La escena del sofá y la niebla
martes 14 de enero de 2014, 11:48h
La escena del sofá ha salido bien, muy bien. Rajoy
tiene motivos para estar contento
porque no es fácil que a uno le den un chute de ánimo y autoestima, y menos que lo haga el presidente del que
dice es el país más poderoso de la tierra. Me consta, perfectamente,
los grandes esfuerzos que el equipo del de presidente del gobierno ha hecho
para preparar este viaje de forma minuciosa sin dejar nada a la improvisación . La escena ha dado una
hora de felicidad al presidente que
acarrea dos años sin un solo día del respiro, Y aunque recibió sobradamente la bendición de las urnas el regalo en forma de votos, ha estado envenenado
por la dichosa crisis.
Es
verdad que Obama le dijo Rajoy que el paro sigue siendo un enorme desafío y nuestro país no debe bajar la guardia, algo sobradamente conocido por todos,
pero le debió saber a gloria bendita oír del mismísimo inquilino de la Casa Blanca que el " gran liderazgo del
jefe del gobierno español ha estabilizado la economía". Liderazgo y economía son dos palabras que hacen grande o
destrozan a cualquier personaje. Cuando
la economía va bien, el liderazgo se diluye pero si va mal ambas
cosas queman al más pintado.
Rajoy
es un superviviente, un hombre tranquilo
que llegado hasta aquí, a lo más alto, después de tener que
librar duras batallas políticas fuera y
dentro de su partido y ahora tiene que
dar el "do de pecho" para no salir
chamuscado de su actual cargo y condición. Si no ha cambiado demasiado en los dos años que llevan la jaula dorada de Moncloa,
el Mariano Rajoy que conocimos tanto en su etapa tanto de ministro ,de casi
todo, como de diputado en la oposición,
es un hombre que suele relativizar las cosas, especialmente las críticas si son coyunturales pero que no desfallece fácilmente ante los retos importantes. No
lo hizo en los peores momentos del gobierno de Aznar, ni lo hecho en los posteriores envites que la vida política le ha planteado.
Sus
nervios de acero y su manera de dejar que la caiga la fruta madura sin
cogerla nunca del árbol, sacan de quicio a muchos pero también
han servido para poner paños calientes a temas ardientes.
Todos los presidentes del gobierno español aspiran a tener su foto en el despacho
oval y Rajoy la tenido a los dos años de llegar al poder, lo cual casi es un récord teniendo en cuenta que la
espera de Zapatero se quedo sólo en eso, porque, ¡claro ¡a patriotas no les gana nadie y su feo a la bandera no es de las
cosas que allí se perdonan,
y menos se olvidan. Para dar por zanjado
definitivamente el asunto de su
antecesor una década después del desplante del presidente Zapatero, Rajoy hizo una ofrenda
floral en el cementerio nacional de
Arlington, el único que alberga
los restos de soldados fallecidos en todos los conflictos bélicos donde combatido tropas del país desde su fundación y donde está por ejemplo la tumba de John F. Kenedy. Nada se dejó al azar y el simbolismo y el pragmatismo
han hecho piña en este viaje.
Rajoy, acompañado en el viaje por el ramillete de empresarios más importantes de la marca España se ha dado un respiro y hasta se permitió bromear con Obama sobre la fórmula mágica para ganar un
mundial de fútbol, un broche
perfecto a una visita exitosa.
Eso si , pasado el espejismo y la euforia de la palmadita
en la espalda, el presidente, ya en el terreno práctico, tiene por delante el
gran " desafío " de los
cinco millones de parados lo que nos sitúa
prácticamente en el farolillo rojo de Europa. Yo no dudo de
que los parámetros económicos empiecen a dar signos de recuperación pero, de momento, para el común de los mortales eso es sólo un espejismo y llegar a fin de mes sigue
siendo heroico, especialmente para el millón y medios e familias con todos sus miembros pasando lo lunes al
sol que ya no es sol sino una espesa
niebla que no les posibilita ver ningún tipo de horizonte. O despeja ya o ese será el gran fracaso de este país con foto en el despacho oval o sin
ella.