Más poder para la Europa que no nos gusta
viernes 10 de enero de 2014, 11:52h
En 130 días los quinientos millones de personas que formamos la Unión
Europea vamos a elegir a los 751 miembros del Parlamento comunitario,
quince más de los que tiene en la actualidad. Un Parlamento que a lo
largo de sus cinco años de mandato tendrá más poder de decisión sobre
nuestras vidas y haciendas, y que tendrá que afrontar y legislar sobre
todos y cada uno de los grandes temas que han sumergido a Europa en la
crisis que seguimos padeciendo, desde los financieros y fiscales a los
laborales y educativos. Con algún añadido de países como Gran Bretaña y
España, que de muy distinta manera abordan los problemas soberanistas e
independentistas de regiones como Escocia y Cataluña.
La Europa de 2014 nos gusta menos a los europeos que la del 2009 y ya en
aquel momento, en España por ejemplo, sólo acudieron a las urnas el 45
por ciento de los ciudadanos que tenían derecho al voto. Es más que
posible que ese rechazo aumente a finales de mayo y los habitantes de
los 28 países que integran la UE les digan a sus políticos con su
abstención que no están de acuerdo con lo que está pasando y con las
medidas que se están tomando, la mayoría de las cuales han ido en contra
de lo que muchos creían que eran derechos sociales históricos e
irrenunciables dentro del "estado del bienestar" que se desarrolló tras
la llamada Segunda Guerra Mundial.
En 2009, casi dieciséis millones de españoles eligieron a nuestros 50
parlamentarios, con 46 escaños para los dos grandes partidos ( 23 para
el PP y 21 para el PSOE ) que se integraron a su vez en las formaciones
europeas que dominan la Cámara comunitaria: el EPP y el PSE. Hoy las
cosas parecen haber cambiado y mucho. Nuestros dos grandes están
aquejados de " arterioesclerosis" política y los " pequeños" amenazan
con romper ese duopolio, sobre todo Izquierda Unida y UPyD. De ser así a
nivel europeo, y tal cosa parece cada día más posible si vemos la
alianza que han firmado las ultraderechas de Francia y Holanda, la
composición de la Eurocamara hará que los propios pactos de gobierno
dentro de cada país cambien y tengan que amoldarse a los acuerdos que se
establezcan en Estrasburgo ya que será de allí de donde salgan las
principales leyes que tengan que "aplicarse" en cada uno de los estados.
Una circunstancia que en España puede tener una importancia añadida si
pensamos que son mayoría las voces que piden una reforma urgente de
nuestra propia Constitución.
La Europa de los 28 ya cuenta con 18 de esos países dentro de la órbita
del euro y quiera más o menos Alemania la " unidad" bancaria se va a
materializar durante la siguiente Legislatura del Parlamento común, con
un gobierno en Bruselas que va a cambiar de arriba a abajo y puede que
hasta de signo político en lo que se refiere a su presidente, el que
será el sustituto del portugués Durao Barroso. Y para que no falté
ningún ingrediente en esos culebrones a los que son tan aficionados en
los cenáculos europeos, con la intervenida Grecia al frente. Desde el
lado español estará por ver si mantenemos un Comisario y en que materias
tras la salida de Joaquin Almunia. El puesto conseguido en el Banco
Central es importante pero exiguo para la presencia que hemos tenido en
los organismos europeos hasta hace unos años.
En el plano doméstico español y dentro y de las primeras luchas que se
producen en los partidos cada vez que hay elecciones, tener que elegir a
los primeros espadas conduce a los enfrentamientos y a las aspiraciones
de los que están y de los que quieren estar. En el PP, Jaime Mayor
Oreja ha bajado y mucho su nivel de crítica hacia la cúpula del partido
para poder mantenerse en Estrasburgo, bien como cabeza de lista o en un
segundo plano pero manteniendo la representación en Europa, en lucha con
el presidente murciano, que abandona su región tras bajar puntos en el
escalafón y algún que otro ministro o ministra que puede encontrar más
allá de nuestras fronteras un estupendo retiro por cinco años, con
pensión incluida.
En el PSOE ocurre otro tanto con Juan Fernando López Aguilar, que
incluso ha hecho un pequeño gesto de querer intervenir en la pelea por
la Secretaria General, no se sabe muy bien si frente a Rubalcaba y el
resto de " aspirantes" conocidos o como acompañante de lujo de Carmen
Chacón. A lo mejor todo se reduce a presionar para mantenerse y hacer
que su aparente regreso le permita seguir en Estrasburgo. La lista que
tendrá que hacerse desde la sede central de la madrileña calle Ferraz es
el segundo movimiento que tiene el ex vicepresidente del gobierno de
Zapatero en la partida de ajedrez que lleva tiempo jugando con sus
adversarios internos. El primero es la fecha y las características de
las elecciones primarias dentro del socialismo.
Es muy difícil que PP y PSOE mantengan esos 44 escaños que tienen en la
actualidad. Y es muy probable que la Izquierda que ha tenido en Willy
Meyer a su representante consiga subir de los escasos dos parlamentarios
de los que goza en Estrasburgo; lo mismo que puede pasarle a UPyD con
Francisco Sosa Wagner, y a la Europa de los Pueblos con el sustituto o
los sustitutos de Oriol Junqueras. Y queda una de las incógnitas más
atractivas y hasta decisivas en el debate nacionalista que se mantiene
en Cataluña y Euskadi: la Coalición por Europa que lideró Ramón Tremosa
en representación de Convergencia y en la que estaban el PNV Y Coalición
acabaría, entre otros, comprobará y ayudará a comprobar hasta que punto
las batallas soberanistas de Artur Más encuentran eco en el electorado.