lunes 20 de enero de 2014, 08:01h
No es sólo el Cortinglés ni Zara por citar dos de los establecimientos
emblemáticos en la cuesta de enero, España entera está de rebajas, de
saldo al por mayor, de "estamos que lo tiramos, oiga". Aquí, pese a los
repetidos anuncios de Montoro y Rajoy de que vamos mucho mejor, nadie acaba de creérselo y, por si acaso, no vaya a venir un nuevo Zapatero y
la vuelva a liar, todo el mundo está guardando sus escasos ahorros en
espera que esos buenos anuncios macroeconómicos, ya saben, la famosa
prima de riesgo, la bolsa, el IBEX, los bonos, el diferencial de la
deuda y todas esas gilipolleces en las que nos hemos hecho expertos
durante la crisis, lleguen la la microeconomía, es decir, a la calle, a
las familias, al bolsillo del ciudadano. Porque la Bolsa puede haberse
recuperado del batacazo y superado los diez mil puntos, pero nosotros,
que la única inversión que tenemos es la carrera universitaria de
nustros hijos, seguimos cortitos con sifón de confianza en el futuro. Y
esa confianza sólo se consigue llevando a la calle realidades tangibles
que te aseguren un futuro, creando empleo, reduciendo el paro y
fomentando el consumo . Dicen que las pasadas Navidades ha aumentado el
consumo de los españoles. ¿Respecto a qué?¿a las anteriores? Pues menos
mal, porque después de tres años de restricciones, recortes y pérdidas
acumuladas, si no se aumentan las ventas, más nos vale a todos los
autónomos y pymes echar el cierre y dejar que Montoro arregle la economía española con sus amigos los banqueros.
En
estos momentos por mucho que nuestros gobernantes nos "vendan" la
película de la recuperación y el fin de la crisis, por más que anuncien
la salida del túnel y las buenas perspectivas económicas, nadie se lo
acabará de creer hasta que los bancos no abran el grifo del crédito. Y
es que son ellos, Botín, González, Fainé y
compañía, los que tienen en sus manos la llave de la recuperación.
Porque resulta curioso, pero las grandes entidades bancarias tienen dos
varas de medir de muy diferente rasero. Si tú, por ejemplo, eres un
cliente que tiene en sus cuentas cincuenta o sesenta mil euros, pongamos
por caso, y no te hace falta el dinero, seguro que te acosan y te dan
la vara para "concederte" un préstamo de quince o veinte mil euros a
interés preferencial que no necesitas, solamente presentando el carnet
de identidad. Ahora bien, si tú eres un pequeño empresario que subsistes
mal que bien para mantener a flote tu negocio y que te urgiría liquidez
para pagar a proveedores o ampliar la empresa, no te dan un puto euro
aunque te hagas fan de Fernando Alonso y vayas vestido de rojo Ferrari a la sucursal del Santader. A eso se le llama, como dice mi compañero Enrique Falcón, regalar paraguas y abrigos en pleno mes de agosto.
Pero
aquí parece que todo eso se la trae al fresco, pese a que según el CIS
los españoles reiteremos una y otra vez en las encuestas que nuestra
principal preocupación es el paro. Aquí, unos, los del PP de Rajoy,
siguen mareando perdices que, como la nueva ley del aborto, no sólo no
le interesan a nadie, sino que provocan disensiones y crisis internas;
los otros, los del PSOE de Rubalcaba y Susana Díaz, andan
en busca del líder perdido, con sus reuniones, sus congresos, sus
primarias y sus pamplinas a ver si se recuperan algo de la nefasta
herencia que les dejó Zapatero; los de Cayo Lara intentan,
y en eso son expertos, obtener en la calle lo que no sacaron en las
urnas, movilizando al personal descontento a la quema de contenedores
por el motivo más nimio; aunque sea el arreglo de una calle en un barrio
desconocido; y el resto, los nacionalistas de CiU y PNV, siguen con su
tabarra independentista y sus catetos sueños de hacerse una nación. En
serio, pese a que todas las tertulias no hagan más que darle vueltas a
estos asuntos, ¿de verdad cree alguien que a los ciudadanos nos
interesan estos "problemas" cuando hay casi cinco millones de españoles
que no pueden llevar un euro a sus casas? Luego dicen que hay una gran
desafección ante la política. ¿No va a haberla? Lo que deberíamos es de
mandarlos a todos a paseo, y a alguno de ellos a la cárcel o al paro,
para que vayan aprendiendo.
P.D.-Dos apuntes. La nueva lideresa del la UGT de Andalucía, Carmen Castilla,
propone un gran pacto por Andalucía, en paralelo al Acuerdo de
Concertación Social. Vamos, que eso de que los partidos y otros
sindicatos enten en el reparto de fondos de la Junta, ni hablar, no
vayamos a joderla, y añade "tenemos que hacer retroalimentación para
evitar caer en los mismos errores". No, por fa, Carmen, lo de la
retroalimentación despues de los langostinos de la Feria y las comilonas
pagadas con facturas falsas, suena cuando menos a cachondeo. Y el
segundo, ya lo han visto, el ínclito alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo,
propone la independencia de Andalucía para volver a la época de
Tartessos o Al-Andalus. Pobre mío. No sabe lo que dice. Si se diera
cuenta que en Tartessos o en el califato de Córdoba no había Mercadonas
ni PER, se lo pensaría mejor. ¿Estamos o no estamos locos?