Congreso de los Diputados, Madrid, martes, 25 de febrero de 2014
Señor Presidente, señoras y señores
diputados,
Quiero empezar mi discurso recordando al
soldado de Infantería don Abel García Zambrano, fallecido mientras patrullaba
en una misión de Naciones Unidas en el sur del Líbano. Quiero expresar con ello
el reconocimiento del Gobierno yd e todos aquellos que quiera sumarse al
ejemplo de generosidad y valor de los cerca de 138.000 militares que han
participado desde de 1989 en misiones en el exterior, trabajando en misiones
humanitarias y por la seguridad de España.
Señor Presidente, señoras y señores
diputados,
"España cerca del abismo".
No se alarmen sus señorías. Éste no es
un titular que transmite el Presidente del Gobierno de España. Éste es el
titular de un periódico europeo de hace dos años. No era el único; recuerden,
por ejemplo:
"España se ha convertido en la gran
preocupación de Europa";
"La deuda ahoga a España";
"Extrema dificultad en
España";
"Los males de España pueden golpear
a la economía mundial";
"La crisis española da vértigo a
Europa";
"España colapsará, sí o sí";
"España: el rescate o el caos",
O este otro tan expresivo de "España al borde del precipicio".
Todos estos titulares, Señorías, y otros
muchos más de idéntico cariz se publicaron en algunos de los más importantes
medios de comunicación del mundo durante el año 2012: No es extraño, por tanto,
Señorías, que la confianza en la economía española cayera bajo mínimos y que
nuestra prima de riesgo se situara en los 640 puntos. Los titulares podían ser
aparatosos, en algún grado injustos, pero era lo que había.
Un año más tarde, se podría leer:
"La crisis de España se desvanece a
medida que las exportaciones transforman el país"
"Signos de esperanza en el mercado
laboral español"
"Rayo español de esperanza"
"Mayor interés por España"
"España emerge de la recesión"
"La clasificación de la Unión Europea
sobre la competitividad: el sorpasso español"
"España desconcierta a los
analfabetos financieros"
"España es la nueva Alemania"
"Después de dos años, España está
de nuevo en la senda del crecimiento"
"El crecimiento de España anima a
Europa"
"España se autorrecupera"
Son los mismos medios, Señorías, sólo
que un año más tarde.
Ésa es la distancia que hay entre el
escenario en que se desenvolvió el Debate sobre el Estado de la Nación del
pasado año y el que ahora iniciamos.
Los principales cambios que se han
producido en el estado de la nación durante los últimos doce meses son los
siguientes:
- La economía española ha pasado de la
recesión al crecimiento económico.
- En el pasado mes de diciembre, la
cifra de desempleados en España descendió en 169.000 personas con respecto a la
de diciembre de 2012. Es la primera caída del paro en España desde el año 2007.
- El nivel de los precios se mantiene en
el entorno del 0,2 por 100. En los últimos cinco meses, el Índice de Precios al
Consumo ha subido de media un 0,2 por 100, frente a casi un 3 por 100 en el
mismo período del año anterior.
- La balanza de pagos por cuenta
corriente y de capital --nuestra relación económica con el exterior-- presenta
un saldo positivo por primera vez desde 1998 y cercano al 2 por 100 del PIB.
- Se ha producido un récord histórico en
la cifra de nuestras exportaciones y de nuestro sector turístico.
- La inversión extranjera, el mejor
reflejo de la creciente confianza que inspira España, ha regresado con fuerza.
- La prima de riesgo, y, en
consecuencia, los intereses de nuestra deuda soberana, se ha reducido a menos
de la tercera parte desde su máximo.
Esto es, Señorías, en síntesis, lo que
ha cambiado el panorama español durante los últimos doce meses.
Y todo esto ¿qué significa?
Es evidente que se ha producido un
cambio de enormes consecuencias para la situación española, porque se trata de
un cambio de tendencia.
Ha variado nada menos que el rumbo,
Señorías: hemos invertido la dirección de nuestra marcha; hemos pasado del retroceso
al avance, de la caída a la recuperación, de la amenaza a la esperanza. Por
resumirlo todo en una imagen, si me lo permiten, hemos atravesado con éxito el
cabo de Hornos.
Ya no sufrimos la amenaza cotidiana del
riesgo inminente, ni hemos de afanarnos con prisas por la supervivencia a plazo
fijo. Iniciamos ya otra etapa, más tranquila, más productiva y, sobre todo,
mucho más llevadera.
La posibilidad del rescate, el abandono
del euro, la desconfianza, son palabras que ya no tiene sentido ni siquiera mencionarlas.
Hoy se habla del atractivo de España
para las inversiones, de la caída de nuestra prima de riesgo, del retorno al
crecimiento y del gran dinamismo del sector exterior español.
España era un lastre para Europa y hoy
se la percibe como parte del motor, como un engranaje importante, cargado de
energía potencial.
Hace un año les decía que podíamos
encarar el futuro con seguridad porque habíamos conseguido tener un futuro,
cosa que no existía cuando llegamos al Gobierno. Ese fue nuestro avance del año
2012: ofrecer un asidero sólido a la esperanza que nos permitiera confiar en el
mañana.
Hoy, un año más tarde, contamos con algo
aún mejor: un presente, una realidad, una primera cosecha que se mide, que se
pesa, que se calibra, porque no es un cálculo ni una previsión, ni una
expectativa, sino una realidad tangible.
No es, como hace un año, que el árbol
vaya bien y prometa, no; es que ya no necesita prometer porque está dando sus
primeros frutos.
Esto nos permite constatar con rigor la
eficacia de las tareas emprendidas y planificar con más solvencia las del
futuro.
Antes sabíamos que las medidas aplicadas
eran las más razonables, ahora sabemos que eran las más acertadas.
Por eso, Señorías, no hablamos ya de
esperanzas, sino de ambiciones.
No nos mueve ya la esperanza de que
España despierte de su letargo, porque ya lo ha hecho. Hablamos de un país que
recupera la confianza en sus posibilidades y que vuelve a sentirse capaz de
contemplar el futuro con ambición.
A todo esto, que es una realidad
innegable, se le pueden añadir, sin duda, matices y colores.
No discutiré si hemos logrado mucho o
poco, digo que ahora avanzamos en la buena dirección. Digo que nuestra
situación es distinta y es mejor. Digo que se nos ha abierto el horizonte y
que, por las mismas razones y con los mismos medios que hemos llegado hasta
aquí, seremos capaces de recorrer todo el camino que falta hasta que la
recuperación sea completa.
Repito, a este cambio se le pueden
añadir muchos matices. Lo que no se puede hacer es negarlo. Si lo que se quiere
negar es el mérito del Gobierno, que nadie se inquiete porque no lo reivindico:
éste es un triunfo de los españoles, de su esfuerzo sostenido, de sus
sacrificios y de su confianza. Son ellos quienes han logrado un gran triunfo y
es justo reconocérselo y aplaudirlo, como acaban de hacer ustedes.
Así lo ven y así lo reconocen desde
fuera de España, desde la Unión Europea, desde las instituciones económicas
internacionales o desde el mundo de la empresa.
Hemos de tomarlo como lo que es: una
confirmación de que el esfuerzo ha valido la pena, porque los resultados
empiezan a verse; de que estamos en el camino correcto y no queda hueco para
las vacilaciones; y de que nuestro deber es perseverar, sin descanso, en la
misma dirección. Por lo tanto, sin ningún tipo de triunfalismo ni de
autocomplacencia, perseverar en el camino porque ha demostrado su eficacia.
En lo que a mí respecta, Señorías, lo he
dicho más de una vez: no me daré por satisfecho, ni descansaré hasta que el
peor rostro de la crisis económica, que es el paro, no comience a disminuir con
fuerza, porque éste es nuestro propósito, Señorías.
No hemos venido al Gobierno, y ya lo
dije en el discurso de investidura, sino a darle la vuelta a una situación que
se puede describir hoy con una sola cifra: más de cinco millones y medio de
personas no pueden trabajar.
