'Lagrimas de cocodrilo': Deber de memoria
viernes 28 de febrero de 2014, 18:14h
La memoria
de las víctimas tiene que formar parte de la comprensión de la historia. A lo
mejor simplifico, pero esa me parece la columna vertebral del pensamiento del
filósofo Reyes Mate y de su último
libro, La piedra desechada. Y conecta
con esta época de memorias y recuerdos que estamos viviendo. Para ponerla donde
debe estar.
Me tocó
presentarlo, con Ramón Jaúregui y Juan Mayorga, el miércoles pasado, y una se sentía.... Parafraseando a Vladimir Nabokov, que, cuando le
dijeron lo de la trinidad santa de escritores del Siglo XX, Samuel Beckett, Borges y él mismo, dijo sentirse "como un ladrón entre dos
cristos", bueno, pues así me sentía yo. Entre uno que ha sido víctima y ha
luchado por la voz de las víctimas, y ha hecho política en ese sentido y en
condiciones tan difíciles, y otro, un dramaturgo que conoce como discípulo
aventajado el trabajo filosófico de Reyes
Mate. Entre tres, porque estaba el propio autor del libro, recién publicado
por Trotta, y por quien tengo yo vieja admiración.
El "deber de
memoria", y simplifico muchísimo, significa que la voz de las víctimas
atestiguan los hechos, nos cuentan que ocurrieron. A veces, como en el caso del
Holocausto, continuamente negado, es el único punto de partida posible para la
creación de un pensamiento filosófico, el único posible después de ese hecho
atroz que hizo imposible una filosofía incapaz de haberlo previsto y desde
luego, de explicarlo. A partir de ahí, piensa Reyes Mate, inserto en una larga trayectoria de filósofos críticos,
que arranca de la Escuela de Frankfurt, hay que repensarlo todo. Porque hay que
contar, en el análisis, con "la autoridad del sufrimiento". Y por La piedra desechada pasan desde la
actual crisis económica -y toda la pobreza inducida que ha traído- y los
cambios en el sistema capitalista, a los muertos en carretera, más que en las
guerras, o las víctimas del terrorismo de ETA, y de otros terrorismos, o las
víctimas de la conquista y colonización de América por los españolas, o las de
Hiroshima y Nagasaki. Y, por supuesto,
Auschwitz, que parte el tiempo de la filosofía para siempre en un antes y un
después. Léanlo, por favor: tiene un lenguaje claro, aunque sus temas sean
complejos; tiene ironía, y tiene algo que les llenará: cuando habla de las
víctimas, que habla siempre, no hace retórica. Hace verdad.
Hemos vivido
una época de olvido, en todo Occidente, y ya hace un tiempo que un pensamiento
nuevo nace: el de la memoria. Con muchos síntomas: cambiando absolutamente de
tercio y de tono, pero esta columna es así -y pueden ustedes volver a muchas de
las "lágrimas" anteriores, que esto del pasado es de mucho llorar aunque sea de
mentirijillas- estamos en ajustarnos las cuentas. Cualquier día les hablo de
libros de la Transición y eso, que están proliferando, pero paso de reportajes
televisivos orsonwellianos. Lo importante es que las cuatro o cinco
generaciones que convivimos en esta España nuestra, estamos repensándonos con
más o menos urgencia, y algunos, desde la perspectiva abierta aquí por Reyes Mate siguiendo y discutiendo a Adorno y a Walter Benjamin (entre otros!).
Cambiando de
tercio y de tono, digo, Ignacio Elguero
acaba de presentar, en un guateque ochentero, una novela, Leif Garrett en el dormitorio de mi hermana, publicado por
Planeta. El que nombró a su generación (los que están por cumplir, o acaban de
cumplir, los 50, quién los pillara) como la
de los chiripitiflaúticos, en memoria de aquel programa de TV, y dedicó
varios ensayos a las diferencias de los nacidos en los sesenta, nos muestra
ahora qué paso con un grupín imaginario y familiar de ellos y ellas. Y no es la
cara más amable de una generación un poco X, un poco yupy, en fin. Que ahora
justo tiene que tomar el poder y.... y la madurez. Y que les pasan cosas, algunas
muy complicadas, como pasan en todas las vidas, ay. Léanlo, sobre todo si sólo
con el nombre les viene a la cabeza la carita andrógina de Garrett.
P.S: Para la
semana que viene quedan muchísimos deberes: la reedición del primer libro de
poemas de Luis Antonio de Villena, Sublime solárium, por Libros del Aire;
el ensayo de Javier Lostalé, Quien lee vive más, publicado por
Polidea, con epílogo de Cristina Hermoso
de Mendoza y prólogo de Jesús
Marchamalo, y de este último, su delicioso Retrato de Baroja con abrigo. Y, desde otras lenguas y otros
ámbitos, Lejos de Ghana, de Taiye Selasi, saludada en todo el mundo
como "la nueva voz de Africa", y presentada aquí por Salamandra. Pero eso ya
será la semana que viene.