Esta madrugada nos ha dejado Carmen Juárez Peral, periodista, una excelente mujer, una bellísima persona y una extraordinaria amiga.
De su trabajo en distintos medios locales y de su paso por el Ayuntamiento de Guadalajara como responsable de prensa del grupo municipal de IU, deja un gran recuerdo.
Todos los que tuvimos la suerte y el privilegio de contar con su amistad, sentimos hoy su irreparable pérdida con un profundo sentimiento de dolor. La valiente forma en la que ha sabido encarar la adversidad y la cruel enfermedad que se la ha llevado, es tan sólo una muestra de su grandeza como persona y como ser humano. Todo un ejemplo, toda una lección de vida, al menos para mí. Carmen era bella por dentro y por fuera. Carmen era inteligente, generosa y buena. Por encima de todo, buena. Carmen ha muerto joven, cuando tenía por delante toda una vida, unas ilusiones y un proyecto lleno de expectativas y sueños. Ni más ni menos que los que tenemos todos: ver crecer a nuestros hijos, ver cómo se cumplen sus proyectos, superar etapas. Amar y ser amado.
Me dicen que se ha ido en paz y rodeada de sus seres más queridos. Generosa hasta el final, más preocupada de los demás que de ella misma, no escatimó una sonrisa a los que se acercaron a darle lo que tristemente ha sido un último adiós. Se ha ido en paz consigo misma y con la tranquilidad que debe dar el saber que has pasado por la vida haciendo el bien, habiendo sido la mejor madre, la mejor compañera, la mejor hija y hermana, la amiga más incondicional y la más simpática y la más cariñosa.
Fue y será querida y recordada por todos los que ahora la despedimos con el corazón roto pero con el consuelo de haber tenido la suerte -la enorme suerte- de conocerla. Siempre tendré presente su fortaleza, su alegría y su sonrisa. Y con eso me voy a quedar, con la imagen de la mujer valiente que era.
Donde quiera que estés, querida Carmen, descansa en paz.
Ana del Campo
Periodista
Guadalajara