No entiendo que las cosas se puedan
plantear de otro modo. Todas las iniciativas de este Gobierno --en España y
fuera de España, en Europa y en el mundo--, no tienen otro propósito que
devolver a los parados el bienestar que proporciona un empleo y ofrecer a cada
familia española la oportunidad de abrirse camino por sus propios medios, es decir,
con su trabajo.
El empleo, contra lo que algunos
sugieren, no es la gran tarea pendiente de este Gobierno, como si hasta ahora
nos hubiéramos estado dedicando a otra cosa. La estamos atendiendo desde el
primer día, desde el primer paso que dio mi Gobierno y desde la primera
decisión que llevó al Boletín Oficial del Estado, porque la creación de empleo
es el eje que vertebra todas nuestras iniciativas, no diré en política
económica, sino en política sin más, en todo nuestro quehacer como Gobierno.
Tiene que ser así, porque el empleo no
es algo que pueda abordarse directamente, sino que se produce como consecuencia
de otras medidas que no son sencillas y que exigen tiempo para producir
efectos. No surge, como algunos piensan, de esta o aquella medida aislada, sino
de toda una política articulada con el mismo propósito.
Por eso, lo que importa de verdad es si
estamos acertando con las medidas, es decir, si hemos sido capaces de remover
los obstáculos que impedían la creación de empleo y hemos puesto en marcha gran
parte de las medidas que lo favorezcan.
Señorías, ¿cuáles eran esos obstáculos?
La respuesta es una larga letanía. Todo conspiraba en España para destruir
empleos: el déficit exterior, la baja competitividad, un sistema financiero en
dificultades, el estancamiento, la desconfianza, una normativa laboral arcaica
y el despido como único mecanismo de ajuste durante la crisis... Todos los
desarreglos económicos, todos, desembocaban en la misma consecuencia:
destrucción de puestos de trabajo.
Y es obvio que no bastaba con simples
retoques parciales. Eran necesarias reformas profundas y muy diversas; era
necesario si queríamos crear empleo de manera sostenida, y crearlo pronto,
incluso con tasas de crecimiento económico inferiores a las tradicionales.
Señorías, a esa tarea nos encomendamos
desde el primer día y bien podemos decir que los resultados obtenidos no son
fruto de la casualidad. No nos los ha regalado nadie, ni hemos necesitado que
nadie acudiera en nuestro rescate. Lo hemos perseguido desde el comienzo y no
con medidas erráticas, sino con un plan sistemático.
En el camino recorrido a lo largo de
estos dos años destacan dos tipos de actuaciones fundamentales: un diagnóstico
correcto de los desequilibrios de la economía española y la aplicación de las
numerosas medidas y reformas, que ustedes conocen, para corregirlos.
El diagnóstico no consistió sino en
reconocer la realidad y llamar a las cosas por su nombre, sin disimulos y sin
paliativos. Señorías, con todos mis respetos, como demostró el Gobierno anterior,
no se puede corregir lo que no se quiere reconocer.
Medimos con imparcialidad y con
precisión aquellos desequilibrios de la economía que ustedes recuerdan y que
tantas veces les repetí en esta Cámara: el déficit del sector público, el
déficit exterior, la alta inflación, el desmesurado crecimiento de la deuda o
la debilidad del sistema financiero. Los diagnosticamos y comenzamos a
corregirlos:
- Partíamos de un déficit del sector
público del 9 por 100 en 2011 y, desde el principio, acometimos un ajuste
estructural sin precedentes y sin comparación en las grandes economías
avanzadas.
- Nuestra balanza con el exterior, que
llegó a alcanzar no hace mucho el 10 por 100 del déficit, se ha convertido en
un superávit que se acerca al 2 por 100 de nuestro Producto Interior Bruto.
- De ser un país tradicionalmente
inflacionista, España está marcando en la actualidad los niveles de inflación
más bajos de la eurozona, con un crecimiento de los precios y una ganancia de
competitividad sostenida mes a mes. Tenemos hoy los mejores datos desde 1962.
- Por lo que se refiere a la deuda de
nuestra economía, tanto interna como externa, empieza a minorarse. Empresas y
familias están reduciendo su endeudamiento, y nos queda seguir adecuando los
ingresos y los gastos del sector público para estabilizar, primero, y
disminuir, después, los niveles de endeudamiento del sector público.
- Respecto al sistema financiero, hemos
pasado de las dudas a culminar con éxito un programa de reestructuración y
saneamiento que, hoy sí, coloca a los bancos españoles en un nivel de solvencia
superior a la media europea.
No ha sido por causalidad, Señorías.
Sacamos a relucir la verdad y la hemos corregido. Y ¿cómo hemos corregido estos
desequilibrios?
El déficit del sector público, acercando
los gastos a los ingresos. En unas circunstancias extremadamente difíciles,
derivadas de la recesión económica, con gastos sociales extraordinarios
derivados de ella, como las prestaciones por desempleo, lo hemos hecho con el
esfuerzo conjunto y solidario de todas las Administraciones Públicas, subiendo
impuestos, sí, y elevando el control sobre los gastos. Y no podía hacerse de
otra manera.
Y lo hemos hecho con nuevas normativas;
la principal de ellas, la Ley de Estabilidad Presupuestaria derivada de la reforma
constitucional de agosto de 2011. Esa Ley es el pilar, para el presente y el
futuro, de una nueva disciplina presupuestaria para todas las Administraciones
Públicas.
Señorías, tenemos que acostumbrarnos a
gastar lo que tenemos y también a pagar lo que se debe. Eso es lo que hemos
hecho y vamos a seguir haciendo.
Ésta ha sido la lógica de los Planes de
Proveedores, que han además evitado el traslado de costes al sector privado.
Los sucesivos planes de pago a proveedores han movilizado más de cuarenta mil
millones de euros y han permitido cobrar sus facturas, más de ocho millones de
facturas pendientes, a cerca de doscientos mil proveedores.
Y para garantizar a las Comunidades
Autónomas sus compromisos de pago, tanto de los vencimientos de deudas, como de
la atención a los servicios públicos esenciales que prestan (sanidad,
educación, servicios sociales...), hemos puesto en marcha el Fondo de Liquidez
Autonómica que ya ha desembolsado cerca de cuarenta mil millones de euros y que
este año 2014 tiene previsto utilizar veintitrés mil millones más.
El resto de los desequilibrios.
Señorías, los hemos afrontado con un ambicioso plan de reformas. No quiero
entretenerles --ustedes las conocen-- con el amplio catálogo de medidas; basta
con enumerar algunas de ellas, quizá las más relevantes: además de la citada
Ley de Estabilidad Presupuestaria, la reforma del sistema financiero, la Ley de
unidad de mercado, la reforma de las Administraciones Públicas, la reforma del
sistema de pensiones, la reforma educativa o la energética, sin olvidar la
reforma laboral y la Estrategia de Empleo Joven, a las que me referiré
enseguida.
Éste es todo el secreto, Señorías. Nada
ha ocurrido por casualidad, sino porque, con convicción, se han aplicado
medidas que, si ya en el papel parecían adecuadas, a la vista de los resultados
no nos queda sino reconocer su acierto.Unas reformas, por otra parte, que
buscan ir más allá de la solución temporal de unos desequilibrios que hacían
imposible un crecimiento sostenido y estable de la economía española. Buscan ir
más allá de la coyuntura y enraizarse en los usos y comportamientos de todas
las Administraciones Públicas, y de todos los agentes económicos y sociales.
Buscamos, Señorías, en definitiva, unos
nuevos pilares, unas nuevas estructuras que permitan afrontar con garantías los
vaivenes económicos que pudieran producirse en el futuro.
Señorías, las reformas de las que hemos
hablado están empezando a dar resultados reales. Porque no hablamos hoy de
previsiones: hablamos de resultados.
