'Españoles...
Blas Piñar... ¡ha muerto!'. Puede parafrasearse a Carlos Arias Navarro cuando
anunció en TVE el óbito de Franco porque, a la postre, este 28 de enero ha
muerto, quizá, el último de los franquistas. Y si no el último, sí, sin duda,
el más irreductible de los que quedaban vivos. Hombre enérgico "y algo violento",
como le retrataría José Ignacio San Martín -quien fuera jefe de los espías de
Carrero Blanco-, Blas Piñar López ha muerto en Madrid a los 95 años. Con él se
va casi un siglo de la historia negra de España.
Blas
Piñar nació en Toledo el 22 de noviembre de 1918. Se casó con
Carmen Gutiérrez
Duque, con la que tuvo ocho hijos (
María del Carmen, Isabel, Blas, José María,
Valle, Esperanza, Fernanda y
Pablo). Hijo de un militar de profesión, se
doctoró en Derecho por la
Universidad de Madrid en 1940, un año después de finalizar la
sangrienta guerra civil que él siempre llamó "la Cruzada", con una tesis sobre El matrimonio putativo, por el que
obtuvo la calificación de sobresaliente.
En
1944 ingresó por oposición en el Cuerpo de Notarios, ejerciendo en Cieza
(1944), Murcia (1947) y Madrid (desde 1949). Pero siempre estuvo próximo a la
milicia: uno de sus hijos,
Blas Piñar Gutiérrez, siguió la carrera militar (en
la que en el año 2000 era coronel); y una de sus hijas, Esperanza, se casó con
Camilo Menéndez, hijo del capitán de navío del mismo nombre que el 23 de
feberro de 1981 fue al Congreso de los Diputados a solidarizarse con los
golpistas de
Antonio Tejero, y otra de sus hijas se casó con el abogado
Antonio
Muñoz Perea, que fue defensor del capitán
Pascual Gálvez, procesado por su
participación en el 23-F.
Desde su juventud, Blas Piñar ya se
orientó en una religiosidad que podría denominarse de integrista: fue directivo
de la Federación
de Estudiantes Católicos de Alicante y, sucesivamente, presidente diocesano de la Juventud de Acción
Católica de Toledo, vicepresidente y vocal universitario de la de Valencia,
vocal de Propaganda de los Hombres de Acción Católica de Murcia y vicepresidente
de la Junta Nacional.
También ha sido director del Instituto de Cultura Hispánica (1957-1962) y ha
representado a España en varios congresos internacionales como el Pax Romana,
de Nottinghan (1955), el de Cultura Católica de la República Dominicana
(1956) o el de Derecho Internacional de Quito (1957). Además, vicepresidió la Delegación española en
el Congreso Mundial para el Apostolado de los Seglares, en Roma. Entre sus
actividades académicas figuran también las de miembro del Instituto de Estudios
Jurídicos y la vocalía del Consejo Rector del Centro de Estudios
Universitarios.
Su actividad política se movió siempre
en el campo de la extrema derecha más ultramontana: presidió la junta de
fundadores del semanario político Fuerza
Nueva y fundó el partido Fuerza Nueva, del que fue presidente y al que
integró en la coalición Alianza Nacional 18 de julio. Durante el régimen
franquista fue consejero nacional del Movimiento, designado por
Franco; también
por designación, fue procurador en Cortes en las legislaturas VI, VII, VIII y
IX, y formó parte de la
X Legislatura como miembro de las comisiones de Asuntos
Exteriores y de Justicia. Una vez muerto Franco, votó en contra de los
Proyectos de Ley de Asociaciones Políticas y de Reforma Política en el
histórico Pleno de las Cortes del 8 de junio de 1976, que fueron aprobados el
18 de noviembre de ese mismo año por los que las Cortes franquistas se hacían
el
haraquiri para dar paso a la transición democrática.
