La presidenta Cospedal ha anunciado,
hace unos días, la decisión de su gobierno para que se ubique en Puertollano el
centro de investigación para el desarrollo de fuentes de energía alternativas.
El proyecto de instalación de esta biorrefinería -"proyecto Clamber"-, del
Ministerio de Economía, con la participación de la Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha, sirve, ahora, al
gobierno regional y al PP para corregir sus errores políticos y sus desatenciones
ante el deterioro industrial de la comarca de Puertollano.
Toda inversión económica es
bienvenida, toda decisión política para acometer proyectos en un territorio son
obligatorios y necesarios; pero, en el caso que nos ocupa, hay que ponderar
adecuadamente la repercusión que produce
en el entorno socioeconómico. Es necesario, por lo tanto, no confundir la
magnitud del proyecto, aunque sea importante que se sume un proyecto más a la
referencia de Puertollano como centro de investigación en energías, iniciado durante
el mandato de gobiernos anteriores al del PP.
El proyecto que se nos presenta
requiere una explicación pormenorizada, porque no valen los trazos gruesos y
propagandísticos de la biorrefineria. Es fundamental conocer su aportación al
desarrollo industrial y productivo de la zona, el empleo que se creará durante
su construcción, el perfil profesional del empleo que se requiere para su
actividad y la plantilla fija de que se dotara su organigrama para mantener en
producción esa planta de investigación.
En Puertollano, en su término
municipal, se ha sufrido una profunda crisis industrial con cierre de empresas
e incertidumbres de futuro en otras, afectando a un ámbito territorial más
amplio. Un ajuste productivo consecuencia
de la crisis económica, pero también consecuencia de las decisiones políticas
de los gobiernos que no han entendido que un país, o una comunidad autónoma,
sin industria no tienen futuro. Y eso nos ha pasado, nos está pasando.
Por ello, más allá de anuncios grandilocuentes y suministro
de dosis de anestesia industrial, hay que emplazar al gobierno regional, a
Cospedal y a su equipo, a la discusión sobre la industria y el empleo en
Castilla-La Mancha, situación, presente y futuro. No es cuestión de esperar a
"impulsos" externos, como el que acabamos de recibir con el proyecto de
biorrefineria, para darles la bienvenida y esperar que la ciudadanía, y la
excesiva población parada, se cree unas expectativas excesivas; porque ese ni
puede ser el camino, ni puede ser la guía de acción de ningún gobierno.
Los gobiernos tienen la obligación de defender
su tierra, su industria y su gente. Lo más exigible es pedirle que ese
comportamiento lo mantengan desde el inicio del ejercicio de su mandato, sin
esperar oportunismos de agenda electoral. Lo más reprochable es que haya
desatendido, o se desatienda, la reclamación de la ciudadanía, de sus
organizaciones sociales o políticas, ante el desastre de una política económica
e industrial que ha provocado paro, dolor y desesperanza.
La presidenta Cospedal, su gobierno,
haría bien en no confundirse con la "bondad" de este proyecto para la comarca
de Puertollano; porque ni ha saldado su cuenta con el abandono y su desprecio
ante la fractura industrial que sufre la zona, ni la recuperación industrial
que necesitamos se mitiga con este centro de investigación/ biorrefineria.
El gobierno regional tiene la
obligación de ir más allá, y tiene que disponer voluntad y recursos económicos
para reafirmar el potencial industrial de la comarca de Puertollano, ayudando a
recuperar la actividad productiva pérdida y asegurando el mantenimiento de las
industrias activas. Eso, todo eso, requiere un cambio de mentalidad, un cambio
de política, el abandono de los recortes y el "austericidio"; y, sobre todo,
que se apueste por la industria en Castilla-La Mancha, una apuesta que no
aparece en ningún plan de su gobierno.
Jesús Camacho Segura
Instituto de Estudios Sociales de
CCOO-CLM