Socialismo en decadencia y la propiedad de mi cuerpo
lunes 17 de febrero de 2014, 11:24h
Aquí yace el socialismo europeo dice Guy Sorman "La historia contemporánea da la
razón a los liberales" ¡ya era hora!; "el milagro liberal en Europa es haber
instaurado la paz en el continente, una relativa prosperidad y una relativa
igualdad, aceptando a los hombres tal y como son, buenos y malos, y todos
diferentes. Dudo que una Europa socialista lo hubiese logrado. El último jefe
de Estado en Europa que todavía se declaraba socialista, en su versión marxista
no revisada, dejó de serlo formalmente el pasado 13 de enero: François
Hollande, al declararse socialdemócrata y ya no socialista, puso fin a una
larga excepción francesa. Una vez descifrado, el hecho de cruzar el umbral
simbólico que separa el socialismo de la socialdemocracia equivale a aceptar la
economía de mercado como el final de la historia económica (en el sentido de
Hegel o de Francis Fukuyama). De modo que los empresarios privados, enemigos de
antaño («El sistema financiero es mi enemigo», declaraba Hollande cuando era
candidato a la presidencia), pasan a convertirse, de la noche a la mañana, en
unos socios a los que el presidente francés propone un «Pacto de
responsabilidad». Eso no quita para que esta declaración de principios pueda
compararse al famoso golpe de timón de los socialistas alemanes en el congreso
de Bad Godesberg en 1959, reconciliados con la realidad" De hecho su problema allí,
fue quedarse sin banderas que ya no tenían
desde que La Internacional Comunista, también conocida como la III
Internacional, organización comunista internacional, se desgajo en marzo de
1919, por iniciativa de Lenin y el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, que
agrupaba a los partidos comunistas de distintos países, y cuyo objetivo era
luchar por la supresión del sistema capitalista, el establecimiento de la
dictadura del proletariado y de la República Internacional de los Soviets, la
completa abolición de las clases y la realización del socialismo,como primer
paso a la sociedad comunista, como fijaba en sus primeros estatutos. Es decir
paso de ser revolucionario a democrático, olvidando sus intinas
reivindicaciones obreras contra el capitalismo.
"¿Qué les queda a los socialistas, desde
el momento en que renuncian a sustituir el capitalismo por una economía
planificada y estatalizada? ¿Hacer que reinen la justicia y la igualdad
mediante la redistribución parcial de las rentas y el acceso generalizado a la
educación? Sin duda, pero los partidos de derechas comparten esta misma
ambición recurriendo a los mismos recursos de la fiscalidad y la escuela como
hace el PP en España. A falta de querer destruir el capitalismo dice Sorman, "a
la izquierda solo le queda atacar lo que considera que es la moral burguesa, la
cultura clásica y la herencia judeocristiana. Ser de izquierdas es posicionarse
en contra de todo eso. Ser de izquierdas siempre consistirá en considerar que
se puede cambiar la naturaleza humana, mediante la educación, como pensaba
Jean-Jacques Rousseau, o mediante la obligación, como lo hacía Mao, para
construir una sociedad nueva y necesariamente mejor". Mientras que ser de
derechas, como lo expresaron los liberales de España y Francia ya en el siglo
XVIII, es intentar mejorar la sociedad aceptando al hombre tal y como es. Nuestro milagro liberal en Europa, es haber instaurado
la paz en el continente, una relativa prosperidad y una relativa igualdad,
aceptando a los hombres tal y como son, buenos y malos, y todos diferentes.
Dudo confirma Sorman, que una Europa socialista lo hubiese logrado.
Según Hermann Terchst en febrero de 2008
en ABC: En su histórico congreso de Bad Godesberg en 1959, los socialdemócratas
alemanes fueron los primeros socialistas europeos, en proclamar su liberación
de los dogmas del marxismo, de la lucha de clases y del rencor social, así como
su voluntad de ser un partido popular y su aceptación de la validez permanente
del mercado y la libertad en la democracia plural frente al utopismo
socializante y redentor. Es decir perdieron sus principales banderas, y
tuvieron que centrarse en temas que atañen a las libertades de nuestro cuerpo,
aborto, familia, educación, religión, trabajo y ahí vuelve a incidir Guy Sorman
diciendo en otro artículo reciente también en ABC: "Nuestro cuerpo no pertenece
al Estado: "Los llamados temas sociales han regresado a la agenda política
en España, Francia y EE.UU. Pero los gobiernos debieran centrarse en lo que
solo el Estado puede hacer: garantizar la seguridad colectiva y un mínimo de
justicia social..."¿Corresponde realmente a los Estados legislar sobre el
amor, la vida y la muerte? El Estado solo tendría que tener el derecho y el
deber de legislar en todas estas circunstancias si yo perjudico a alguien y si
alguien me perjudica a mí". Así pienso yo.
