Después
de una semana en la que el protagonismo fue de la Reserva Federal y
de su presidenta, en esta última del mes las referencias de los mercados
vendrán fundamentalmente de datos macro
que en algunos casos permitirán dibujar desde un punto de vista económico el
primer trimestre de este año. En el caso de China, lo que se puede decir es que su economía sigue preocupando. En marzo, la
actividad del sector manufacturero ha registrado un nuevo retroceso y sitúa el
indicador PMI elaborado por HSBC en su nivel más bajo en los últimos ocho
meses. Producción, inversión, ventas minoristas, están creciendo a unos ritmos
que, en algunos casos, no se veían desde hace cinco años. El crecimiento de
China continúa ralentizándose, con una demanda
interna que sigue débil y que
puede obligar a las autoridades del país ha adoptar medidas de estímulo
económico. Precisamente ayer, la directora gerente del FMI destacaba en el Foro de Desarrollo de China,
el papel de la segunda economía mundial, "vital en la recuperación económica
global, ya que ha conseguido un tercio del crecimiento mundial total en los
últimos cinco años". Mientras tanto,
aquí en Europa la recuperación
parece ir dando pasos hacia delante. El índice compuesto de gerentes de compra
de la zona euro de marzo ha mostrado que la economía apenas se ha desacelerado
en marzo desde el máximo en dos años y medio que alcanzó en febrero. No
obstante, las empresas siguen
viéndose obligadas a recortar sus
precios para mantener o mejorar su negocio, un dato que desde luego no
ayuda a disipar los temores de deflación, pese a que desde el BCE se insiste en
que la deflación no es una amenaza.
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