Rajoy-Rubalcaba: el refranero contra la Biblia
miércoles 22 de enero de 2014, 17:46h
Instructivísima sesión parlamentaria en la que jefe del
Gobierno, es decir, Mariano Rajoy, y jefe de la oposición, es decir, Alfredo
Pérez Rubalcaba, han demostrado uno (Rajoy) que es un erudito del refranero
castellano y otro (Rubalcaba) que o ha sido monaguillo antes que político o,
por lo menos, que se ha leído el Nuevo Testamento.
En el debate seguido este miércoles en el Congreso la cosa
la inició Rubalcaba, todo un lector bíblico, metiendo por medio, sin venir a
cuento, a Don José Bono que en su tierra tranquilamente esté, y fue tal que
así: "Remitiéndome a la frase del señor Draghi se me ocurre algo que
probablemente mi gran amigo Pepe Bono diría en esta tribuna: una palabra mía
bastará para sanarte. [Sic] (Rumores). Perdón, una palabra tuya bastará para sanarme.
Esa es la frase correcta. (Rumores). Es que no soy Pepe Bono, pero la vuelvo a
repetir a ver si me sale ahora bien. Una palabra tuya bastará para sanarme. (Un
señor diputado: ¡Muy bien!-Rumores.-Aplausos). Les agradezco los aplausos. Y
así fue: una palabra del señor Dragui bastó para que la prima de riesgo no solo
de España, sino de todo el sur de Europa empezara a caer poco a poco.
(Rumores)".
Bien, más allá de la equivocación inicial de Rubalcaba (un lapsus,
sin duda, pero que denota un cierto 'yoísmo_de_mí_mismo', o bien una cierta maldad contra Bono, porque la frase que pronunció Rubalcaba es: Pepe Bono diría en esta tribuna: una palabra mía
bastará para sanarte), la frase "Una
palabra tuya bastará para sanarme" se recoge en el Evangelio según San Mateo 8,5-17),
que dice: "En aquel tiempo, al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y
le rogó diciendo: 'Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles
sufrimientos'. Dícele Jesús: 'Yo iré a curarle'. Replicó el centurión: 'Señor,
no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi
criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a
mis órdenes, y digo a éste: 'Vete', y va; y a otro: 'Ven', y viene; y a mi
siervo: 'Haz esto', y lo hace'".
Pero como el debate era tan largo, y Rubalcaba estaba en
vena bíblica, se destapó luego con aquesta otra frase: "A Dios lo que es de Dios
y a César lo que es de César: a Draghi la prima de riesgo y a Rajoy sus
reformas, la laboral y la de pensiones".
Es otra cita de la Biblia, parte neotestamentaria y
concretamente del santo Evangelio según san Marcos, 12, 13-17, que dice aquello de que: "Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en
alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: 'Maestro, sabemos que
eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te
fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino
de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o
no?'. Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: '¿Por qué me tienden una
trampa? Muéstrenme un denario'. Cuando se lo mostraron, preguntó: '¿De quién es
esta figura y esta inscripción?'. Respondieron: 'Del César'. Entonces Jesús les
dijo: 'Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios'. Y ellos
quedaron sorprendidos por la respuesta".
Ante tanta erudición del más santo de los libros -el Corán mediante-,
Mariano Rajoy desplegó su biensaber en el refranero castellano, que opuso a las
citas bíblicas ruabalcabianas, y le contestó al socialista con un: "A
Dios rogando y con el mazo dando", un refrán de lo más cañí que, como todo el
mundo sabe, se aplica también para señalar su doble moral a aquellas personas
que siendo muy beatas hacen lo contrario de lo que predican. Y es que no por
casualidad, para describir el doblez ético y lingüístico, el castellano_viejo
(y desde luego el viejo_castellano y aún más el gallego) echa mano de refranes
y dichos relacionados con el mundo clerical: "Poner una vela a Dios y otra
al diablo", "a Dios rogando y con el mazo dando", "no se
puede repicar y estar en misa al mismo tiempo" o bien "no se puede repicar
y estar en la procesión".
Como se ve, la erudición de nuestros políticos es 'proverbial'.