Después de nueve trimestres en recesión,
hemos conseguido abandonarla. Ya estamos creciendo, aunque sea todavía de
manera moderada. Como decía antes, el gran cambio de este período: de caer, a
subir; de la contracción de la actividad al crecimiento; de perder riqueza a
ganarla; de que se reduzca el Producto Interior Bruto a que crezca.
Y eso es posible, entre otras cosas,
porque cada vez nos cuesta menos financiar nuestra deuda pública. Piensen, por
un momento, Señorías, que en 2013 nos hemos ahorrado 8.800 millones de euros en
intereses de la deuda, porque la prima de riesgo ha bajado de 639 puntos a 188
a día de hoy. Bien es verdad que hay quien dice que "con la prima de riesgo
no se come". Nada más falso. Esa cantidad, por ejemplo, representa más de
un cuarto de lo que el Estado se gasta en prestaciones por desempleo.
Por lo que se refiere a la inversión extranjera, la inversión directa se ha incrementado este año en un
47 por 100 y la inversión en cartera, que fue negativa en 2012 por 66.000
millones de euros, se ha tornado positiva en 14.000 millones de euros. Antes
los capitales huían, ahora están de vuelta.
Ésta, insisto, es la muestra más real de
la creciente confianza que está recuperando la economía española en los
mercados internacionales.
Este mismo fin de semana, Señorías, una
de las agencias de calificación ha mejorado su valoración de la deuda española
en un escalón y, además, le ha asignado una perspectiva positiva. Se reconoce,
así, la nueva realidad de la situación económica en España y los esfuerzos
realizados para lograrlo: "la corrección de los desequilibrios para un
modelo sostenible de crecimiento --estoy citando textualmente a la agencia--;
el desarrollo de las reformas estructurales, particularmente la reforma
laboral; la reestructuración del sistema financiero; la consolidación fiscal a
todos los niveles y la del sistema público de pensiones ".
En definitiva, como señala el propio
informe, "la trayectoria demostrada por el Gobierno en la puesta en marcha
de políticas estructurales y presupuestarias".
Señorías, cuando se aprobó la reforma
laboral, cuando se aprobó, el paro crecía en España a un ritmo anual del 12,5
por 100. Hoy, todavía con crecimiento negativo, el último año se reduce. El
último dato de paro registrado señala una caída del 3,3 por 100 sobre la misma
fecha del año anterior. En concreto, el paro registrado se redujo en 166.343
personas. Por primera vez en toda la crisis, Señorías, podemos decir que hay
menos parados que hace un año.
Algo parecido ocurre con la afiliación a
la Seguridad Social: a finales de enero ha aumentado en 17.845 cotizantes
respecto al último día del mes de enero de 2013. Esta tendencia indica que, ya
en febrero, con toda seguridad tendremos una variación interanual de afiliados
positiva. Podrá decirse que hay más afiliados medios a la Seguridad Social que
hace un año. Señorías, éste no es baladí: han transcurrido 68 registros
mensuales negativos --Señorías, 68 registros mensuales, uno detrás de otro;
cinco años y dos tercios del sexto año-- antes de lograr los resultados a los
que acabo de hacer referencia ahora. 68 registros mensuales negativos.
Y, Señorías, debemos destacar también
las ganancias en competitividad. Éste es uno de los grandes cambios
estructurales que se han producido en la economía española en sólo dos años, es
el resultado más visible de las reformas que hemos puesto en marcha y el pilar
de la recuperación del país.
Ahora mismo tenemos las mejores cifras
de competitividad desde que entramos en el euro, las mejores. Ese incremento de
competitividad nos ha permitido alcanzar cifras récord en nuestras
exportaciones, como antes les decía, y un notable superávit, en el entorno del
2 por 100, en nuestra balanza de pagos por cuenta corriente. Señorías, el
pasado año, con motivo de este mismo Debate, dije aquí lo siguiente:
"cuando la balanza por cuenta corriente arroja superávit anticipa el
inicio de un ciclo expansivo con crecimiento económico y creación de empleo". Y ahí es donde estamos, Señorías.
Y no quiero dejar de señalar un logro al
que concedo una especial importancia. Quiero insistir, otra vez, en que España
cuenta a partir de ahora con los diques de refuerzo para evitar que una
calamidad como la que hemos vivido y pueda volver a producirse, si se produce,
que no pueda provocar las dramáticas consecuencias que ha desencadenado esta
crisis.
Señorías, todo eso está muy bien pero, a
riesgo de ser reiterativo, tengo que decir otra vez que no cabe el menor
triunfalismo ni caer en la autocomplacencia. Lo diré aquí y allí donde vaya. Más de cinco millones y medio de personas
que buscan un empleo sin encontrarlo nos impiden hacer otra cosa.
Nada más ingrato, Señorías, que tratar
de corregir cifras millonarias de desempleados a los que, por rápidamente que
nos movamos, es imposible satisfacer al ritmo que ellos necesitan. Por eso es
difícil, repito, que nadie pueda sentirse satisfecho mientras no hayamos
logrado que las tasas de parados rebajen el dramatismo con el que hoy reclaman
nuestra atención.
Y no es sencillo. Nunca lo es, pero
menos aún en nuestras circunstancias.
Les recuerdo, como punto de referencia,
que nos hemos enfrentado a la mayor destrucción de empleo de Europa. En la
pasada Legislatura el número de parados se incrementó en 3.350.000 y el paro
juvenil se duplicó. La tasa de paro se elevó en trece puntos porcentuales, el
doble de la tasa de la Unión Europea. El 65 por 100 de todo el empleo destruido
en la Europa comunitaria entre 2008 y 2011, el 65 por 100, Señorías, se produjo
aquí, en España.
Ésa era la tarea y algo hemos logrado
ya, Señorías: detener esa hemorragia y conseguir que afloren los primeros
signos de la recuperación.
Lo repito una vez más: éste es el
principal objetivo del Gobierno. Todo lo demás no son sino medios,
instrumentos, procedimientos para llegar cuanto antes a lo que a todos nos
importa: asistir a la caída de las tasas de desempleo y, muy especialmente, a
la de los jóvenes, porque ellos representan la gran fuerza de trabajo de la que
depende el futuro y el bienestar de los españoles.
Y, refiriéndonos a los jóvenes, un dato
esperanzador: en 2013, por primera vez desde 2006, la tasa de paro de los
jóvenes menores de treinta años se ha reducido. Lo ha hecho tras seis años de
subidas y en un entorno contractivo.
Lo que debemos preguntarnos, más allá de
las cifras de hoy, es si hemos hecho todo lo necesario para que dejen de
destruirse los puestos de trabajo, si hemos logrado retirar todos los
obstáculos que estorban la creación de empleo, si hemos tomado todas las
medidas necesarias para facilitar que se creen empleos nuevos.
Señorías, yo creo que no nos hemos
dejado nada fundamental en el tintero. Lo que importa es perseverar en el mismo
rumbo y desarrollar al máximo las reformas en curso en la confianza de que,
gracias a ello, lograremos crear empleo más pronto, de más calidad y mejor
preparado.
Señoras y señores diputados,
Han sido muchos sacrificios necesarios
para corregir los desequilibrios, pero quiero destacar que los hemos hecho
intentando proteger a los miembros más indefensos de la sociedad. Lo anuncié en
mi discurso de investidura y así lo hemos realizado.
Cuando tantas voces profetizaban el
apocalipsis de las pensiones, fuimos capaces de lograr que, de ninguna manera,
el sacrificio alcanzara a los que ya no contaban con otro recurso.
Descongelamos las pensiones. Sí, las descongelamos, porque otros las habían
congelado. Y si en el año 2011 se habían dedicado 111.000 millones a pensiones,
este 2014 superarán los 126.600 millones de euros.
