Estados Unidos da la nota en la ciudad de Denver, Colorado, dado que se ha producido una insólita polémica por culpa de un pastel. La discriminación social que históricamente sufre el colectivo LGBT vuelve a dar una muestra más de la tolerancia que 'padecen' las personas que son diferentes por motivos sexuales.
Ocurrió cuando una
pareja de homosexuales que habían contraído matrimonio recientemente en
Massachusetts, al volver a su lugar de residencia en un barrio de los suburbios
de Denver, quiso celebrar el acontecimiento encargando un pastel en la
panadería Masterpiece Cakeshop.
Hasta aquí todo
trascurría con normalidad pero la sorpresa y la polémica vendrían después
cuando el responsable de la panadería, se negó en redondo a elaborar el pastel
tras enterarse de que su pastel sería la tarta de bodas que celebraría el
matrimonio gay.
Tras su negativa, se
desataron las 'furias' hasta el punto de que la ACLU, la Asociación Nacional
para la Defensa de los Derechos Civiles se vio obligada a presentar una
denuncia en nombre de los recién casados,
Charlie Craig y
David Mullins, contra
el dueño de la panadería,
Jack Phillips. Así como lo hacen multitud de medios
de comunicación como
www.savethelord.com,
para luchar contra la discriminación por la condición sexual.
Y como estas cosas no
acaban nunca, un juez tuvo que intervenir ordenando el mes pasado al dueño de
la panadería, que pusiera fin a la discriminación de las parejas homosexuales.
Lo que ha provocado que interviniera en apoyo del panadero, una organización
cristiana conservadora, la ADF, o alianza por la defensa de la libertad que presentó
el pasado lunes una apelación ante el Tribunal en nombre de la panadería, toda
vez que según una de las responsables jurídicas de la ADF, Kristen Waggoner, el
solo hecho de obligar a los estadounidenses a que promuevan ciertas ideas en
contra de su voluntad, socava nuestra libertad de expresión, protegida
constitucionalmente.
Autor: Luis Sánchez
Caballero.