La Constitución de 1978: "¿Esto funciona?"
viernes 10 de enero de 2014, 09:22h
Cuenta
Fernando Ónega en su último libro sobre Adolfo Suárez que durante los meses en
los que los "Padres" de la Constitución trabajaron en el texto, el Presidente
preguntaba mucho. Ante cada una de las novedades que se incorporaban tenía una
única obsesión: "¿Esto funciona?", decía. Suárez no quería una Constitución
teóricamente perfecta, quería una Constitución que funcionara. Una Constitución
que resultara útil y que les sirviera para gobernar en la nueva España
democrática que entre todos se estaba construyendo. De eso ya hace 35 años. Si
todavía seguimos celebrando su cumpleaños, como hicimos hace tan sólo un mes,
es porque ha funcionado.
Nosotros
sin embargo, hemos fallado. Porque con independencia del valor del texto
constitucional, lo más valioso que nos dejó la Transición y que reafirmó la
Constitución es el espíritu. El espíritu de reconciliación, el espíritu de
consenso. Ese espíritu de concordia que tanto necesitamos y que algunos van
perdiendo por el camino. La Constitución de 1978 es el resultado del esfuerzo
colectivo de nuestros padres que, frente a la lucha, eligieron pensar distinto.
Decidieron tolerar las diferencias, convivir y estar unidos en la diversidad.
Buscaban una España mejor. Creían que era posible una España mejor y no se
equivocaron. La Constitución no es perfecta, pero es sólida. España no es
perfecta, pero es un país sólido. Tenemos que salvar la Carta Magna de estos momentos de crisis, tensión
y discrepancia. La Constitución no tiene la culpa.
La
Constitución Española, votada a favor por el 88% de los españoles, fue la
prueba de que podíamos construir un proyecto de país compartido por los
ciudadanos. Hoy la Constitución todavía nos sirve todos los días y eso la
legitima. Cuando decimos que la Constitución funciona estamos afirmando que la
democracia funciona y que es posible garantizar un Estado del Bienestar. Somos
uno de los países con más derechos sociales que existe, y eso también es
gracias a ella.
La
España a la que da vida la Constitución no es una invención, es una realidad
política, cultural e histórica formada por la riqueza de su diversidad y su
afán por encontrar el equilibrio para la convivencia.
La
Carta Magna del 78 fue clave para la inserción de España en el mundo por su
espíritu internacional y europeísta. La internacionalización de nuestro país se
la debemos en buena medida a ella. Por eso, de todos los futuros previsibles,
el mejor es éste, el de la Constitución.
Sin
embargo, ciertos sectores en Cataluña, donde el 90% de sus ciudadanos votaron
sí a la Constitución, se han resistido a conmemorarla y plantean cambios.
Cambios que sin duda llevarían a la Constitución Española a ir en contra de
ella misma. ¿No sería
ilógico utilizar la Constitución que unió y reconcilió a todos los españoles
como herramienta para romper el país? No hay Carta Magna en el mundo que prevea
mecanismos para desmembrar el mismo Estado por cuya unidad supuestamente debe
velar.
Una
reforma que afectase al territorio nacional como la que piden los
independentistas, no es un cambio en la Constitución es un cambio de Constitución.
Estaríamos rompiendo la Constitución. La Carta Magna es de todos, también de
los que ahora dudan de ella. No existe otro proyecto de vida en común fuera de
nuestra principal norma de convivencia. Nadie cambia 35 años de prosperidad,
oportunidad y libertad por una fantasía de dudoso recorrido.
Hoy
podríamos decirle a Adolfo Suárez que tenía razón, que la Constitución, con los
matices que se le han aplicados estos años, funciona. Porque ha sido la que ha
llevado a España a vivir los mejores 35 años de los últimos siglos. Porque nos
ha permitido ser libres y convivir pacíficamente. Porque nos enseñó que el
diálogo, el pacto, el consenso, no eran utopías. La responsabilidad de mantener
vivo el espíritu de 1978 corresponde a políticos y ciudadanos. Si los tiempos
demandan reformas, se llevarán a cabo por consenso de todos los españoles.
Defender
la Constitución Española es defender lo que nos une.
[*]
Esteban González Pons es diputado y vicesecretario general de Estudios y
Programas del PP