Cuando el debate en Bruselas se centraba
en reducir las prestaciones por desempleo, este Gobierno, éste, el que yo
presido, se negó y las sostuvo. Mantuvimos la protección social frente al paro
y dimos estabilidad a las ayudas del Plan PREPARA para quienes habían agotado
sus prestaciones. Por ejemplo, este año, el presupuesto para desempleo se ha
incrementado más del 10 por 100 y ronda los 30.000 millones de euros.
Señorías, la necesidad nos ha obligado a
muchas cosas; pero hemos establecido unos límites en aquellas cuestiones que no
estábamos dispuestos a traspasar. Y no les hablo de una pequeñez, Señorías. Son
las dos partidas más importantes del Presupuesto, las más importantes por su
cuantía, ahora que la sanidad y la educación están en los presupuestos de las
Comunidades Autónomas.
Pero, yendo más allá, uno de los
principios de gobierno aplicados sin excepción ha sido la búsqueda de un
reparto equitativo de las cargas cuando ha habido que tomar decisiones
difíciles.
A modo de ejemplo, hubo que subir los
impuestos; pero se hizo de forma progresiva, pidiendo un esfuerzo mayor a las
rentas más altas en el Impuesto sobre la Renta y a las grandes empresas en el
Impuesto de Sociedades, Señorías. Se han reducido los sueldos e indemnizaciones
de los directivos de las empresas públicas, incluidas las de la banca
nacionalizada.
Reformas como la eléctrica han buscado
la protección de los consumidores. Espero tener un debate esta tarde con el
portavoz de su Grupo Parlamentario sobre el sector eléctrico, espero tenerlo, y
también espero tenerlo sobre la recaudación del Impuesto de Sociedades por las
grandes empresas. Esos dos debates espero tenerlos.
Señorías, reforma como la eléctrica han
buscado la protección de los consumidores y las pequeñas y medianas empresas,
que habrían visto, de otro modo, incrementos de factura de más del 40 por 100.
Lo veremos esta tarde.
Señorías, gobernar es decidir y en las
circunstancias que hemos vivido estos dos años les puedo decir que muchas de
las decisiones tomadas no han sido fáciles ni agradables; pero, como les decía,
se han aplicado siempre bajo el principio de preservar nuestros esquemas de
protección social y limitar su impacto sobre los que están en situación de
mayor vulnerabilidad.
Señorías, el mérito es de los españoles,
porque toda España está cargando con el trabajo adicional de que nadie quede en
la cuneta.
Y pasemos ahora, Señorías, a contemplar
alguno de los asuntos más destacados que afrontaremos este año y las medidas
que pensamos aplicar durante los próximos meses.
Los cambios que las diversas reformas
han producido en la situación nos permiten ya plantearnos el futuro desde otra
perspectiva. Debemos, pues, modificar nuestras previsiones económicas y de
empleo para el próximo año. Así lo reflejará el Programa de Estabilidad que
hemos de presentar a la Comisión Europea en el mes de abril.
Lo que en estos momentosles puedo
anticipar es que el crecimiento previsto del Producto Interior Bruto en
términos reales se revisará al alza. La previsión es que alcancemos un
crecimiento del 1 por 100 para 2014 y del 1,5 por 100 para 2015.
El sector exterior seguirá siendo el
principal protagonista, con un saldo positivo en la balanza por cuenta
corriente y capital del 2 por 100 en 2014 y del 2,5 por 100 en 2015.
Todo ello nos permitirá avanzar en
nuestro objetivo primordial: favorecer la creación de empleo. Este año 2014 se
creará ya empleo neto, tanto en términos de Contabilidad Nacional, como en la
Encuesta de Población Activa. Y contaremos también con más afiliados a la
Seguridad Social. De hecho, ya tenemos a día de hoy más afiliados que en las
mismas fechas de 2013.
Veremos creación neta de empleo, repito.
Lo haremos a un ritmo todavía moderado en este año, pero se acentuará de forma
más intensa en 2015.
Señorías, estas previsiones, como es
natural, tienen su reflejo en nuestra política fiscal y laboral.
Dado que los sacrificios del conjunto de
la sociedad española están dando resultados, ha llegado el momento de mitigar
buena parte de las exigencias que nos impusimos forzados por la necesidad.
Es ahora, Señorías, ante las
perspectivas de un marco económico más favorable, cuando resulta posible
emprender una reforma tributaria que permita compatibilizar nuestro compromiso
de consolidación fiscal con una profunda revisión de nuestro sistema
tributario.
Para cumplir con este objetivo
decidimos, como ustedes saben, crear una comisión de expertos en julio de 2013,
que analizara en profundidad nuestro modelo fiscal y realizase las oportunas
propuestas de reforma. Su informe será presentado este próximo mes de marzo y,
una vez analizado por el Gobierno, nuestro propósito es elaborar las leyes de
reforma durante los meses de abril y mayo para su presentación a esta Cámara a
lo largo del mes de junio.
No obstante, puedo avanzarles hoy que el
propósito de la futura reforma fiscal será consolidar el crecimiento económico,
mejorar la competitividad, favorecer la creación de empleo e incluir medidas
sociales de apoyo a las familias y las personas con menos recursos.Se planteará
como un programa de reformas con un horizonte temporal amplio, a fin de generar
confianza en la estabilidad del sistema tributario.
En este sentido, no puedo anticiparles,
por tanto, detalles concretos de la futura reforma; pero, al margen de lo que
en su día ésta recoja --algunas cosas, sí, ¡hombe!-- sí puedo y voy a
adelantarles algunas decisiones que ya hemos tomado. Por ejemplo:
- El cambio más inmediato en la
estructura del Impuesto sobre la Renta, aliviará la carga fiscal, con especial
incidencia en las rentas medias y bajas. Doce millones de contribuyentes se
verán beneficiados por la reforma a partir de 2015.
- Es más, los trabajadores que ganan
menos de doce mil euros al año no pagarán el Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas.
- Además, mejorarán las deducciones
fiscales para las familias, porque se elevarán significativamente los mínimos
personales por hijos. Y lo mismo se hará respecto a los ascendientes y personas
con discapacidad que convivan con el contribuyente.
Pongo estos ejemplos para mostrarles
que, a la espera de las propuestas del comité de expertos, se pretende una
reforma fiscal que, además de estimular el crecimiento económico, favorezca la
cohesión social. Por eso, quiero empezar esta reforma por los que peor lo están
pasando: porque son los que menos renta perciben y porque, del mismo modo que
fuimos equitativos en el reparto de las cargas, queremos serlo ahora cuando
llegan los beneficios.
Es también ahora, Señorías, en que se
inicia la recuperación, el momento de favorecer la creación de empleo estable
con una nueva e importante reducción de las cargas sociales.
Por eso les anuncio que, con efectos del
día de hoy, a partir de este momento en que les hablo, la contratación
indefinida de nuevos trabajadores tendrá una tarifa plana de cotización a la
Seguridad Social de cien euros, siempre que se trate de creación de empleo
neta.
Se trata del impulso a la creación de
empleo neto más importante de nuestra historia. No ha sido posible adoptarlo
antes, Señorías, pero ahora que es posible no vamos a retrasarlo ni un minuto.
Este viernes, aprobaremos en Consejo de
Ministros esta rebaja de las cotizaciones que permitirá a cualquier empresa,
independientemente de su tamaño, que quiera contratar a más trabajadores, y lo
haga de forma estable, independientemente de su edad, cotizar a la Seguridad
Social (por contingencias comunes) cien euros al mes, ni uno más, durante los
primeros veinticuatro meses; siempre que suponga un aumento de plantilla.
Estamos hablando, por tanto, de creación
neta y de empleo estable. En el caso de que una empresa no mantuviera el
contrato del trabajador durante los tres años siguientes a la contratación
inicial, deberá reintegrar todos los beneficios aplicados.
Esto supone, por ejemplo, Señorías, para
un sueldo bruto al año de 20.000 euros y que el importe de su cotización a la
Seguridad Social es de 5.700 euros, por cada nuevo empleo creado la empresa
pasará a ingresar solamente 1.200 euros. Es decir, en este caso concreto
estaríamos hablando de una rebaja en las cotizaciones sociales de un 75 por
100.
