jueves 16 de enero de 2014, 14:49h
La diputada Rosa Díez ha dicho, y seguramente
contará con el apoyo de una parte muy importante de los ciudadanos españoles,
sean del color que sean, que la Infanta Cristina "no debe tener un trato
excepcional en el Juzgado" y que por tanto, si tiene que hacer "el paseíllo",
que lo haga. Yo creo que casi nadie debe tener un trato excepcional en los
juzgados y en casi ningún otro sitio, pero el planteamiento debería ser radicalmente
diferente.
Me parece que es
vergonzoso que alguien, sea quien sea, tenga que entrar en un juzgado entre
insultos, persecuciones, sean de ciudadanos o de periodistas, o cualquier otro
acto de acoso. Sea quien sea.
Me parece lamentable que
una declaración ante el juez se haya convertido en un espectáculo circense y
que esas imágenes, que son una condena pública y algo de lo que nunca se
librará esa persona, prevalezcan sobre lo que le pregunte el juez y lo que
conteste cualquier ciudadano. Sea quien sea.
Me parece lamentable que
se puedan grabar imágenes de un detenido con una bolsa de plástico en la que
lleva sus pertenencias cuando va a prestar declaración o va camino de la
cárcel. Sea quien sea.
Me parece que los jueces
deberían evitar estos hechos a todos los ciudadanos, sean del rango que sean, y
juzgarles con dignidad y respeto a sus derechos fundamentales, hayan hecho lo
que hayan hecho. Más aún, si como sucede en este caso o en otros, la persona
llamada a declarar lo hace en condición de imputada, es decir todavía no se ha
realizado acusación contra ella y, como marca nuestra Constitución, la
presunción de inocencia es un derecho al que sólo se está obligado a renunciar
en las dictaduras.
Hay que dejar trabajar a
los jueces, hay que respetar y garantizar su independencia y su libertad, hay
que darles todos los medios para que busquen la verdad, hay que colaborar con
la Justicia, hay que acatar las sentencias, hay que condenar a los delincuentes
y deben cumplir su pena... pero hay que impedir, sea la Infanta o sea Perico de
los Palotes, que la condena se dicte antes de que haya una acusación, se haya
probado en un juicio con todas las garantías y se haya dictado sentencia. Y hay
que impedir que esas imágenes y esa sanción popular no tengan posible marcha
atrás, sobre todo si, al final, no hay culpabilidad ni delito ni
responsabilidad demostrada.
Trato excepcional para
nadie. Paseíllo para nadie.