De
procurador, a diputado
En
las primeras elecciones generales tras la muerte de Franco (15 de junio de 1977)
Blas Piñar se presentó como primer candidato al Senado de la coalición Alianza
Nacional 18 de julio por Toledo, pero no consiguió el escaño. Sí obtuvo, en
cambio, el acta de diputado en las elecciones de 1979, acta que no revalidó en
las generales de 1982. A
partir de ese momento, se abrió un paréntesis en su vida política, en el que
hubo casi de todo: disolución de Fuerza Nueva y creación de nuevas fuerzas de
extrema derecha. Piñar volvería a la contienda electoral en 1987, presentándose
como candidato por su nueva formación, el Frente Nacional, a las elecciones al
Parlamento Europeo, pero tampoco obtuvo escaño. Se vería nuevamente rechazado
en las elecciones al Parlamento Europeo de junio de 1989.
Jubilación
'notarial' y más extremo en la extrema derecha
El
14 de diciembre de 1988 Blas Piñar se jubiló como notario al cumplir la edad
reglamentaria, lo que le dejó aún más tiempo para impulsar su actividad en pro
de conseguir la unidad de las fuerzas de extrema derecha dispersas en España.
Así, el 29 de marzo de 1992 clausuró en Valencia una convención de la Joven Derecha
Europea, y el 8 de noviembre de ese año, el segundo congreso regional del FN en
Cataluña. Unos meses antes, en septiembre, había enviado una carta al
Rey Juan
Carlos solicitándole que no firmara la ampliación de la despenalización del
aborto y que 'actuase como católico'.
Defensor
ortodoxo del 'Movimiento del 18 de julio de 1936', Blas Piñar ha matenido en
todas sus actuaciones su adhesión inquebrantable a aquellos 'principios'. Mientras
las fuerzas se lo permitieron, cada año asistió a los actos conmemorativos de
la muerte de Franco, el 20 de noviembre, y continuó sus actividades dentro de
la política como presidente de Frente Nacional (FN). Durante la clausura del
VII Congreso del partido (22 de noviembre de 1992), presentó un proyecto de
unión con la organización Juntas Españolas, y el 24 de feberro de 1993 firmó,
junto con el presidente de dicha agrupación,
Juan Peligro, un documento en el
que expresaban "el compromiso de unidad
entre ambas fuerzas políticas".
"Es
hombre algo violento"
Piñar fue amigo y colaborador del que fuera jefe de los servicios secretos (el
Seced) de
Carrero Blanco,
José Ignacio San Martín, quien en su libro Servicio Especial (Planeta, 1983),
escribió con simpatía y cercanía: "Es
hombre algo violento, lo que le enajena, en ocasiones, simpatía, pero ha sido
combatido y perseguido, antes y ahora, injustamente [...] Si defiende los ideales que informaron el
18 de julio es porque está convencido de que ellos encierran paz y prosperidad
para una España unida y solidaria". Hay que señalar que en 1962, Piñar fue
cesado como director general del Instituto de Cultura Hispánica por su artículo
"Hipócritas", aparecido en la tercera página del diario ABC: era una crítica abierta contra los norteamericanos y contra su
política.
Según
San Martín, Piñar 'tampoco fue bien tratado' por una facción importante de la Conferencia Episcopal
Española, ni por los medios de comunicación social de la Iglesia, que le habrían
combatido por su proximidad a la Hermandad Sacerdotal
Española, al extramista medio Iglesia
Mundo y a los cardenales
Marcelo González y
Guerra Campos, representantes
máximos de lo que se ha llamado "integrismo
católico recalcitrante".
Blas
Piñar es autor de varias obras del mismo jaez, entre las que destacan: Respuesta de España a la acuciante llamada
de Iberoamérica, Libertad religiosa,
Teología y Derecho, Sin arriar las banderas, Teresa de la Hispanidad y Combate por España. Está en posesión de
diversas condecoraciones, como la gran cruz del Mérito Civil, la encomienda de
Isabel la Católica
y ser hijo predilecto de Toledo (1968).
Fue diputado de Unión Nacional por
Madrid en la I
Legislatura (1979-1982).
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