Señorías, como he dicho, estamos
iniciando la recuperación y el Gobierno procura consolidarla y acelerarla con
un doble objetivo: aliviar cuanto sea posible las medidas que nos impuso el
rigor de la crisis y adoptar las decisiones que mejor contribuyan a la
generación de puestos de trabajo.
Es natural que iniciemos estas medidas
con aquellos que más las necesitan, es decir, los más débiles, los sectores
sociales que más dificultades económicas están atravesando, y a los que más
urge que se les allane el camino hacia un puesto de trabajo.
Para ello, además, es necesario agilizar
las transiciones al empleo y potenciar la empleabilidad de los trabajadores, y
hacer que las políticas activas de empleo respondan verdaderamente a su
denominación y a su objetivo.
Para ello, en el marco de la colaboración
con las Comunidades Autónomas, que son las competentes en la ejecución de las
políticas activas de empleo, el Gobierno aprobará antes de verano una
Estrategia de Activación para el Empleo para los próximos dos años.Entre estas
Políticas se incluyen, por ejemplo, la plena implantación del Acuerdo Marco de
colaboración con agencias privadas de colocación o el Portal Único de Empleo
que se pondrá en marcha en el mes de abril.
También en este marco --y éste también
es un tema muy importante-- ha de jugar un papel esencial la formación
profesional para el empleo, la que se da a los trabajadores desempleados o a
aquellos que buscan mejorar su cualificación. Y creo que a estas alturas,
Señorías, ya no existen muchas dudas de que, tras décadas de funcionamiento del
actual sistema, no ha tenido los resultados que todos queremos.
Por ello, se abordará una reforma
integral de este sistema, para poner en marcha un nuevo modelo de formación
profesional; un nuevo modelo que se regirá por los principios de transparencia
y libre concurrencia y que, a partir de ahora, está sometido a una evaluación
permanente de los resultados para garantizar que cumple con sus objetivos, para
asegurar que la formación profesional desempeña su función como palanca de
acceso, de mantenimiento y de retorno al empleo.
Porque la gran apuesta en la
modernización de los procesos productivos tiene que ser la potenciación de los
recursos humanos, como base fundamental del sistema. Así, dentro del Plan de
Garantía Juvenil se promoverá la contratación de mil jóvenes licenciados o con
grado superior de FP para realizar tareas de Investigación y Desarrollo.
Señorías, somos conscientes de que para
favorecer la creación de empleo no basta con facilitar la contratación o la
capacitación de los trabajadores. Tenemos que crear la necesidad de empleo. ¿Y
cómo? Con la creación y crecimiento de empresas. Por eso es fundamental allanar
el acceso a la financiación, para que la inversión pueda convertirse en empleo.
Les anuncio, por ello, que en el Consejo
de Ministros de este viernes se aprobará un paquete de leyes de fomento de la
financiación para mejorar la liquidez empresarial y fortalecer la financiación
no bancaria para pequeñas y medianas empresas. Un nuevo marco normativo
respecto al que quisiera destacar algunos elementos:
- Primero, más garantías para las
empresas. El establecimiento de una obligación de preaviso de las entidades
financieras de, al menos, tres meses, cuando se vaya a cancelar o reducir
notablemente la financiación de las Pymes. Asimismo, las empresas tendrán
derecho a conocer la información crediticia que tienen las entidades sobre
ellas, para corregir los errores que éstas tengan, que perjudiquen su imagen de
solvencia y dificulten su acceso al crédito.
- Segundo, más posibilidades de financiación
con la mejora del régimen de emisión de obligaciones, de titulizaciones y de
inversores institucionales para fomentar vías de financiación no bancaria; y
con la puesta en marcha de la llamada "Ley Ascensor", que articula procedimientos reglados para
que una empresa que va ganando tamaño pueda ir accediendo a formas de
financiación cada vez más sofisticadas, desde fondos de inversión, pasando por
el Mercado Alternativo Bursátil, hasta llegar a la Bolsa.
- Tercero, con más mecanismos
financieros. Este viernes se planteará también, en el Consejo de Ministros, una
modificación de la legislación de capital-riesgo para, entre otras novedades,
crear una nueva forma de inversión, el capital riesgo-PYME, con grandes
ventajas desde el punto de vista financiero para los inversores. Además, como
gran novedad en este programa de fomento de la financiación, se incluirá una
reforma de la normativa concursal, para facilitar que las empresas con
viabilidad reestructuren su deuda cuanto antes y se rehagan. Se favorecerá así,
que alcancen acuerdos concursales y puedan convertir deuda en capital social. Y
se permitirá de esta forma un intenso desapalancamiento de las empresas con
viabilidad.
Señorías, tan importante es facilitar la
viabilidad financiera de las empresas, como las posibilidades de expansión con
las que puedan contar.
Las empresas españolas están dando una
lección de su capacidad de superación y capacidad de competir. Cada vez son más
las que venden fuera y venden más productos, más diversos y a más países. Baste
poner como ejemplo el peso y el prestigio que el sector agroalimentario español
está desarrollando en el exterior.
Es nuestra obligación ofrecerles el
mayor respaldo posible, para que desplieguen al máximo su potencial. Por eso,
este mismo viernes el Consejo de Ministros aprobará también el Plan Estratégico
de Internacionalización de la Economía Española 2014-2015, en el que se
articulan los recursos públicos de apoyo a las empresas en el exterior, con el
objetivo de que adquieran la mayor eficiencia posible.
Este Plan tendrá una especial incidencia
en la mejora del clima de negocios para las inversiones de las empresas en
España, el apoyo a los nuevos sectores de exportación y la potenciación de los
mercados en los que todavía es insuficiente la presencia de empresas españolas.
Señoras y señores diputados,
Nuestro objetivo es seguir trabajando
para impulsar la competitividad de la economía española; una tarea en la que
las Administraciones no pueden ser ajenas. Deben servir de motor de esta
transformación y caminar al mismo ritmo. Deben contribuir al crecimiento, igual
que juegan un papel fundamental en el Estado del Bienestar.
Señorías, tres cuartas partes de los
empleados públicos son los encargados de que tengamos una sanidad, una
educación, una seguridad y unos servicios públicos de los que nos podemos
sentir orgullosos; pero era necesario acometer una reforma, sobre todo, del
"resto" de la Administración, que se suele identificar con el
"aparato burocrático".
Esta reforma tenía que ser integral para
resolver los problemas que afectaban a nuestro sector público:
- Primero, el tamaño. En la sociedad
española está instalada la idea de que tenemos una Administración
elefantiásica. Esto no es verdad. Al menos, ya no lo es. No era aceptable que
durante la crisis, entre 2007 y 2011, mientras todas las empresas sufrían
ajustes de plantillas y cierres, la Administración aumentase de tamaño como lo
hizo. Esto se ha corregido en esta Legislatura. Hoy el tamaño del conjunto de
las Administraciones Públicas españolas es el que tenía en 2004. Para
consolidar esta situación y evitar que vuelvan en el futuro a proliferar
entidades sin control --y, a veces, hasta sin objeto-- propondremos una nueva
Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas, que por primera vez
integrará una regulación específica y estricta de la Administración
institucional.
- Segundo problema, la morosidad.
Existía una práctica más o menos generalizada de retrasar el pago de las
facturas que llegaban a la Administración recurriendo, en ocasiones, a
prácticas tan inaceptables como meterlas en un cajón. Señorías, es que hemos
tenido que pagar ocho millones de facturas. Es que es s algo verdaderamente
notable en un país como es España. Por un lado, teníamos que pagar las deudas
pendientes con los proveedores, para lo que se puso en marcha el Fondo de Pago
de Proveedores del que se han beneficiado Comunidades Autónomas y Entidades
Locales, como antes les comenté.
