Se me
acumulan los libros en la mesa caótica, las notas en el ordenador de torre que,
a este paso, va a tener que aguantar algunos años más, y las malas noticias -la
muerte de Félix Grande, ayer mismo-
en cuanto enciendo su pantalla. Y en eso, el blog de Verónica.
Si: ayer
murió Félix Grande, que ha formado
parte de mi paisaje desde que llegué a Madrid, hace más de treinta años. Pero
eso ya lo saben ustedes. Yo odio escribir necrológicas, me niego, lo evito
cuidadosamente, sobre todo cuando quien se va es una persona a la que quiero, a
la que leo, a la que admiro. Y es el caso. Pero ayer me fue imposible acercarme
al tanatorio de San Isidro a dar un abrazo a Paca Aguirre y a Guadalupe
Grande, que me gustaría haber traído aquí por sus libros, y no por su
dolor, y hoy se lo han llevado a Tomelloso, de vuelta al lugar donde vivió su
infancia. Esto no es una necrológica: es un pésame. Y como a los escritores se
les recuerda leyéndoles, quiero recomendarles dos libros asequibles ahora: el
último, Libro de familia, publicado por Visor en 2011, y el primero que
leí suyo, y que fue premio Casa de las Américas, Blanco spirituals, encontrable
en edición de Manuel Rico (Cátedra,
1998) junto con Las rubáiyatas de
Horacio Martín.
Ayer fue un
día raro. Tuve el placer de presentar el libro de la escritora argentina Alicia Dujovne Ortiz, Dora Maar. Prisionera de la mirada, una
exhaustiva y particular biografía de la fotógrafa y su mundo, en la que se levanta
una historia de la cultura que ha hecho el diferencial del siglo XX, con su
lado luminoso y su lado oscuro. Muy oscuro. En lo que podríamos llamar "nuestro
bando", me refiero, desde Bataille a
Picasso, pasando por Eluard, Breton, Max Jacob, Cocteau, Lacan, Prevert, Kahnweiler.... Alicia Dujovne Ortiz, que vive en Francia desde la dictadura de Videla en que tuvo que abandonar su
país, lo había publicado, en francés, en 2003, en la prestigiosa editorial
Grasset. Ahora aparece la versión original en castellano, en el sello
hispanomexicano Vaso Roto, cuando Dora
Maar -y con ella las brillantes y maltratadas mujeres del surrealismo- está
siendo reivindicada, en algo más que una moda.
Y mientras,
este país que da sorpresas veía un espectáculo insólito: la rebelión del Racing
de Santander, el equipo de futbol de mi tierra, que dejó de jugar un partido de
cuartas de final de la Copa del Rey contra la dirección (y "administración") del
club y con el apoyo de toda la población. Yo no soy futbolera, pero es un
síntoma más. Lo dice Alfredo Relaño,
con quien compartimos cabecera en
tiempos más optimistas: "Fue una metáfora de lo que está ocurriendo en este
país". Mañana será "el tren de la libertad", que juntará, ya lo veréis, miles
de mujeres de toda España en el centro de Madrid, contra la "ley Gallardón" que
quiere repenalizar el aborto.
Y en esto,
el blog de Verónica, http://www.veronicaalemanizada.blogspot.com.es/ . Verónica Alcázar es una periodista, politóloga de carrera, que fue
Mujer Europea del Año hace pocos, guionista de televisión que, como tantos
jóvenes estupendos y preparados, se ha tenido que marchar fuera. En su caso, a
Alemania, donde vive desde el verano. Verónica tiene rapidez, reflejos, memoria
y gracia escribiendo. Y una vitalidad envidiable y optimista. Disecciona en su
blog, con un humor estupendo, esos pequeños y grandes detalles que diferencian
Madrid y Stuttgart, desde las costumbres cotidianas a las confusiones
lingüísticas.... Y el otro día, se encontró con un fantasma, con un doble
perfecto o con una reencarnación: Paco
Umbral. Y no lo dudó un segundo. Hizo fotos, escribió.... Vean lo que pasó,
desde el enlace de arriba. Y síganla. Yo lo hago.
Para mí,
esta "Verónica alemanizada" es un ejemplo de lo que nos estamos perdiendo en
este país -esa sangría de jóvenes talentos- pero también de un espíritu
imbatible, curioso, formado y cosmopolita. Que es lo que al final, cuando acabe
esta pesadilla de corrupción y pobreza, terminará salvándonos.