Hacia una nueva sopa de letras
viernes 17 de enero de 2014, 12:49h
Hay muchos
españoles que ni recuerdan porque no había nacido o porque andaban más
preocupados por el chupete que por la política, aquellas primeras elecciones
democráticas a las que se presentaban decenas y decenas de partidos que vivían
su minuto de gloria en los espacios gratuitos que tenía que ceder RTVE para la
propaganda electoral. Aquello se denominó entonces la "sopa de letras" porque
tanto a la izquierda de a izquierda como en la derecha de la derecha brotaban partidos y partiditos seguramente bien
intencionados pero que nunca llegaron a alcanzar absolutamente nada, ni
siquiera a restar votos a los grandes gracias también a un Ley Electoral que se
redactó para evitar ese posible desmadre primando a los grandes en detrimento
de los pequeños.
Y eso duró
-aunque aún siguen habiendo partidos que con todos los respetos podrían
calificarse de "pintorescos"- prácticamente hasta ahora que empiezan a surgir,
como era de esperar, alternativas a unas siglas que han desencantado a muchos. Tanto
UPyD como Ciudadanos son los que ya tienen presencia, representación y futuro
según las encuestas, pero junto a ellos y siguiendo esa estela a la que lleva
la decepción, asistimos al nacimiento de nuevas formaciones que pretenden
aglutinar a los descontentos desde todos los ámbitos: nace VOX por la derecha
con mucho ex PP y nace una amalgama en la izquierda proveniente del 15-M a la que pretende unir de alguna forma el
tertuliano de moda, Pablo Iglesias. Pero es que, además, en muchas comunidades
autónomas surgen también movimientos con vocación de partido producto todo,
come he dicho, del fracaso de los grandes siglas. Y es curioso como en la
mayoría de estas nuevas formaciones hay dos denominadores comunes: la revisión
de una Ley electoral que les perjudica y la decidida oposición a la
financiación de los partidos que es, sin duda, el gran escándalo que ahora sale
a luz pero que se ha venido sosteniendo con la complicidad de los importantes.
Al menos es de
agradecer que no haya por aquí -hasta ahora- ni amaneceres dorados, ni
Berlusconis y LePenes. Es verdad que están a la izquierda de la izquierda y a
la derecha de la derecha pero ninguno de los citados en posiciones ultras. Y no
está nada mal que la sopa de letras de la transición vuelva a llenar la olla de
las europeas. No les van a dejar hacer mucho por que tanto IU como UPyD ven un
futuro prometedor y querrán hacer solos el camino y ni al PSOE ni al PP les
interesa otra cosa que nos sean ellos mismos. Pero ahí están esos nuevos
partidos llenando huecos a una democracia bipartidista que ni ha sabido ni ha
querido ofrecer al ciudadano respuestas a sus demandas.
No sé el éxito
que pueden tener los alternativos -imagino que poco- pero su sola presencia y
cada voto que tengan va a ser una llamada de atención a los partidos
tradicionales, un colleja de la ciudadanía que empieza ya a estar harta de
estar harta sin que pase nada.