMT+1)
Pues sí Kroker, al final necesitamos una Reconversión, un plan Renove y un rescate dinerario para poner el poder judicial donde le corresponde. Necesitamos una justicia rápida y eficaz y eso requiere más juzgados por 1000 habitantes, muchísimos más jueces, que el personal del juzgado dependa del juez y no de dos ministerios, que los juzgados de España estén interconectados telemáticamente y, por absurdo que parezca, ¡que usen todos software compatible entre ellos! ¡Es demencial que en Sevilla usen un sistema que no se puede utilizar en Barcelona o Vizcaya. Tampoco estaría de más que las bases de datos de policía, juzgados, hacienda estén interconectadas. En fin, casi todo es sentido común, pero no debemos tener mucho si después de elegir este gobierno y ver cómo nos miente, vapulea y engaña mientras muchos de ellos se lo llevan crudo, encima sigue siendo favorito en las elecciones. Manda buevos! Un abrazo grande y gracias por comentar.
27535 | kroker - 10/04/2014 @ 19:09:29 (GMT+1)
El aforamiento de personalidades solo demuestra la desconfianza hacia el Poder judicial del ámbito político. Esa desconfianza tenía justificación durante la Transición, pues la mayoría de los togados se les suponía afines a la Dictadura (40 años dan para mucho) pero ahora no; salvo eso sí, que admitan que el Poder judicial es manipulable y que sus miembros no son de fiar. Si ello fuera así, tampoco servirían para el común de los mortales, pues intereses espurios hay en todos lados. Si los jueces fueran realmente independientes y ajenos a cualquier tipo de manipulación, es evidente que el aforamiento sobra, salvo para el Jefe del Estado (incluso aquí tengo mis dudas). La cuestión es, con las actuaciones que hemos visto, ¿podemos decir que existe la independencia judicial?.
27533 | historificando - 10/04/2014 @ 14:18:53 (GMT+1)
Oliver cromwell, lord protector de inglaterra, sirvio bajo la casa estuardo mientras que thomas lo hizo bajo los tudor. Es un dato
27532 | pascuamejia - 10/04/2014 @ 14:10:50 (GMT+1)
Puntualicemos aL puntualizando: wrong my friend, el Cromwell al que tu te refieres es Oliver Cromwell, yo me refiero a thomas cromwell. Check it out. En cuanto a tu explicacion del aforo, basta decir que hay decenas de paises donde semejante estafa a la ciudadania no existe. Gracias por leer y comentar
27524 | Puntualizando... - 10/04/2014 @ 09:58:35 (GMT+1)
"¿la Anglicana nace precisamente del poder excéntrico que suponía Roma en los planes de Cromwell y el lúbrico Enrique VIII?" Cuando nace Cromwell el rey Enrique VIII ya llevaba 52 años muerto. En cuanto al aforamiento de los políticos es una medida democrática de protección de los débiles contra los poderes capaces de manipular el poder judicial para deshacerse de políticos incómodos.
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