Que conste de antemano que para mí los sondeos electorales, sobre todo
los que se hacen a dos años vista de las próximas elecciones, me merecen
la misma fiabilidad y confianza que mi combinación de números para que
me toque la bonoloto. Es decir, ninguna. Dicho esto habría que
diseccionar la útima encuesta hecha pública por el Centro de
Documentación Política y Electoral de Andalucía (Capdea), un organismo
dependiente de la Junta que todos los meses de febrero, en vísperas del
Día de Andalucía, da a conocer un sondeo sobre la intención de voto de
los andaluces en unos hipotéticos comicios autonómicos y que recibe el
nombre de Egopa (Estudio General de Opinión Pública de Andalucía). Pues
bien este año la encuesta en cuestión coloca al PSOE andaluz con el 36,7
por ciento, como fuerza ganadora con más de cinco puntos por encima del
PP, que obtiene el 31,1 por ciento, algo que casi todos sabíamos y que a
muchos nos parece incluso corta la distancia dadas las vicisitudes que
han atravesado en los últimos meses ambas fuerzas políticas mayoritarias
en nuestra región, con una
Susana Díaz en ascenso directo a los cielos
mediátics y un PP sumido en el caos y en caída en picado.
No
parece, por lo tanto, que "el factor Susana", determinante para algunos
comentaristas políticos de más allá de Despeñaperros, haya supuesto un
vuelco importante en el panorama político andaluz, sobre todo si tenemos
en cuenta que cuando se realizó la encuesta el PP andaluz no tenía aún
ni siquiera un posible candidato. Si tenemos en cuenta que el sondeo se
realizó entre el 8 de enero y el 7 de febrero, plazo en el que los
populares se hacían el harakiri entre sí en espera de que el
todopoderoso dedo de
Mariano Rajoy decidiera que el nuevo pope andaluz fuese el casi desconocido
Juan Manuel Moreno,
habría que concluir que las aguas han vuento a su cauce natural en esta
tierra y, pese a los escándalos de corrupción que siguen sacudiendo a
prohombres del socialismo sevillano, los andaluces han despertado del
sueño de hace dos años que le dio la victoria al PP de
Javier Arenas, y han vuelto al redil socialista, nunca mejor dicho lo del redil, del que nunca deberíamos haber salido para evitar que
Valderas y sus muchachos ocuparan los sillones del Consejo de Gobierno en el Palacio de San Telmo.
Con
todo, lo único que perece dejar claro el sondeo del Egopa son tres
cosas. Primero, la caída en desgracia de las dos principales fuerzas
políticas, PP y PSOE, que no consiguen, por más empeño que le pongan sus
líderes, ilusionar a los ciudadanos; segundo, el progresivo ascenso de
IULV-CA que sigue saliendo ilesa de las quemadas del poder pese a ser la
única fuerza capaz de plantear medidas rompedoras por más que
demagógicas e irrealizables; y tercero, la entrada en el Parlamento
andaluz de una nueva fuerza política, UPyD, como sustituta de un Partido
Andalucista que cada día parece más condenado al ostracismo y al
olvido. Estas tres situaciones son consecuencia de la pérdida de
confianza de los ciudadanos en la política. Los votos que pierde el PSOE
van directamente a las arcas comunistas y muchos de los que se caen del
PP acaban en el partido de
Rosa Díez. Si a ello unimos el alto
índice de abstención, que podría rondar casi el cincuenta por ciento,
nos encontraremos con un panorama bastante desalentador si, como se
rumorea cada vez con más fuerza, Susana Díaz decide adelantar las elecciones andaluzas al próximo otoño.
La
cuestión no es baladí para los dos partidos mayoritarios. El PSOE
contempla anonadado que el pacto de Gobierno con IULV-CA que firmó
Pepe Griñán puede
salirle rana si continua perdiendo poder en beneficio de sus socios.
Porque ello supondría, entre otras cosas, que Susana tendría que dejar
en manos de IULV-CA algunas Consejería claves para su futuro y podría
suponer el principio del fin de un socialismo acostumbrado a gobernar
Andaucía como si fuese su cortijo. Por su parte el PP sigue sin darse
cuenta que Andalucía no se puede comparar con otras regiones españolas
como Castilla La Mancha, Madrid o la Comunidasd Valenciana. Andalucía es
diferente y debe de ser tratada con distintos métodos que los que
Ferraz acostumbra a manejar los hilos de otras comunidades más sumisas.
El logro histórico conseguido por Javier Arenas hace dos años
batiendo el invencible PSOE en su propio terreno de juego, no se puede
tirar por la borda en escasos meses porque ese millón y pico de votantes
se pueden sentir engañados y darle la espalda. Ambos partidos tienen
por delante por lo tanto una ingente labor para recuperar cuanto antes
esos votos que su desidia, sus manejos o sus corrupciones han echado por
el sumidero. Susana y Moreno tienen ahora la batuta para
afinar cuanto antes las orquestas de sus equipos que deben interpretar
una sinfonía que les suene bien a los andaluces y no la pachanga de
Paquito El Chocolatero a la que nos tienen acostumbrados en los últimos
años.
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