Las ideologías castradas de Rajoy y Rubalcaba
lunes 27 de enero de 2014, 13:29h
Los pronósticos de Yoshihiro Francis Fukuyama de hace 20 años les han servido a
varios presidentes norteamericanos para " vender" al mundo y a sus
conciudadanos que las utopías habían muerto y que la única ideología posible
era la muy conservadora y ultra liberal sobre la que estaba montado el
capitalismo que explosionó en 2008 y que casi acaba ( y aún está a punto de
conseguirlo ) con el mundo tal y como lo conocíamos. Siempre a mayor gloria y
beneficio de los muy ricos, y a mayor pesar y empobrecimiento del resto de los
ciudadanos.
El pensador apostó por el fin de la Historia como relato
de los enfrentamientos políticos,
económicos y religiosos basados en ideas antagónicas a partir de realidades y
ambiciones de dominio de distinto signo. Los "neocons" que llevaron a
George Bush hijo a la presidencia de Estados Unidos y que consiguieron
impregnar con sus mensajes todo el pensamiento de la derecha occidental le
tuvieron por uno de los suyos dado que administraba la única verdad posible, la
ideología que había sobrevivido tras las caída del Muro de Berlín y la
descomposición de la URSS y los países que estaban bajo su alargada sombra
desde la II Guerra Mundial. " Muerto" el comunismo como alternativa
al capitalismo, el único camino que podían transitar los países del Tercer Milenio
era el del libre mercado, la competencia feroz dentro de la sociedad por la
supervivencia, la reducción del estado a su mínima expresión, y la pura
administración de los recursos desde la esfera publica como si de una empresa
se tratara.
Fukuyama ha cambiado. Ya no cree en lo que pensaba en 1992 cuando en Rubio " el fin de la
historia y el último hombre". Como Saulo se ha caído del caballo de su fe
ultra liberal y conservadora y ha descubierto que las ideologías están vivas y
que son la única garantía que tienen las democracias para enfrentarse al
totalitarismo del camino único, la idea única y la sociedad única. Son
ideologías, sin el enfrentamiento entre ellas, sin el choque entre los
distintos conceptos éticos y morales que las sustentan, las democracias se mueren,
se agostan, sufren la castración mas perversa y brutal de todas: la de no
ofrecer un futuro a las nuevas generaciones al negarles su propia negación de
lo que les rodea.
En España, entender lo que está pasando dentro y fuera de
los partidos políticos es imposible si se mira solo a la economía y a la crisis
financiera con todos sus añadidos y con todas sus consecuencias. Lo que les
ocurre sobre todo al Partido Popular y al Partido Socialista es que se han
olvidado de sus orígenes, se han mimetizado tanto con la excusa de obtener más
votos que las diferencias entre ellos son, eran, mínimas. Ahora están
cambiando, ahora tienen que ideologizarse, ya sea en temas como el aborto o en alternativas a las reformas en sanidad y educación o desaparecerán. Han hecho
de la necesidad de supervivencia, su virtud. Sus líderes perciben que las
revueltas del barrio de Gamonal y las defecciones dentro de sus filas van más
allá de las ambiciones y cabreos de una parte de la sociedad y de sus
militantes, que están impregnadas las protestas de ideología, que las puestas
en escena con mayor o menor violencia obedecen a la necesidad de expresarse que
tienen muchos ciudadanos contra el pensamiento único, contra el camino único.
Que lo entiendan y actúen en consecuencia
Rajoy, Rubalcaba y sus segundos
será lo que les llevará al éxito o la derrota. Siempre y menos mal que es así
bajo la presión de esos otros líderes que aparecen con mensajes ideológicos más
claros y contundentes, ya sean los de Cayo Lara desde el socialismo popular de
Izquierda Unida o los de Artur Más desde el nacionalismo burgués de
Convergencia i Unió.
España en particular y Europa en general necesita con
urgencia un rearme ideológico. O mejor, necesita que sus líderes regresen a las
ideologías desde las que partieron y luego fomentaron sus partidos y
organizaciones. Sin la regeneración de las ideas este Continente nuestro será
un viejo mercado al que acudir a comprar lo que han dejado de herencia los
abuelos, aquellos que si tenían una ideología que ofrecer a la sociedad
estuviera más o menos equivocada. Incluso totalmente equivocada y dañina. Si
los políticos se convierten en gerentes, el estado se comportará como una
empresa en busca del mayor beneficio a costa de lo que sea y de quienes sean
los que tengan que " pagar" con sus vidas de cada día la acumulación
de riqueza de una minoría.