Pero teníamos que evitar que esto vuelva
a pasar en el futuro y para ello hemos aprobado una Ley de Control de la deuda
comercial en el sector público, que establece rigurosos mecanismos para evitar
que ninguna Administración tenga meses, cuando no años, esperando a sus
proveedores para recibir su dinero, porque es el suyo. Y hemos aprobado la Ley
de Factura Electrónica, que va a hacer que sea imposible ocultar la existencia
de cuentas pendientes o meter facturas en el cajón. El próximo paso será la
definición y publicación de los períodos medios de pago en cada Administración.
Señorías, tan importante y tan razonable es pagar a tiempo como no gastar de
más.
- Y el tercer problema al que había que
atender era la mejora de la gestión. No puede ser que cada ministerio, cada
organismo, cada dependencia administrativa, gestionase separadamente sus
vehículos, inmuebles, aplicaciones informáticas, suministros de luz, teléfonos,
seguridad... Estamos acometiendo la gestión centralizada de todos estos medios
públicos. Se está poniendo en marcha la contratación centralizada de los
combustibles, la energía eléctrica o las telecomunicaciones. Y en los próximos
Presupuestos que traigamos a esta Cámara empezarán a incorporarse principios de
presupuestación "base cero" en el capítulo de gastos corrientes, para
que la previsión de gastos se aproxime a la realidad del coste.
Señorías, ¿cuántas veces hemos oído
desde que tenemos el estado autonómico que había que suprimir duplicidades,
pero nadie se había puesto a analizar cuáles eran, en qué ámbitos y entre qué
Administraciones? Este trabajo, por fin, se ha hecho. Para resolverlas se
propone reforzar los mecanismos de cooperación, como las Conferencias
Sectoriales, crear bases de datos y registros comunes, licencias o permisos
únicos, puesta en común de medios públicos para el ejercicio de competencias y
supresión de organismos. Quiero decir que la colaboración de las Comunidades
Autónomas para su implantación está siendo intensa y esperamos que lo sea más
en el futuro. Sólo les daré un dato: las Comunidades Autónomas han asumido la
disolución de más de 750 empresas públicas, lo que supondrá un ahorro de más de
4.500 millones de euros.
Por último,simplificación. La reforma
contiene una batería de medidas dirigidas a que la relación de los ciudadanos y
las empresas con la Administración sea fácil y sea sencilla, de modo que no se
pida varias veces el mismo documento, que se puedan hacer muchos más trámites
por internet y que no haya que peregrinar por distintas ventanillas para, por
ejemplo, constituir una empresa, importar un producto o ver las notificaciones
que nos afecten.
Esto es una revolución silenciosa,
Señorías, de las pequeñas cosas, que se nota cuando, como está ocurriendo,
vemos rebajas en la factura de nuestros servicios, de los de la Administración,
del 60 por 100 por hacer las cosas de manera centralizada; cuando damos un
trabajador de alta en la Seguridad Social por internet; cuando creamos una
empresa en 48 horas cumpliendo los trámites electrónicamente con el Registro
Mercantil, la Agencia Tributaria, la Seguridad Social y el Ayuntamiento del municipio
donde se va a instalar; cuando nuestra factura se manda por vía electrónica a
la Administración y desde el primer momento está contabilizada.
Señorías, a este objetivo de
simplificación y reducción de trabas innecesarias responde también la Ley de
Garantía de la Unidad de Mercado.
Quiero recordar aquí la importancia de
esta Ley para la capacidad de competir y crecer de las empresas, dentro de
nuestras fronteras. Por eso, estamos trabajando de forma activa en su plena
implantación.
El 9 de marzo entrará en vigor el
principio de licencia única: se reconoce la validez de las licencias emitidas
en cualquier parte del territorio nacional. También en ese día entrará en
funcionamiento el nuevo mecanismo de protección de operadores: trabajadores,
empresas y autónomos. Habrá una instancia administrativa y un posterior recurso
judicial para corregir de forma rápida los casos de barreras injustificadas a
la actividad de las empresas y otros agentes.
En las próximas semanas se convocará,
por primera vez, al Consejo de Unidad de Mercado, con la tarea de reducir
cargas y barreras que perjudican a los agentes económicos.
Señoras y señores diputados,
Éstas son sólo algunas de las medidas
más importantes que jalonan la agenda de reformas para el crecimiento en los
próximos meses.; un nuevo avance en las transformaciones estructurales que, a
finales de abril, remitiremos a la Comisión Europea, como es habitual y
obligado para todos, en el Programa Nacional de Reformas.
Señoras y señores diputados,
No es posible celebrar el Debate sobre
el Estado de la Nación sin analizar las políticas europeas y su incidencia en
nuestro país. Las relaciones con la Unión se han convertido en parte
fundamental de la política nacional y, por tanto, es básico que sepamos acercar
Europa a nuestros intereses.
Como me han oído ustedes afirmar en
otras ocasiones ante esta Cámara, el éxito de nuestra política europea estriba
en nuestra capacidad para convertir los intereses nacionales en prioridades de
la agenda europea y transformarlos en intereses comunes de todos los europeos.
En este último año España ha sido capaz
de influir en dos temas capitales de la agenda europea: por un lado,
convenciendo a los principales actores de la Unión Europea de que la crisis del
euro no era sólo económica, sino también política, por la falta de certidumbre
sobre el futuro de la moneda única y su irreversibilidad; por otro, para que
las necesarias políticas de consolidación fiscal fueran acompañadas de otras
que, de forma complementaria, impulsaran el crecimiento y la creación de
empleo.
Aquella incertidumbre ha sido superada y
podemos afirmar con rotundidad que el euro hoy es irreversible, que se ha
avanzado en la consecución de una auténtica unión económica y monetaria,
especialmente en la Unión Bancaria, y que Europa ha emprendido la senda del
crecimiento, sin el cual no cabe esperar creación de empleo.
Igualmente, debemos congratularnos de
que en esta difícil travesía España haya conseguido evitar un rescate global de
nuestra economía que habría supuesto, Señorías, más impuestos, menos pensiones
y menos crecimiento.
De lo acaecido desde el último Debate
del Estado de la Nación podemos extraer varias enseñanzas; en primer lugar, que
la Unión Europea es un marco vital para España, a quien ha demostrado su
solidaridad cuando ha sido necesario; la segunda enseñanza es que España ha
recuperado la credibilidad que había perdido.
El cumplimiento de los compromisos
contraídos con nuestros socios y una agenda reformista, sólida y creíble, ha
supuesto un giro radical en la actitud del resto de los países europeos hacia
España. Consecuencia natural de esto ha sido el reforzamiento del papel que
nuestro país desempeña en Europa. Si hemos conseguido obtener buena parte de
nuestros objetivos, conciliando el interés nacional con el europeo, ha sido
posible por la percepción de estabilidad y de certidumbre que existe sobre
nuestro país.
Quiero añadir también que España ha
mantenido en estos difíciles años su compromiso con el proyecto de integración
europea. Este compromiso de España con el proyecto europeo no es sólo un empeño
del Gobierno. sino de la sociedad española en su conjunto. Por ello me
congratulo por el amplio consenso al respecto que existe en esta Cámara, tal y
como se reflejó en la Proposición No de Ley aprobada antes del Consejo Europeo
de junio de 2013 y que el Gobierno ha utilizado, y seguirá utilizando, como
"hoja de ruta". Insisto y reitero la voluntad de mi Gobierno de
proseguir en esta línea de buscar el consenso más amplio en el futuro.
Señorías, en relación con la Unión
Bancaria, se ha creado el Mecanismo Único de Supervisión, cuyos reglamentos
entraron en vigor el pasado 3 de noviembre. Se espera que el Banco Central
Europeo asuma sus funciones plenas el 3 de noviembre de este mismo año.Durante
este año debemos concluir con éxito la Unión Bancaria y, en concreto, aprobar
definitivamente la Directiva de Rescate y Resolución, y la puesta en marcha del
Mecanismo Único de Resolución.
