Escuché
esta frase, "los yayos están levantando España", en boca de un hombre, todavía
joven, a quien la crisis ha golpeado tan duramente que son los padres de su
mujer quienes tienen que ocuparse de los hijos de la pareja. El hombre en
cuestión lo dijo en un programa radiofónico, añadiendo que son muchas los
matrimonios que se encuentran en esta situación: hay que recurrir a los abuelos.
Y es que, sin duda, la estructura familiar española es la que más está
coadyuvando a soportar las consecuencias devastadoras que la crisis económica
ha tenido para una parte considerable de la población.
Las
estadísticas pueden ser discutibles, pero la tendencia es aplastante: los
jubilados cada vez gastan más en alimentos. La explicación obvia es que los
hogares de los 'yayos' cada vez soportan más bocas. Y ya digo que puede que los
datos que arrojan los informes, como el de Cáritas que dice que un 30 por
ciento de los niños españoles corre el riesgo de exclusión (y del hambre),
estén, en ocasiones, algo exagerados; pero no me negará usted que, aunque esta
cifra se reduzca hasta un diez por ciento, la situación es preocupante. Como lo
es que cada día más domicilios de españoles tengan serios problemas para hacer
frente a la factura energética.
Está
bien, claro, fijarse en los 'brotes verdes' de la macroeconomía. Seguramente,
las políticas del Gobierno han sido acertadas a la hora de aceptar los
'diktats' de la UE,
y en su prudencia a la hora de los recortes. Ahora toca pensar menos en las
agencias de calificación y en los diarios 'salmón' europeos y más en todos y
cada uno de los ciudadanos, con la conciencia de que -esto también lo dicen las
estadísticas internacionales-España se ha convertido en uno de los países con
una mayor brecha entre ricos y pobres, mientras la clase media, que es la que
garantiza el progreso de una nación, se va difuminando y los jóvenes mejor
preparados, o más emprendedores, emigran hacia los más variados destinos. No
hace falta ser un sociólogo ni un adivino para comprender que este no es un
buen camino.
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