Horizontes transatlánticos
viernes 04 de abril de 2014, 12:06h
La
relación entre la Unión Europea y los Estados Unidos de América lleva más de un
siglo si utilizamos la fecha simbólica de la I Guerra Mundial traumática y
desastrosa para los grandes Estados Europeos que ofreció a los EEUU la
oportunidad de intervenir económica y militarmente en Europa. Los 14 puntos del
Wilson no fueron más que una serie de propuestas destinadas a desvanecer el
fantasma de la guerra en todo el planeta y la conformación de un nuevo orden mundial.
La
paz no fue posible y la II Guerra Mundial obligaría al establecimiento de unas
relaciones más profundas y permanentes entre los EEUU y los países de la Europa
Occidental, inaugurándose una "special
relationship" según diría Churchill, en un mundo en el que dominaría el
escenario de la Guerra Fría y en el que la OTAN ocuparía una posición relevante
al constituirse como una alianza militar intergubernamental, cuyo artículo 5º
del Tratado establecería que en caso de una agresión contra un Estado miembro
compromete a sus miembros a tomar las medidas necesarias incluyendo el empleo
de la Fuerza Armada.
La
relaciones transatlánticas alcanzaron situaciones muy diferentes a lo largo de
la posterior historia desde la crisis de la no nacida Comunidad Europea de
Defensa, el Conflicto bélico de la Guerra de Vietnam, la hostilidad del General De Gaulle, la frustración europea por la política de Nixon y así se llegó a
Helsinki 1975. Aunque el Presidente Kennedy había hecho una oferta muy sólida a
favor de la dimensión económica de la relación transatlántica, en los años
posteriores también hubo desacuerdos transatlánticos, generándose lo que
algunos llamaron la construcción de la neutralidad europea.
El
colapso de la economía de la URRS generó reformas políticas y sociales que
llevaron a la desintegración de la Unión Soviética y paralelamente se
articularía de una arquitectura transatlántica, configurada especialmente por
la Declaración y la nueva Declaración Transatlántica. Los atentados terroristas
del 11 de septiembre produjeron una inmediata solarización de la Unión Europea
"todos somos americanos".
Pero
la posterior Guerra de Irak volvió a representar una crisis de las relaciones
transatlánticas ya que produjo en el continente europeo una división de dos
bloques, la posición franco-alemana que desafiaría la decisión de invadir Irak
y la posición de otros países con Gran Bretaña al frente y entre ellos España y
Portugal, decididos a colaborar en la acción militar de los Estados Unidos.
Pasaron
unos años difíciles hasta primeros de 2005 en los que ya parecía clara la
recuperación de las relaciones transatlánticas que conduciría a la creación en
2007 de un Consejo Económico Transatlántico y de ahí en 2011 a un grupo de
trabajo de alto nivel sobre el empleo y el crecimiento. Este grupo es el que
presentó un gran proyecto de negociación de un Tratado Transatlántico de
comercio e inversión que el Presidente de los EEUU anunciaría en su discurso al
Congreso el 2 de febrero de 2013 y que un día después se haría público también
por los líderes europeos. Se tenía claro que la UE y los EEUU son los mayores
operadores comerciales e inversores del mundo. La UE es la mayor economía del
mundo ya que representa el 25,1 % del PIB mundial y el 27% del comercio mundial
y los EEUU son la segunda economía que equivales al 21,6 % de PIB mundial y al
13, 4% del comercio mundial.
Se
estima que con el acuerdo "Transatlántic Trade and Investment Partnership (TTIP)"
se conseguiran unos beneficios de más de 100 millones de dólares anuales para
cada uno de estos dos bloques y la creación de un enorme número de empleos, así
como oportunidades y beneficios directos a los consumidores en una amplia gama
de áreas. La seguridad con la que el Gobierno americano apoya este proceso ha
generado unas rápidas y positivas rondas de negociaciones que alternativamente
se vienen celebrando en Washington y el Bruselas.
A
este futuro tratado se le dio el nombra de "OTAN Económica" mientras la OTAN
militar continua siendo el pilar principal de la seguridad europea, ejerciendo
su liderazgo en la escena internacional como una fuerza positiva para el cambio
y con capacidad para afrontar los retos de seguridad. Sin embargo para algunos
la seguridad de Europa tras la disolución del la URRS y la estabilización
política de la posguerra fría, se había convertido en un elemento accesorio con
la doble ampliación de la OTAN y la Unión Europea a la mayoría de los países de
la Europa central y oriental, una vez que fracasó el régimen político de la
URSS.
La
OTAN no ha olvidado su misión principal a pesar de los cambio sucedidos así en
la cumbre de Chicago de la OTAN celebrada los días 20 y 21 de mayo de 2012 se
emitió una Declaración en la que en su párrafo 20 se califica a la Unión Europea
como socio esencial encareciéndose la realización de un diálogo más fluido para
hacer la cooperación más efectiva. Precisamente uno de los ejes centrales de la
Cumbre fue la declaración sobre las capacidades de defensa en las que se
reafirma la importancia de reforzar el vínculo transatlántico y la solidaridad
así como la transcendencia de compartir responsabilidades, funciones y riesgos.