Todo ello permitirá crear un mercado más
homogéneo, facilitará la transparencia y la solvencia, y, como resultado,
disminuirán las diferencias en el trato entre bancos y clientes. Para
entendernos, no es razonable que, a la hora de pedir un crédito, un ciudadano
de Hamburgo se encuentre en una situación tan diferente a uno de Murcia, más
allá, como es natural, de sus condiciones particulares.
Señorías, desde el pasado 1 de enero
está en vigor el Marco Financiero Plurianual para el período 2014-2020. Como
saben, ésta es la forma que en la jerga comunitaria se denomina a los
Presupuestos de la Unión. Dicho Presupuesto asciende a 960.000 millones de
euros para los próximos siete años y establece una financiación predecible para
las políticas europeas de las que se benefician nuestras Pymes, nuestros
agricultores y ganaderos, nuestras ciudades y regiones, nuestros institutos de
investigación y nuestros estudiantes. España seguirá siendo beneficiaria neta
del Presupuesto comunitario y mejorará su saldo respecto del período anterior
(2007-2013), pasando de un +0,15 por 100 del PIB al +0,20 por 100.
A finales del año se han adoptado los
correspondientes programas financieros, que respaldan la consecución de la
Estrategia Europa 2020. En cuanto a la reforma de la PAC, ofrece a los
agricultores españoles una garantía de que van a seguir recibiendo un volumen
muy importante de fondos: un total de 47.000 millones de euros en el período.
No insistiré en la importancia de la
Iniciativa de Empleo Juvenil, con 1.880 millones de euros destinados a España,
ni en la estrategia de financiación a Pymes, economía digital, etcétera. Son
temas que hemos tratado en esta Cámara en un reciente debate. Sin embargo, sí
me gustaría destacar la ratificación por el Parlamento marroquí del protocolo
del acuerdo de pesca con la Unión Europea, del que se beneficiará,
especialmente, la flota española, que representa más del 70 por 100 del
conjunto de la flota comunitaria.
Señorías, a raíz de las tragedias
acaecidas frente a la costa de Lampedusa, el Consejo Europeo de octubre, sobre
la base de las propuestas presentadas por España, acordó la línea política para
enfrentarse a las causas de los flujos migratorios. No necesito explicarles
nuestro interés sobre esta materia. Los recientes acontecimientos de Ceuta y
Melilla ponen de actualidad un dramático problema que la Europa comunitaria
todavía no ha acertado a resolver. Es preciso reformar la cooperación con los
países de origen y tránsito, establecer una cooperación más estrecha con las
organizaciones internacionales correspondientes y redoblar la lucha contra la
trata de seres humanos y la inmigración clandestina, además de reforzar las
actividades de la Agencia Frontex.
En otro orden de cosas, Señorías, España
seguirá apoyando la consecución del acuerdo comercial entre la Unión Europea y
los Estados Unidos, la llamada Asociación Transatlántica para el Comercio y la
Inversión, que, de llegar a buen término, constituirá un impulso muy notable
para la economía europea que vería incrementadas sus exportaciones a los
Estados Unidos por encima del 25 por 100; un tema éste, Señorías, de la máxima
importancia.
En mayo de 2014 se celebrarán unas
nuevas elecciones al Parlamento Europeo. Espero que sean la ocasión oportuna
para debatir sobre el futuro de la Unión Europa desde el Parlamento con más
competencias de su historia. Confío, igualmente, en que la elección indirecta
del presidente de la Comisión Europea por los ciudadanos contribuya a
acrecentar el debate y la participación sobre la Europa del futuro, que debe
ser la Europa de todos los europeos.
Todavía tenemos mucho trabajo que hacer
en Europa. De la "hoja de ruta" propuesta por los cuatro presidentes
de las principales instituciones de la Zona Euro, hemos completado la Unión
Bancaria. Nuestro próximo reto, y será un empeño del Gobierno español, y entiendo
que de esta Cámara, será trabajar por la Unión Fiscal, la Unión Política y la
Unión Económica.
Señoras y señores diputados,
No podemos permanecer impasibles cuando
los ciudadanos señalan a la corrupción como una de sus principales
preocupaciones. Por eso, junto al objetivo de Administraciones más útiles, más
austeras y más eficientes, como nos demanda la situación de la economía, hemos
trabajado, y seguimos haciéndolo, en desarrollar Administraciones más
transparentes, más abiertas y más fiscalizadas, con gestores sometidos a
principios éticos y legales que sean ineludibles.
Éstas son las razones por las que, desde
el principio mismo de la Legislatura, pusimos en marcha, junto a las grandes
correcciones económicas, importantes reformas institucionales que contribuyan a
la regeneración democrática; medidas que también, como en el ámbito económico,
han arrojado ya sus frutos y creo que debemos ponerlos en valor, porque lo que
empieza a notarse fuera de nuestras fronteras debe también tener alguna
relevancia dentro de ellas.
Este mismo mes, el 3 de febrero, hemos
conocido los resultados del Informe Anticorrupción de la Comisión Europea, que
reconoce en España los esfuerzos hechos por el Gobierno y por este Parlamento
para atajar la corrupción. Destaca la consolidación del marco legal español en
este objetivo, así como los importantes resultados sobre la corrupción
denunciada y nos demanda una especial atención en materias a las que
precisamente hemos otorgado una máxima prioridad: mantener y ahondar la reforma
en materia de financiación de los partidos políticos; desarrollar estrategias
particulares de control y transparencia en todas las Administraciones;
desarrollar códigos de conducta para los cargos electos y dentro de los
partidos políticos; fortalecer el control sobre los conflictos de intereses o
asegurar la implantación de la transparencia.
A todo ello hemos atendido, desde el
primer día y en todo momento. Ya el año pasado, aquí, en este mismo Debate,
tuve ocasión de hacer un primer balance. Ya entonces habíamos reformado, con
gran consenso, la Ley de Financiación de Partidos Políticos, que redujo las
aportaciones que perciben del Estado, y recordé que habíamos recuperado la
responsabilidad penal de los partidos políticos y reforzado la lucha contra el
fraude fiscal, entre otras medidas.
Pero en aquella ocasión yo hice algo más
que traerles un balance. Les traje un compromiso, un compromiso en materia de
transparencia y en materia de regeneración, y ofrecí un pacto: mi disposición
al acuerdo para que las medidas que se adoptasen recibiesen un amplio respaldo.
Señorías, yo he cumplido mi compromiso con esta Cámara, con todos ustedes y con
los españoles, y mantengo mi disposición, mi voluntad de acuerdo y mi
convicción de que, en esta materia, el número de luces verdes en esa pantalla
es una forma también de disipar la sombra que se cierne sobre la función
política.
Ante las sombras, Señorías,
transparencia. Es una cualidad que hemos instaurado en la democracia española.
Ése es el cambio cualitativo que supone la aprobación de la primera Ley de
Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno de nuestro país.
Señorías, el nuestro es un compromiso
con la democracia en su conjunto. Y cuidar la democracia exige mejorar su
calidad y regenerar la fortaleza del vínculo que supone entre los ciudadanos y
sus representantes. Por eso, para este Gobierno, la regeneración es un
compromiso que va más allá de las coyunturas.
Les recordaba hace un momento que hace
un año presenté ante Sus Señorías la siguiente propuesta: alcanzar un amplio
acuerdo en la adopción de iniciativas que contribuyeran a restaurar la
confianza democrática. Ese acuerdo se materializó en la aprobación de una
propuesta de Resolución, con un amplio respaldo parlamentario, en la que se
planteaban medidas que hoy ya están en esta Cámara; un Plan con dos grandes
pilares: el control de la actividad económico-financiera de los partidos
políticos y del ejercicio del alto cargo de la Administración General del
Estado.
