martes 18 de marzo de 2014, 09:24h
Esta semana nos ofrece certezas e
incertidumbres. Lo más sorprendente no es, si me apuran, la crisis
internacional desatada en Ucrania tras el referéndum celebrado en la península
de Crimea con el resultado ya previsto de pedir la anexión a Rusia y las tímidas
sanciones occidentales. La incógnita espeluznante es el paradero del avión de
las líneas aéreas de Malaysia desaparecido desde hace ya demasiados días. Se
abren todas las especulaciones y se multiplican las opciones, casi todas
negativas, aunque un posible secuestro puede tener remedio. Y, curiosamente, en
medio de este sin vivir, con el agobio, entre otros, del futuro de Venezuela,
nos encontramos con astrónomos norteamericanos que confirman la teoría del Big
Bang para determinar el origen del universo. Esta es la noticia más
trascendente para los seres humanos aunque en el mundo todos estemos pendientes
del presidente ruso, Vladimir Putin, y del norteamericano, Barack Obama, que no
tienen muchos ánimos bélicos por razones diferentes cada uno.
Está claro que
Putin ha realizado una demostración de fuerza con su actitud en Crimea pero le
va a pasar factura a medio y largo plazo porque sus intereses económicos y
comerciales a nivel mundial se van a ver muy afectados. Occidente adopta
sanciones para cubrir las apariencias y se la guarda a un Putin que tiene la
llave del 35% del gas y del petróleo que necesita Alemania, por poner un
ejemplo. Pero debe ser consciente que Rusia tiene un PIB como el de Italia a
pesar de sus casi 143 millones de habitantes, una dependencia mortal de los
hidrocarburos, una corrupción galopante y una oligarquía insaciable que le
coloca ante una situación inestable por mucho que el orgullo nacionalista ruso
crezca de manera ignorante entre los ciudadanos y su peso internacional sea más
influyente como, por desgracia, sufren los sirios en estos tres demoledores
años de guerra civil. Putin frente al mundo pero su actitud arrogante no está
exenta de algunas razones como la negativa a que los estados se gobiernen desde
las plazas amotinadas, como en Kiev, por mucho que los medios de comunicación
den cobertura a estas situaciones. La situación política en Ucrania es de muy
dudosa legalidad y legitimidad, por mucho que el presidente Victor Yanukóvich
merezca estar en la cárcel. Hay que parar a Putin sin pervertir el estado de
derecho.
Periodista. Director de 'Atalayar, entre dos orillas'. Colaborador en diversos medios como Punto Radio, Onda Cero, COPE, El Independiente y Colpisa. Colaboro en COPE, Colpisa, TVE, RNE y Diariocritico. Es autor de libros como 'Casco azul soldado español' o 'Misión: Líbano'. También fue director de los estudios 'Cómo informar sobre infancia y violencia' y 'Cómo informar sobre violencia contra la mujer en las relaciones de pareja' en colaboración con el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia.
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