Por
otra parte para la OTAN el Tratado de Libre Comercio que se estaba preparando
no era una cuestión menor. En un discurso que pronunciaba el Secretario
General, Rasmussen, en la Confederación de Industria Danesa en Copenhague el 7
de octubre de 2013 diría lo siguiente "Algunos se preguntarán por qué el
Secretario General de la OTAN debe poner en marcha un debate sobre el comercio
entre los Estados Unidos y la Unión Europea. Hay buenas razones para hacerlo.
El Tratado de Washington - el Tratado de la OTAN establece en su artículo 2 que
los aliados "tratarán de eliminar el conflicto en sus políticas económicas
y fomentarán la colaboración económica entre cualquiera o todos ellos ".
Añadía Rasmussen, "en última instancia
la economía y la seguridad están estrechamente vinculadas entre sí".
Después
señalará que: "No hay dos continentes que dependan más de sí económicamente.
Juntos representan aproximadamente la mitad de la producción económica del
mundo, y casi el 40 por ciento del comercio mundial. Cada día más de 2 millones
de euros en bienes y servicios se comercializan a través del Atlántico y
millones de puestos de trabajo a ambos lados del océano dependen de ese
comercio".
Pocos
meses después la ocupación de Crimea por Rusia sucedida en los primeros días de
marzo de 2014 volverá a plantear nuevas preocupaciones en la dimensión de
seguridad. Así lo volvería a dejar bien claro el Secretario General de la OTAN
el pasado tres de abril de 2014 al manifestar que "la OTAN prometió llevar a
cabo nuestra defensa colectiva a través del refuerzo más que en el
estacionamiento permanente adicional de fuerzas de combate sustanciales"
puntualizando "eso es exactamente lo que estamos haciendo" y añadiendo
luego que "en el mismo documento, es decir en la Declaración de Roma,
Rusia se comprometió a respetar la integridad territorial, la soberanía y la
independencia política de otros Estados y abstenerse de amenazas o utilizar la
fuerza. Y esto es exactamente lo que
Rusia no está haciendo".
Después
dirá Rasmussen: "No hay dos Continentes que dependan más de sí económicamente.
Juntos representan aproximadamente la mitad de la producción económica del
mundo, y casi el 40 por ciento del comercio mundial. Cada día más de 2 millones
de euros en bienes y servicios se comercializan a través del Atlántico y
millones de puestos de trabajo a ambos lados del océano dependen de ese
comercio". En Europa más del 60% de toda la inversión extranjera en I+D se hace
por filiales estadounidenses y añadiría: "los Estados Unidos y la Unión Europea
estamos unidos por lazos familiares y de amistad que a menudo se remontan a
muchas generaciones, estamos unidos por nuestros valores compartidos, - la libertad , la democracia y el Estado de
Derecho, estamos unidos en nuestra
determinación para salvaguardar esos valores mediante el trabajo conjunto en la
OTAN.
Por
su parte el Presidente Obama en una muy reciente conferencia de prensa
pronunciada el 26 de marzo de 2014 con motivo de la Cumbre Estados Unidos-
Unión Europea ha manifestado que: "Europa es un socio cercano de Estados
Unidos. Europa, incluida la Unión
Europea, es la piedra angular de nuestro compromiso en todo el mundo. Somos más seguros y más prósperos - el mundo
es más seguro y más justo - si Europa y América se aparecen unidos, aparecen
como uno solo". Hemos acordado
intensificar nuestros esfuerzos para impulsar el crecimiento y la
creación de empleo a ambos lados del Atlántico, que incluye con el trabajo que
estamos desarrollando una alianza de comercio e inversión transatlántica".
Pero
al mismo tiempo el Presidente Obama ha zarandeado a los europeos y les insta a
salir de su inmovilismo: "creo que Europa va a tener que examinar
colectivamente sus políticas energéticas para encontrar otras formas de
diversificar y acelerar la independencia energética. Estados Unidos como fuente
de energía es una de las posibilidades". Y no solo les ha manifestado la firme
voluntad de desarrollar hasta el máximo la relación transatlántica con la
continuación del TTIP, con la que verdaderamente está comprometido si no que al
mismo tiempo ha puntualizado que "La Unión Europea y los Estados Unidos
comparten el objetivo de una transición hacia una economía baja en carbono. La
seguridad energética se ha convertido en una preocupación mundial y desde luego
la Unión Europea ha aceptado la oferta americana de recibir exportaciones
estadounidenses de GNL, el gas natural licuado,
gas natural que ha sido procesado para ser transportado en forma
líquida."
No
ha sido una oferta vacía. El 2 de abril acaba de volverse a concretar esta
cuestión en la quinta reunión del Consejo de Energía Unión Europea- Estados
Unidos en la que se ha discutido las formas de abordar conjuntamente las
preocupaciones sobre la seguridad energética, y expresando su apoyo a los
esfuerzos de la Unión Europea para completar rápidamente un mercado energético
reafirmando su compromiso de fortalecer el régimen multilateral, y desde luego
se ha hablado de la perspectiva de las exportaciones estadounidenses de GNL en
beneficio de los intereses energéticos europeos y sobre todo para hacerlos
menos dependientes de la potencia energética de Rusia.
Rogelio Pérez Bustamante
Chaire
Jean Monnet
Catedrático Jean Monnet ad personam
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