Sus cuentas en Suiza ahogan a Granados: este viernes dejará sus escaños en el Senado y en el Parlamento de Madrid
jueves 20 de febrero de 2014, 09:43h
Francisco Granados, antiguo hombre fuente del PP de
Madrid, ha sucumbido ante el descubrimiento de que tuvo cuentas en Suiza: ha
tirado la toalla y ha anunciado que dejará sus escaños en el Senado y en el
parlamento madrileño. La renuncia se presentará este viernes, según ha sabido
Diariocrítico de fuentes populares. Granados se hizo 'famoso' por presidir en el años 2003 la
comisión de investigación sobre la supuesta compra de voto de dos diputados
regionales socialistas, Tamayo y Sáez, que imposibilitó que Simancas presidiera
la Comunidad de Madrid.
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El senador Francisco Granados admite que tuvo una cuenta en Suiza, pero asegura haberla cerrado antes de entrar en política
Las informaciones sobre su cuenta en Suiza han
podido más que Francisco Granados, varias veces ex consejero madrileño en el
Gobierno de Esperanza Aguirre. Ahora ha perdido definitivamente el pulso que
mantuvo con el actual presidente, Ignacio González; pulso para el que hubo de
todo: hasta suspuestas escuchas telefónicas y seguimientos y espionajes
ilícitos.
Granados ha anunciado que tira la toalla, que ya no
le interesa estar 'relegado' en un escaño en el escaño apretando el botón de 'sí'
o 'no' según lo indique el portavoz de su grupo, y ha dicho que en las próximas
horas -a más tardar este viernes- dejará sus escaños y regresará a su actividad
privada de broker bancario, mucho más productiva que su empleo ahora.
El ex secretario general del PP de Madrid se pronunció así tras el anuncio de su renuncia en el programa Más Claro Agua de 13tv, la noche anterior, donde afirmó que "no tengo por qué aguantar este linchamiento, puedo vivir fuera de la política". Este viernes presentará formalmente su dimisión como senador, según ha comunicado él mismo este jueves al portavoz del Grupo Popular en la Cámara Alta, José Manuel Barreiro. Asimismo, renunciará como diputado en la Asamblea de Madrid según ha confirmado el portavoz del Grupo Parlamentario Popular en la Asamblea, Íñigo Henríquez de Luna.
Luego, en la Cope, Granado dijo, bastante dolido, que "no tengo por qué aferrarme al escaño porque yo tengo un puesto de trabajo en un banco de inversión francés. Llevo mucho tiempo dándole vueltas el volver a la empresa privada", y añadió que "estoy harto porque no tengo que aguantar determinados comentarios. Siempre he dado la cara, he trabajado mucho y desde la máxima honradez. Tampoco tengo un cargo en la administración que me llene. No estoy contento con mi situación desde hace bastante tiempo".
Morir matando
Pero Granados se va 'matando', o intentándolo, al
menos: va sembrando dudas sobre cuál es la mano que ha mecido toda la historia
ahora conocida sobre la cuenta que este antiguo hombre fuerte del Partido
Popular de Madrid tenía abierta en Suiza mientras era concejal en el ayuntamiento
de Valdemoro. Es decir, insinúa, sin decirlo, que toda la culpa la tiene su
gran enemigo, el presidente de Madrid Ignacio González, quien a su vez está en
el punto de mira de anticorrupción por su chalé en Marbella.
Pero lo de Granados amenzaba con ser un espina muy
dura para el PP en un momento electoral: el senador y ex consejero de la
Comunidad de Madrid ya tuvo que admitir el miércoles que tuvo una cuenta
bancaria en Suiza entre 1996 y 2000 (mientras era concejal y aún un año después
de ser nombrado alcalde de Valdemoro), pero aseguró que es "rotundamente
falso" que siga manteniendo cuentas fuera de España y afirmó que declaró a
Hacienda sus ingresos y su patrimonio. Ahora bien, según publicaba El Mundo basándose
en informes policiales, ese depósito que Granados decía que había cerrado en el
año 2000 seguía vivo hasta hace al menos cinco meses.
Pero, además, el PP se ha desvinculado de sus
explicaciones, y le ha dejado a la intemperie: parlamentarios y ministros han
marcado distancias a la espera de que Granados aporte pruebas. En definitiva,
que el dinero suizo de Granados ha agitado ya al PP de Madrid.
Mientras, el presidente madrileño, Ignacio González,
saboreaba su victoria de una manera suave: pedía "no especular", pero
desde luego no le defendía, al tiempo que su predecesora en el cargo, Esperanza
Aguirre, se mostraba "muy sorprendida" por la información publicada y
revelaba que había llamado a Granados para "exigirle explicaciones".