"Mi cuerpo, ¿a quién pertenece? Esta
pregunta invade de repente el ámbito político en España, en Francia y en EE.UU.
Hay manifestaciones en las calles, en París, Madrid o Washington, a favor y en
contra del derecho al aborto, del matrimonio homosexual, del cannabis, tabaco o
drogas, de la procreación médica asistida, de la adopción de niños por padres
homosexuales y de la eutanasia elegida o el derecho a morir dignamente. Esta
reapertura de unos debates que creíamos acabados -salvo en EE.UU., donde el
aborto siempre ha constituido una separación fundamental entre partidos
políticos- asombra y sorprende a los actores y a los analistas de la vida
pública". Y son especialmente virulentos en España, donde Rubalcaba, IU y en
general toda la izquierda se ha levantado unánimemente contra la Ley Gallardón
que quita uno de los supuestos importantes, la malformación del feto, "Nadie, a
decir verdad, esperaba este resurgimiento, de los temas llamados de sociedad en
el mundo occidental. Las explicaciones que se dan, por parte de la izquierda
generalmente, me parecen superficiales: una derecha llamada reaccionaria, falta
de ideología, trata supuestamente de reunir a sus tropas en torno a unos temas
pasionales. ¿Pero no es la izquierda la culpable de haber impuesto unas nuevas
normas legales a unos países que no pedían tanto? El hecho de que en Francia
solo se hayan celebrado 7.000 matrimonios homosexuales en un año pone de
manifiesto que esta legislación no respondía a un deseo profundo y mayoritario
ni de los franceses ni de los homosexuales Esto para la izquierda es el
progreso, cuando la mayor parte de la Sociedad española se conformaba con la
Ley de supuestos de 1985, de Felipe González, liberalizando del todo el aborto
por Zapatero, con una ley de plazos en
2010. Según la encuesta de Gad3(ABC) sobre la ley Gallardón, en el debate abierto
por el Gobierno, al aprobar el proyecto de ley de Derechos del Concebido y de
la Mujer Embarazada, divide a la sociedad española, pero se puede concluir que
la mitad se identifica con la tesis del Ejecutivo de tener en cuenta tanto los
derechos de la mujer como los del no nacido. En concreto, un 50,2% prefiere la
«búsqueda del equilibrio» y la vuelta al criterio de supuestos excepcionales
que aprobó el PSOE de Felipe González, frente al 38,8% que se inclina por la
actual ley de plazos. Sin embargo en la previsiones de voto, no parece haber
influido el planteamiento de Rubalcaba, pues no avanza un solo milímetro frente
al PP. El hecho de apropiarse a toda costa del cuerpo de los ciudadanos en
lugar de garantizar su seguridad pone de manifiesto hasta qué punto los
gobiernos han perdido todo el sentido de su misión y tratan de inventarse otras
nuevas mediante artificios ideológicos concluye Sorman en lo que yo coincido
plenamente. Como Femen que utiliza sus tetas para decir que su cuerpo es suyo.
¿Quién se lo va a negar?
*BERNARDO RABASSA ASENJO
PRESIDENTE DE CLUBS Y FUNDACIONES LIBERALES. COMMODORE OF IBERIA OF IYFR. MIEMBRO
ASOCIADO DE ALIANZA LIBERAL EUROPEA (ALDE), PREMIO 1812
PREMIO CIUDADANO EUROPEO 2013 DE FORO EUROPA 2001
Presidente de clubs y fundaciones liberales. Miembro asociado de Alianza Liberal Europea (ALDE). Premio 1812 (2008). Premio Ciudadano Europeo 2013. Medalla al Mérito Cultural 2015. Psicólogo social. Embajador de Tabarnia. Presidente del partido político constitucionalista Despierta.
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