En primer lugar, hemos presentado el
Proyecto de Ley Orgánica de Control de la Actividad Económica-Financiera de los
Partidos Políticos, con el objetivo de imponer más control, más fiscalización y
mayor transparencia. El Consejo de Ministros también ha remitido a esta Cámara
el Proyecto de Ley Reguladora del Ejercicio del Alto Cargo de la Administración
General del Estado, que dotará a nuestro país de un verdadero estatuto del alto
cargo, que clarificará sus obligaciones y los controles a los que debe
someterse.
Señorías, el control es necesario, pero
no suficiente. Debe haber una respuesta clara y contundente para aquellos
comportamientos que incumplan la legalidad, y en este ámbito se erige el tercer
pilar del Plan de Regeneración Democrática: las medidas penales y procesales de
lucha contra la corrupción.
Creemos que hay que hacerlo en el Código
Penal, porque tenemos que dotar de más efectividad las figuras penales
existentes contra la corrupción, y, además, ajustarlas a la gravedad de estas
conductas. Pero con las figuras existentes no es bastante y, por eso,
proponemos también la creación de nuevos tipos que completan los instrumentos
penales de respuesta frente a la corrupción, como la financiación ilegal de
partidos políticos.
Y también es imprescindible reformar la
legislación procesal, porque necesitamos más agilidad y eficacia en la
actuación de los tribunales de justicia.
La Justicia llega a todos por igual;
pero es necesario que lo haga a tiempo, para que no sea, como ya dije el año
pasado, ni una condena anticipada ni una forma de impunidad. Trataremos de que
cada día sea más difícil corromper o dejarse corromper; que cueste más hacerlo;
que, si se hace, se averigüe pronto; y, si se averigua, que cueste tan caro
como para castigar al culpable con la dureza necesaria para desanimar a quien
pretenda imitarle.
Señorías, estamos convencidos de que el
nuevo marco legal que estamos definiendo permitirá cerrar espacios a la
impunidad, mejorar la prevención de la corrupción y agilizar los procedimientos
de detección y sanción. Y estamos decididos a abrir el debate de la
regeneración a las aportaciones de todos, de todos los miembros de esta Cámara,
a llevar a cabo un proceso de diálogo con todos los grupos políticos.
Señorías, la corrupción no ataca a
ninguna ideología ni a ningún partido en especial. Ataca a la propia
democracia, socavando su credibilidad y destruyendo la confianza, creando la
apariencia de que el problema no es la corrupción, sino la política. Y la
política, Señorías, no es un problema, entre otras cosas, porque la alternativa
a la política, si queremos un sistema de libertad, convivencia y justicia,
sencillamente no existe.
De los casos de corrupción que tenemos
noticia hoy se están ocupando los Tribunales. El Gobierno y este Parlamento,
con reformas y medidas, trabajan y trabajarán en la prevención y el castigo de
los que se produzcan mañana.
Señorías, quiero hacer referencia, por
último, al anuncio de la futura convocatoria de un referéndum de
autodeterminación en Cataluña; un asunto de la máxima importancia política,
como todos ustedes saben, y que, por lo tanto, ha de ser de obligada
consideración en este Debate.
No es la primera ocasión que lo
abordamos pero, en cualquier caso, me gustaría aquí, en el Debate sobre el
Estado de la Nación, reiterar y dejar clara una vez más, cuál es mi posición.
Se resume así:
- España es un Estado de Derecho donde
quien nos gobierna a todos es la Ley.
- A este Gobierno le preocupa, y mucho,
la suerte de todas las personas que viven en Cataluña y le preocupa, y mucho,
que se arriesgue su bienestar y su futuro.
- Los españoles no hemos conocido otra
condición que la unidad y ni queremos ni nos conviene quebrarla.
Dicho esto, Señorías, me gustaría añadir
algunas consideraciones.
España es un Estado de Derecho y todos,
en consecuencia, estamos sometidos a la Constitución y a las Leyes. Y también
nosotros, Señorías, que estamos aquí porque hemos prometido o jurado ante todos
nuestra Constitución. Y, según esas Leyes, es el conjunto del pueblo español
quien tiene la capacidad para decidir lo que sea España. En esto consiste
también la soberanía nacional.
Por tanto, Señorías, nadie
unilateralmente, nadie, puede privar al conjunto del pueblo español... Señorías,
vuelvo a repetirlo porque considero que esto es importante; es probable que a
otras personas no les parezca importante, a mí sí. Nadie unilateralmente puede
privar al conjunto del pueblo español de su derecho a decidir sobre su futuro,
nadie. Señorías, cuando digo nadie, digo: ni el Gobierno, que ahora presido yo,
ni ningún otro poder del Estado, y ni siquiera esta Cámara.
En consecuencia, Señorías, como todos
ustedes saben, ese referéndum no se puede celebrar. No es legal.
Mi obligación, como presidente del
Gobierno, es cumplir la Ley y hacerla cumplir, lo que en este caso significa
que nadie decida por el conjunto del pueblo español sobre el futuro de España.
Eso es lo que significa.
Señorías, tengan por seguro que cumpliré
con mi obligación.
Y diré más: siempre he estado dispuesto
al diálogo, siempre; ahora, también, pero dentro de la Constitución y de la
Ley. Otra cosa no se me puede pedir. Y, en cualquier caso, recuerdo que la
Constitución puede ser reformada. De hecho, lo ha sido en dos ocasiones, tras
el debate y el acuerdo de una amplísima mayoría parlamentaria. Todos cuantos
pretendan su modificación pueden plantearla, pero siguiendo los pasos y las
reglas que la propia Constitución establece. Señorías, eso es el Estado de
Derecho y esto es, por fortuna, un Estado de Derecho.
Señoras y señores diputados,
He señalado mi deber en defensa de la
Ley, pero no es el único, no es mi único deber. También tengo el deber de
ocuparme de los españoles, de todos los españoles, sean quienes sean y vivan
donde vivan, y también cumpliré con este deber.
Les diré, además, que a mí me preocupa,
y mucho, lo que ocurra a las personas que viven en Cataluña. Por tanto, que
nadie espere que permanezca indiferente.
No se asegura el futuro de los
catalanes. ni su bienestar, ni su convivencia, derribando la Ley, corriendo
aventuras, sembrando incertidumbres, ni maquillando la gravedad de las
consecuencias.
Ya lo he dicho en otras ocasiones, pero
lo voy a repetir: soy el primer comprometido con que las cosas vayan bien en
Cataluña y voy a pelear por los catalanes, por su progreso y por su bienestar,
como he hecho a lo largo del tiempo que llevo en el Gobierno de España. Lo he
hecho y lo voy a seguir haciendo, porque es mi obligación hacia ellos, como
hacia el resto de los españoles.
He dicho también, Señorías, que los
españoles no hemos conocido otra condición que la unidad y ni queremos ni nos
conviene quebrarla, por dos razones muy importantes: porque es nuestro
principal patrimonio histórico y porque juntos estamos mejor. En otras palabras,
porque ni queremos dividirnos ni nos conviene.
No nos hemos inventado la unidad esta
semana. Los españoles formamos parte de la misma nación desde hace siglos,
durante los cuales hemos compartido la misma historia, las mismas fortunas y
las mismas calamidades, mezclando nuestras sangres y cruzando nuestras
familias.
Por eso consideramos la unidad como un
valor superior. Pero no porque esté en la Constitución, no; la incluimos en la
Constitución porque la consideramos un valor superior que refrenda una
tradición, una memoria y un patrimonio comunes.
Y, además, que es otra cosa, porque nos
conviene, porque juntos estamos mejor. No es, Señorías, que los países
adelantados opten por la unidad, sino que la unidad hace que los países
adelanten. No es la prosperidad lo que los une, sino, al revés, es la unidad lo
que los hace prósperos.
Por eso, queremos un país unido,
Señorías. Para honrar nuestra historia y para garantizar nuestro futuro.
Señorías, España es la mejor plataforma
para construir